MÉXICO, 6 jul (IPS) – El escrutinio finalizado este jueves le dio la presidencia de México al candidato oficialista Felipe Calderón, pero la muy apretada diferencia de votos con Andrés López Obrador llevó a éste a impugnar el resultado, a la par de cuestionar la actuación e independencia de las autoridades electorales.
Calderón, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), obtuvo 35,88 por ciento de los votos emitidos, apenas 0,57 por ciento más que López Obrador, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), según el conteo realizado desde la mañana de la víspera de las actas levantadas en las elecciones del pasado domingo.
En este proceso participaron ciudadanos mexicanos, funcionarios del Instituto Federal Electoral (IFE), observadores y delegados de los partidos políticos.
Para concretar la impugnación anunciada por López Obrador, que está prevista en la normativa, hay tiempo desde este jueves y por cuatro días, plazo en el cual se deben presentar los alegatos correspondientes ante el Tribunal Federal Electoral.
Esa instancia tiene como fecha límite para dictar sentencia y proclamar al ganador el 31 de agosto. El Tribunal deberá decidir finalmente si se hace un nuevo conteo voto por voto.
Una vez conocido el resultado, la Unión Nacional de Trabajadores, una de las principales centrales sindicales del país, informó que respaldará las acciones de "resistencia civil pacífica" que organice el candidato de la izquierda en busca de la "legalidad del voto".
En contraste, el empresarial Consejo Mexicano de Hombres de Negocios defendió la actuación del IFE, calificándola de impecable, además de exhortar a los actores políticos a respetar los resultados electorales.
El candidato del PRD sostuvo que las elecciones generales estuvieron plagadas de irregularidades y hubo nula transparencia en todo el proceso. Afirmó, además, que "el aparato de Estado" favoreció "al candidato de la derecha".
"Nosotros triunfamos" en los comicios y lo vamos a demostrar ante el Tribunal Federal Electoral, al que se pedirá que se haga un nuevo conteo "voto por voto", señaló.
Sobre Calderón, dijo que "le debería dar vergüenza proclamarse ganador". No se puede "aspirar al cargo de la presidencia sin autoridad moral", expresó.
La postura del líder izquierdista causó sorpresa en parte de los analistas y observadores, quienes consideraron que el proceso electoral y el conteo final de votos fueron transparentes y sin asomo de fraude. Aunque admitieron la existencia de irregularidades, entienden que éstas fueron pequeñas y que no incidieron en el resultado.
Los procedimientos electorales de México y el trabajo del Instituto Federal Electoral (IFE) fueron calificados por observadores internacionales de ejemplares. Destacan especialmente el hecho de que los votos son recibidos y contados por los mismos ciudadanos, quienes son elegidos de forma aleatoria y luego capacitados.
En la recepción de los sufragios emitidos por unos 42 millones de mexicanos participaron unos 900.000 ciudadanos independientes, quienes levantaron las actas del proceso en un procedimiento observado y refrendado por delegados de los partidos políticos.
La abstención en los comicios del domingo, cuando también se eligieron legisladores y autoridades locales en algunos estados, fue de casi 40 por ciento de los poco más de 70 millones de ciudadanos habilitados en este país, con 103 millones de habitantes. En 2000, ese indicador de ausencia a las urnas fue de 36 por ciento y en 1994 de 33 por ciento del electorado.
Los votos anulados y los dirigidos a los candidatos "no registrados" –según el casillero dispuesto en las boletas electorales– representan alrededor de 2,8 por ciento de los emitidos en estos comicios, en los cuales la diferencia entre el primero y el segundo en la carrera presidencial fue de sólo 236.002 sufragios, un margen tan estrecho que obliga a López Obrador a pedir el recuento.
Sin embargo, el ex presidente del IFE, José Woldenberg, quien ha estado por años ligado a la izquierda mexicana, afirmó que es "imposible" cometer un fraude electoral con las instituciones y las leyes vigentes en el país, desechando así que puedan camibar los datos en una posible revisión de las autoridades.
Desde su punto de vista, decir o insinuar que en las elecciones del domingo se cometió un fraude, no tiene sustento ni sentido, apuntó.
A través de un comunicado, el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea (UE), el español Javier Solana, indicó que ese bloque tiene plena confianza en las instituciones electorales de México.
La UE envió a unos 80 observadores a estos comicios, que junto a otros colegas locales y extranjeros sumaron alrededor de 25.000.
Seguro de lo que considera un triunfo pese a la impugnación, el candidato del PAN declaró que no existen dudas de que fue ejemplar el proceso y pidió a sus seguidores estar atentos a lo que ocurra de aquí en más.
"Vamos a requerir de todos y cada uno de ustedes para que los votos no se echen a la basura", dijo.
Además hizo un llamado a sus adversarios para dejar atrás la lucha electoral e iniciar una etapa de reconciliación.
A quienes no lo votaron, bastante más de 60 por ciento de los electores, les pidió una oportunidad para poder ganarse su confianza y ofreció gobernar para todos los mexicanos y no sólo para sus seguidores.
Una fuente que integra el equipo de López Obrador y que prefirió que no se mencione su nombre, dijo a IPS que hay en la izquierda pleno convencimiento de que se hizo "n fraude" y que la estrategia para enfrentarlo incluye la denuncia ante los tribunales y la movilización social.
López Obrador llamó a sus seguidores a reunirse la tarde de este sábado en el Zócalo, la plaza central de la capital mexicana, para una "jornada informativa" en la que dará a conocer en qué consisten sus alegatos.
"Por lo cerrada de la votación y la actitud de choque del candidato perdedor, las instituciones mexicanas están siendo sometidas a una dura prueba. Esperamos que logren apagar este fuego", señaló a IPS Horacio Medrano, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México.
"Lo que está sucediendo demuestra la profunda división política y regional que existe hoy en el país", consideró este analista.
El conteo de los votos indicó que la gran mayoría de estados del norte del país, que son los económicamente más poderosos, se inclinaron por el candidato oficialista, mientras que la capital y las jurisdicciones del sur, el área más empobrecida de México, lo hicieron por la izquierda.
Cualquiera de los dos candidatos que sea confirmado como el sucesor del presidente Vicente Fox enfrentará una dura oposición en el Poder Legislativo, donde ningún partido tendrá mayoría absoluta, y un ambiente cargado de suspicacias y roces. Es que la campaña electoral estuvo marcada por las acusaciones entre los conservadores del PAN y la izquierda del PRD.
Al terminar las votaciones del domingo, López Obrador se declaró ganador, pese a que el conteo oficial preliminar no lo favorecía.
El IFE exhortó a los postulantes ese día de las elecciones no cantar victoria y explicó que los cómputos daban cuenta de que la competencia estaba muy cerrada.
López Obrador denunció que en el cómputo preliminar se manipularon las cifras, pues no se habían incluido las actas con tres millones de votos.
Pero el IFE se defendió indicando que, si bien ese señalamiento era correcto, se trataba de actas que tenían alguna irregularidad de llenado, tachaduras o algún otro problema, y que sí serían contados posteriormente.
Las autoridades recordaron además que la no inclusión de esas boletas en el conteo preliminar formaba parte de un acuerdo suscrito en febrero con todos los partidos políticos.
En el conteo preliminar, la ventaja de Calderón sobre López Obrador fue de sólo 0,6 por ciento, mientras en el final se ubicó en 0,57 por ciento.
Según el candidato de la izquierda, el último conteo debía haber incluido la apertura de todas las casillas y un recuento voto por voto. Además, consideró sospechoso que esos cómputos se hayan realizado con tanta celeridad y que en la primera parte él haya llevado la delantera.
El IFE le recordó que la ley indica expresamente que sólo se pueden volver a abrir las casillas en casos determinados, como cuando las actas están visiblemente alteradas o no coinciden con las que tienen los partidos políticos.
En cuanto a la velocidad, diversos analistas indicaron que eso fue el resultado del trabajo de los consejeros ciudadanos, que sin pausas de tiempo y con la participación de los delegados de los partidos, cotejaron cada acta y enviaron la información al IFE. En su ejercicio y cuando lo ameritó se abrieron los paquetes electorales y se contaron nuevamente los votos.
Sobre los cambios porcentuales que se vieron a lo largo del recuento de votos, en los que al principio punteó López Obrador y luego finalizó rezagado, explicaron que se debió a que los últimos distritos en enviar la información correspondieron a los estados donde ganó el candidato oficialista, en el norte del país.
Muchos de esos estados tienen dos horas de diferencia horaria con la capital mexicana. Además, fue allí donde los delegados del PRD demandaron la mayor apertura de casillas para realizar un nuevo recuento de los votos. (FIN/2006)
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