BERLIN (Alemania).- Italia se coronó campeón del mundo por cuarta ocasión al vencer el domingo 5-3 a Francia en definición de penales. El tiempo regular y el alargue terminó igualado 1-1, con gol de penal de Zinedine Zidane, a los seis minutos, y el empate de Marco Materazzi, a los 19.
Fabrio Grosso encajó el último penal y desató la celebración "Azzurri".
La despedida de Zidane se vio opacada por su expulsión a los 110 minutos por pegarle un cabezazo en el pecho a Materazzi. Fue el último partido de "Zizou" con la Selección ya que anunció su retiro tras haber jugado 108 partidos y convertido 31 goles, tres de ellos durante este mundial.
Con el telón apenas alzado, Italia propuso un juego rudo que hizo sentir en las piernas de Patrick Vieira cuando Materazzi lo golpeó y por esa acción fue amonestado.
Ante aroma de perfume recio, Francia abrió su fragancia "made in Zidane", quien pateó con excesiva maestría un penal que Materazzi le cometió a Florent Malouda.
Con Buffon lanzado hacia el otro sector, "Zizou" la acarició suave, la pelota pegó en el travesaño y entró.
Verdadera prueba de fuego para Italia: Era la primera vez que estaba en desventaja en el mundial y que Gianluigi Buffon sufría un tanto en contra de un rival, ya que la única vez que lo sometieron fue en el 1 a 1 ante Estados Unidos, cuando se equivocó su compañero Cristian Zaccardo.
Partido friccionado, sin cuartel y con poco espacio para las maniobras, con Luca Toni en Italia y Thierry Henry en Francia ahogados en sus ambiciones de gol por unas firmes defensas.
La fórmula, entonces, era entrar por arriba. Así fue como Andrea Pirlo lanzó un córner y Materazzi, ganándole en el salto a Patrick Vieira, la clavó al fondo de la red en un momento donde abundaban los nervios y escaseaba la precisión.
Zidane aparecía de a ratos y Francesco Totti no se decidía a entrar a la fiesta, lo que apagó las luces de un partido sin armadores para encender las velas.
Un golpe de cabeza de Luca Toni que se fue por arriba y un remate débil de Malouda que fue a las manos de Buffon, quedaron entre las sombras. Todo liso y llano, con mucho calor en las tribunas y mucho frío en acciones discretas.
Apenas con el arranque del complemento, Henry escapó de esa mediocridad con un electrizante desborde por la izquierda y tras dejar en el camino a Favio Cannavaro remató sin fuerza hacia un Buffon que dominó tranquilo.
Y poco después, Henry recibió solo entrando al área grande, y cuando se imponía el remate, o al menos un pase, empezó a ensayar unos pasos de baile tratando de engañar a Cannavaro, quien al final se la quitó.
Frente a una Italia mezquina, entre Henry y Malouda se las ingeniaban para desequilibrar con sus maniobras individuales. Zidane desempolvó su magia con un pase de fantasía a Henry, lo que impulsó a millares de hinchas franceses a cantar "¡Zizou, Zizou!" en una anticipada despedida a su gran ídolo de los tiempos modernos.
Aunque Zidane ganaba el corazón de sus compatriotas, el que volvió a dar su presente fue Henry, quien recibió de Franck Ribery, eludió a Cannavaro y lanzó un fuerte disparo que le quemó las manos a Buffon.
De a poco, Italia volvió a equilibrar el juego con ambos equipos cuidando la pelota y tratando de no arriesgar en exceso, quizás recordando que cuando no se puede ganar lo mejor es no perder.
"¡Mamma mia!", se lamentó luego Pirlo mientras entrelazaba sus manos, tras patear un tiro libre en comba que pasó por sobre la barrera y se fue afuera por poco.
Poco antes del alargue, Alessandro Del Piero reemplazó al italo-argentino Mauro Camoranesi para sumarse a Toni y Vicenzo Iaquinta, en una fórmula de tres delanteros que le dio sus frutos cuando le ganó 2 a 0 en la semifinal a Alemania, con el partido a punto de ir a los penales.
A pesar de todo, la "Azzurra" distó de ser una tromba ya que se mostró contenida ante una Francia que le cerró los espacios, le quitó la pelota y la hizo circular con precisión y a veces con profundidad, como ocurrió con un disparo de Ribery que se fue apenas desviado.
Fue la última jugada de Ribery, quien junto con la extinción de la primera parte del alargue le dejó a David Trezeguet, aclamado por una hinchada de "Les Blues" que se mostró esperanzada en que el franco-argentino tuviese la llave del gol.
Sobre el final de la primera mitad del tiempo extra, Buffon se ganó largamente el mote del mejor arquero del mundial, tras sacar con un mano al córner un tremendo cabezazo de Zidane que iba con destino a la red.
En el reinicio, Zidane usó otra vez la cabeza, pero en este caso para plantársela en el pecho de Materazzi, tras una discusión, ya que el italiano previamente lo había sujetado en una jugada. El mediocampista recibió la roja directa por parte del árbitro argentino Horacio Elizondo, después de consultar con su línea.
Con un hombre menos y a esta altura del partido, a Francia no le quedó otra que irse para atrás a tambor batiente y a la espera de los penales, salvo algún esporádico contragolpe.
Y como Italia tampoco hizo gran cosa, la gran final se dirimió por esa vía y con Francia dando la ventaja de no tener en la cancha a Zidane, su gran especialista.