BERLÍN.(IPS) – De la gran cantidad de paseantes y turistas que deambulan en el centro de Berlín, la emblemática capital de Alemania, se escucha permanentemente la misma pregunta: "¿Estamos en el este o en el oeste?", "¿Este era el lado comunista?".
Para sorpresa de quienes se sienten atraídos por la historia singular de esta ciudad, quedan pocos signos del Muro de Berlín, otrora una larga pared de 160 kilómetros que comenzó a construirse en 1964, en plena Guerra Fría, y seguramente la más famosa construcción de todos los tiempos de la capital de este país.
Los políticos de todas las tendencias decidieron devolver algo de la presencia del muro. En las últimas dos semanas dieron luz verde a una propuesta para preservar trozos de concreto del muro y crear un memorial adecuado a un infame capítulo de la historia de esta ciudad.
Hasta ahora, los restos dispersos del Muro de Berlín han sido objeto de una gran descoordinación, y como todos los asuntos de la historia alemana, esta situación provocó encendidos debates. No fue sino hasta el año pasado cuando se logró terminar el controvertido Memorial del Holocausto –un laberinto de enormes bloques de granito, un paseo desde los edificios gubernamentales–, tras prolongadas discusiones.
Pero ahora, casi 17 años después de la caída del Muro, un proyecto del comisionado de cultura de la ciudad, Thomas Flierl, consiguió la aprobación de las dos cámaras del parlamento.
"Se pretende hacer visible y tangible la división de Berlín para las futuras generaciones", escribió Flierl refiriéndose al proyectado monumento.
El proyecto prevé construir un memorial en un lugar central, en la Bernauer Strasse, sitio de muchos intentos espectaculares de fugas desde el Este y en el que ocurrieron las primeras muertes.
En los 28 años de existencia del Muro de Berlín, unas 200 personas fueron asesinadas mientras trataban de cruzar la barrera de concreto y alambre de púas, mientras miles lograron pasar al otro lado.
En un descuidado parque cerca de Bernauer Strasse, se construirá un recordatorio de 45.000 metros cuadrados, que albergará historias individuales y biografías de quienes fueron afectados por el Muro, indicó la responsable del proyecto, Maria Nooke.
"Aquí podremos mostrar la forma en que el Muro perjudicó la vida cotidiana de la gente", señaló en una presentación que realizó antes que la Cámara de Representantes debatiera el asunto. "Ahora estamos tratando de ver cómo hacemos para que las emociones sean accesibles a otros".
Se han construido dos muros de acero de siete metros de alto, a lo largo de 70 metros de la antigua división. Si se mira detenidamente a través de sus hendiduras, se podrá ver la conmovedora franja de la muerte vacía.
El alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, declaró que la construcción era crucial para la ciudad.
"Esta es la única forma en que el valor y la importancia de la democracia y la libertad podrán quedar anclados en la conciencia de la gente", señaló a la prensa.
El proyecto recogió un amplio apoyo, incluyendo a políticos de izquierda y de derecha y a víctimas del anterior régimen comunista oriental, con excepción de algunas quejas de políticos conservadores.
Flierl justificó en una conferencia en la Universidad Técnica de Berlín, las demoras en adoptar un proyecto en las profundas emociones que suscita el Muro.
"La primera etapa, la de la rabia y los martillazos sobre el muro, fue psicológicamente muy importante", sostuvo refiriéndose a la reacción instintiva de los alemanes del Este y del Oeste, que destrozaron el Muro con las herramientas que tenían a mano como símbolo de la represión y la división.
"Ahora pasó el tiempo y estamos en una etapa diferente, la de recordar el pasado. Ahora podemos tratar con los restos del Muro con una nueva perspectiva", argumentó.
Esa "nueva perspectiva" se refiere a siete obras distintas en las que se incluye una exhibición a la entrada de la estación del metro de la Puerta de Brandenburgo, y un pabellón de información en el "puesto de control Charlie", para realzar las implicaciones internacionales que tuvo la Cortina de Hierro.
En Berlín, donde el turismo ha aumentado en los últimos años, los visitantes se han congregado en el puesto de control Charlie, el antiguo paso fronterizo entre los sectores estadounidense y soviético de la ciudad en la Guerra Fría.
Actualmente, el concurrido cruce está abarrotado de turistas y vendedores de souvenirs que ofrecen desde cualquier objeto de interés del ejército ruso hasta miniaturas de los automóviles Trabant, fabricados por la desaparecida República Democrática de Alemania.
Políticos de esta ciudad han mantenido acalorados debates con la jefa del Museo Puesto de Control Charlie, Alexandra Hildebrandt, quien el año pasado reconstruyó un bloque del Muro de Berlín, aunque no en su lugar original. Su actuación, finalmente desautorizada, desató la controversia e impulsó reclamos de erigir un auténtico memorial del Muro.
Flierl subrayó que su proyecto pretende reflejar lo más fielmente posible la historia. Aunque se negó a recrear las torres de vigilancia y destacó que quería evitar una "reconstrucción trivial del Muro estilo hollywoodense".
El plan, cuya finalización se prevé para dentro de cinco años, no ha sorteado aún todos los obstáculos. La mayor interrogante tiene que ver con su financiación. El presupuesto previsto asciende a 51 millones de dólares de los cuales hasta ahora sólo está asegurado un cuarto. La ciudad tiene muchas deudas, y los políticos alemanes se están esforzando por ahorrar en todas las áreas.
Empero, Torsten Wöhlert, quien se desempeña en el área de Conocimiento, Desarrollo y Cultura del Departamento de Relaciones Públicas del Senado, tiene confianza en que los fondos aparecerán ahora que el proyecto cuenta con un amplio respaldo.
"Tenemos fondos para comenzar y tenemos tiempo para conseguir el resto", dijo a IPS. "Ahora queda claro que esta es una prioridad política, hay una férrea voluntad para que esto funcione".