SANTIAGO.- En esta ciudad, la presencia de haitianos se ha multiplicado en los últimos tiempos de una manera tal, que esos vecinos ya cuentan con un área comercial que prácticamente dominan. Se trata del denominado “pequeño Haití”, ubicado en pleno corazón de Santiago, en uno de los laterales del llamado “centro histórico” de la ciudad, donde realizan los más variados movimientos comerciales.
Hace algunos años, el tramo de la calle general Cabrera, comprendido entre la España y 30 de Marzo, fue convertido en peatonal, aprovechando que el Mercado Modelo, que desde 1946 funciona en ese lugar, hace 25 años derivó en un sitio especialmente para el expendio de productos turísticos.
Lentamente, los haitianos fueron tomando posesión de esa cuadra, hasta el extremo que ya dominan casi por completo el aspecto comercial de allí y donde otrora ofertaban productos comestibles o del hogar solamente dominicanos.
Originalmente, esos nacionales comenzaron a instalar pequeños negocios, protegidos únicamente por grandes lonas pero ya, en adición a esa modalidad de ofertas sus mercancías, han ido alquilando pequeños locales comerciales, localizados en las calles general Cabrera y 16 de Agosto.
Con el paso del tiempo, los comerciantes dominicanos han ido perdiendo terreno, optando por abandonar el sitio, dejándolo prácticamente a merced de los negociantes haitianos.
Ropas de todas clases y precios, zapatos y tenis de las más variadas marcas son ofertados a los clientes y, de acuerdo a versiones recogidas en ese lugar, armas de fuego y drogas también se pueden adquirir allí.
Aquel sitio, otrora punto de referencia del mercadeo de productos agrícolas, de bienes y servicios, ya es dominado por los haitianos, quienes también tienen otro modo de ganarse la vida: la prostitución y la homosexualidad.
En efecto, es común observar, sobre todo en horas de la noche, mujeres y hombres, tanto dominicanos como haitianos, utilizando las desprotegidas tiendas que, en horas del día sirven para la oferta de ropas y calzados, como lugares para ejercer la prostitución y el sexo entre hombres.
Tomando en cuenta la pobreza de los administradores de los negocios, se da por descontado que son otros los reales propietarios, quienes al caer cada tarde se presentan al lugar, para recibir las ganancias generadas en la jornada de ese día.
Los productos que ofertan en su gran mayoría son originales, de marcas mundialmente famosas y los interesados pueden adquirirlos a precios razonables.
Todo esto, porque los traen desde Haití, donde llegan ya sea como ayuda internacional para los residentes en aquella parte de la isla, o que penetran allí de contrabando, con destino final la República Dominicana.