CARACAS, (IPS) – Un obrero colombiano y otro venezolano soldaron este sábado los primeros tubos del gasoducto binacional que transportará el fluido por la frontera norte de los dos países y tiene como perspectiva llegar a Panamá para servir al istmo centroamericano.
Durante la ceremonia, los presidentes Álvaro Uribe, de Colombia, y Hugo Chávez, de Venezuela, hicieron a un lado sus diferencias políticas y acerca de los caminos a seguir para la integración regional, y destacaron el carácter práctico, el beneficio económico y el interés social del gasoducto en construcción.
Asistió además el presidente panameño Martín Torrijos, y las partes firmaron un acuerdo para estudiar la factibilidad de extender el gasoducto hasta el país del Canal.
Para Uribe y Chávez esta es la primera gran ocasión de converger, después que durante meses han mantenido agendas internacionales contrapuestas, una vez que Bogotá y Lima concretaron sendos Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
Disgustado por los TLC, que juzgó "una puñalada" para la región, Chávez retiró a Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones, que durante tres décadas integró junto con Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.
En paralelo, Caracas aceleró su ingreso al Mercado Común del Sur (Mercosur), de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, lo que se materializó esta misma semana.
Un proyecto bandera de la presencia de Venezuela en el Mercosur es la construcción de un gigantesco gasoducto, de unos 8.000 kilómetros de recorrido y que puede costar más de 20.000 millones de dólares, para llevar el fluido desde yacimientos en el mar Caribe y el océano Atlántico venezolanos hasta centros de consumo en el Río de la Plata.
Otro gasoducto, dentro de los planes de integración física sudamericana, es el que comenzó a tenderse este sábado entre Colombia y Venezuela, que reivindica reservas de gas por 150 billones de pies cúbicos (en inglés TCF, trillones de pies cúbicos), es decir, la mitad de las existentes en América Latina y el Caribe.
Sin embargo, la desconexión entre los yacimientos en el oriente venezolano y sus propios centros de consumo en el occidente hará que el nuevo gasoducto, en una primera etapa, lleve el fluido de Colombia a Venezuela, aunque luego el flujo se revierta.
Rafael Ramírez, ministro de Energía de Venezuela, explicó el proyecto, una tubería que recorrerá 225 kilómetros entre la ciudad venezolana de Maracaibo, ubicada 600 kilómetros al oeste de Caracas, y Ballenas, zona de la costa de Colombia en el Caribe.
La tubería, de 26 pulgadas de diámetro, terminará de tenderse en marzo de 2007 y transportará durante cuatro a siete años 150 millones de pies cúbicos diarios de gas de Ballenas hasta Maracaibo, dependiendo de la producción en la zona colombiana.
Posteriormente, cuando Venezuela complete su red de tuberías entre el este y el oeste, el gasoducto podrá transportar 200 millones de pies cúbicos diarios en sentido inverso –alcanzando con las redes ya existentes el puerto colombiano de Cartagena– y si se construye el tramo hacia Panamá despachar hasta 1.000 millones de pies cúbicos diarios, dijo Ramírez.
La obra cuesta 335 millones de dólares, aportados por el grupo estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), responsable de operar el gasoducto, aunque en la construcción participarán contratistas colombianos y venezolanos.
Diez por ciento del monto, unos 30 millones de dólares, se destinará a proyectos sociales, en los campos de salud, educación, vivienda, agricultura y vialidad, en las comunidades que disten hasta cinco kilómetros a cada lado de la tubería y a uno y otro lado de la frontera, explicó Ramírez.
Parte del gasoducto cruza la árida zona de la Guajira, compartida por ambos países y hábitat ancestral de la etnia indígena wayúu, de medio millón de individuos. Las comunidades directamente beneficiadas por los proyectos sociales conocidos hasta ahora suman 150.000 personas, dijo Chávez.
La ministra venezolana de Ambiente, Jacqueline Faría, dijo que los proyectistas recogieron sus observaciones sobre el trazado, sin ofrecer mayores detalles.
Ramírez destacó que con el gas colombiano Venezuela dejará de consumir 17.000 barriles diarios de combustible diesel en dos plantas eléctricas de Maracaibo, con un ahorro de 30 millones de dólares mensuales.
Uribe agradeció a Chávez "su compromiso con una agenda práctica, paso intermedio para una integración más profunda. Aquí no vinimos a hacer retórica, firmar una declaración o ver un proyecto en Power-Point, sino a ver el inicio de un proyecto en la realidad, como demandan nuestros pueblos".
El mandatario colombiano anunció que pactó con Torrijos llevar el gas que Panamá necesite y Colombia pueda suministrar, en barcazas que partirán desde Cartagena, "mientras encomendamos a los técnicos que elaboren un proyecto para llevar el gas por tubería" a suelo panameño.
También propuso que las empresas estatales Pdvsa y Ecopetrol (Colombia) "definan tres proyectos de exploración y explotación a riesgo compartido: uno en Colombia, otro en Venezuela y otro en un tercer país, un paso concreto hacia Petroamérica".
Como "Petroamérica" ha bautizado Chávez su iniciativa de una alianza estratégica entre petroleras estatales latinoamericanas y caribeñas.
Chávez avaló lo dicho por Uribe, sugirió que el tercer país para un negocio conjunto Pdvsa-Ecopetrol podría estar en África y subrayó la búsqueda de caminos de integración "para un solo pueblo, el panameño, el colombiano y el venezolano, más allá de las diferencias políticas que, naturalmente, tenemos".
Para encarar críticas estadounidenses por su supuesto aval a la insurgencia colombiana, Chávez reiteró que "el gobierno que yo presido no apoya ni apoyará movimiento armado alguno, ni en Colombia ni en ninguna parte, porque lo que queremos es la paz".
Antes de la reunión, Chávez recogió la rama de olivo que le tendió el presidente electo de Perú, Alan García, quien propuso una reunión para limar las diferencias entre ambos.
Durante la campaña electoral, García acusó a Chávez de "sinvergüenza" y de tratar de comprar conciencias en América Latina con sus "petrodólares", mientras que el venezolano culpó al peruano de "ladrón, truhán" y agente del imperialismo.
En la escalada, Lima y Caracas retiraron a sus respectivos embajadores. Precisamente durante una entrevista en Bogotá con Uribe, el mandatario electo peruano propuso la distensión, que Chávez aceptó este sábado en Maracaibo.
"Recibí con mucho agrado esa declaración del presidente electo de Perú", dijo Chávez, pues "no queremos agriar más la relación. Estoy dispuesto al entendimiento. Debemos pensar más en la integración y superar las declaraciones lamentables de ambos lados".
Torrijos, invitado al acto de este sábado, agradeció los esfuerzos y la intención de sus vecinos por alcanzar el istmo con el tendido de gas, y puso a la orden del proyecto la posible ampliación de la infraestructura del Canal interoceánico.
Como prueba de su intención, Uribe y Chávez cambiaron el nombre del gasoducto de "Transguajiro" a "Transcaribeño" y la obra iniciada este sábado será sólo "un tramo", al que dieron el nombre de Antonio Ricaurte, un héroe de la Guerra de Independencia del imperio español que nació en Colombia y se inmoló en Venezuela.