LA HABANA, (Xinhua) — La historia del movimiento deportivo cubano en su área geográfica comenzó tan temprano como los primeros Juegos Deportivos Centroamericanos, pues la isla fue una de las tres naciones fundadoras de estos certámenes en 1926, en México. Indiscutible potencia del deporte internacional en la actualidad, la mayor isla antillana fue promotora, junto a México y Guatemala, de la celebración de Juegos Deportivos Regionales, durante el congreso del Comité Olímpico Internacional (COI) de 1924 en París, Francia.
La propuesta fue aceptada y el COI, presidido entonces por el Conde Henry de Baillet Latour, patrocinó los Primeros Juegos Centroamericanos en Ciudad de México, que se convirtió en la cita deportiva regional más antigua del mundo en la era moderna.
De los 269 deportistas participantes en las siete disciplinas convocadas (atletismo, baloncesto, béisbol, esgrima, natación, tenis y tiro), 113 eran cubanos, de los cuales salió el primer monarca de estas lides: Enrique Ross, en la prueba de tiro de precisión con arma de calibre 38 o 45.
Entre los atletas cubanos más sobresalientes de aquella cita está el esgrimista Ramón Fonst, multicampeón olímpico de los juegos de París-1900 y San Luis-1904, quien dominó las tres disciplinas de la esgrima convocadas: florete, espada y sable.
Su coterráneo Leonel "Bebito" Smith también se destacó por sus tres medallas de oro en natación, en las pruebas de los 400 y 1.500 metros estilo libre y en el relevo cuatro por 100 metros de la misma modalidad.
Por países Cuba finalizó en segundo lugar, con 44 preseas, 14 de ellas de oro, 15 de plata e igual número de bronce, sólo detrás de México (67=25-24-18) y arriba de Guatemala (3=0-0-3).
Cuatro años más tarde, en 1930, La Habana acogió la segunda edición de los Juegos Centroamericanos, en los que compitieron 606 atletas de nueve naciones en la misma cantidad de disciplinas.
Cuba participó con 606 exponentes, entre ellos seis mujeres en el torneo de tenis, lo que abrió la presencia femenina en estos encuentros del área.
El atleta experimentado Ramón Fonst volvió a ser noticia al finalizar invicto con 10 triunfos sin revés en florete individual y once y cero en espada individual.
La condición de país sede favoreció a la delegación anfitriona, que se catapultó al primer lugar de la tabla general por naciones con 66 medallas (28-19-19), escoltada por México (40=12-18-10) y Panamá (10=4-1-5).
San Salvador, la capital salvadoreña, organizó los III Juegos en 1935, con la presencia de 741 deportistas de nueve países en las 14 disciplinas convocadas.
Nuevamente Cuba, con 137 atletas, fue uno de los grandes animadores del evento y dominó en atletismo, natación, béisbol y lucha.
Sin embargo la isla fue desplazada por México en el sitio de honor del medallero, al acumular 85 preseas (31-30-24), seis títulos menos que los ganados por los mexicanos (78=37-20-21).
En la IV edición, celebrada en Ciudad de Panamá en 1938, los Juegos Deportivos Centroamericanos se extendieron al Caribe.
La delegación anfitriona demostró un elevado salto cualitativo e incluso le arrebató el segundo escaño por países a la comitiva cubana, que finalizó en la tercera posición (59=23-17-19), con México otra vez en el liderazgo.
Después de la interrupción generada por la II Guerra Mundial, tocó a Barranquilla, Colombia, la organización de los V Juegos en 1946, edición que marcó la mayoría de edad de estas lides al acoger a unos 1.600 concursantes de 13 naciones.
Cuba, con 78 medallas (29-26-23) en 18 deportes, retomó la senda triunfal, seguida de México y Panamá. Individualmente resaltó el velocista cubano Rafael Fortún, vencedor en 100 y 200 metros lisos y subcampeón en el relevo corto.
La tradicional rivalidad entre cubanos y mexicanos se ratificó en la VI edición de Ciudad de Guatemala en 1950, ocasión en que los segundos retomaron con creces la vanguardia por delante de los primeros, que no estuvieron a la altura de eventos anteriores y totalizaron 78 metales (24-27-27).
En la capital guatemalteca destacó la actuación de los gimnastas cubanos, quiene se llevaron todas las medallas en disputa (oro, plata y bronce) en las pruebas individuales.
Con el retorno de los juegos subregionales a Ciudad de México en 1954, la ínsula no pudo con el empuje de los atletas locales y quedó otra vez en el segundo escaño con 66 medallas (28-18-20).
En la VIII edición de Caracas en enero de 1959 se produjo la primera ausencia de Cuba en Juegos Centroamericanos y del Caribe, cuando en la isla se registró un trascendental viraje político de carácter revolucionario.
De esa manera quedó definida la actuación deportiva de Cuba en la subregión durante la etapa pre-revolucionaria, con un total de 398 medallas, de ellas 153 de oro, 125 de plata y 120 de bronce. Fin