BOMBAY, India.-La India y Pakistán se enzarzaron este miercoles en una peligrosa batalla dialéctica por los graves atentados cometidos ayer en Bombay, después de que la policía india sugiriese la autoría de un grupo terrorista islámico radicado en la Cachemira paquistaní. La cifra de víctimas de los atentados, que afectaron a siete trenes de pasajeros en plena hora punta, es ya de 200 muertos y 714 heridos, según las últimas cifras oficiales ofrecidas por las autoridades del Estado de Maharashtra, donde está Bombay, reporta la agencia EFE.
En un mensaje por televisión, el primer ministro indio, Manmohan Singh, instó esta noche a sus compatriotas a cerrar filas en torno a una 'India unida, que incluye a todos', en referencia al mosaico religioso que constituye este gigante de 1.100 millones de habitantes, entre la mayoría hindú y las minorías musulmana, sij y de otras confesiones.
'Os pido que tengáis calma y que no caigáis en las provocaciones suscitadas por los rumores; no dejéis que nadie nos divida porque nuestra fuerza reside en nuestra unidad. Sigamos juntos como un pueblo y una nación', dijo Singh.
El primer ministro indio manifestó que 'nadie puede hacer que la India se arrodille' ni 'nadie puede impedir nuestro progreso, pues la rueda económica seguirá adelante', gracias al impresionante crecimiento, superior al 8 por ciento, de esta potencia asiática.
De hecho, el ministro indio de Finanzas, Shri P. Chidambaram, también señaló hoy que la economía india es sólida y afrontará sin problemas el reto terrorista, al tiempo que la Bolsa de Bombay no dio muestras de verse afectada por los atentados.
En su discurso, Singh no dio indicios sobre la posible autoría de los atentados y, en tono institucional, agradeció la reacción del pueblo de Bombay, así como de Srinagar, capital de la Cachemira india, donde ayer también murieron ocho personas por la violencia causada por supuestos militantes islámicos.
Tampoco habló de las 'pistas' abiertas tras los ataques, que según la policía india podrían apuntar al 'modus operandi' del grupo terrorista Lashkar-e-Toiba (LeT), radicado en la Cachemira paquistaní y proscrito desde 2002 por el Gobierno de Islamabad.
Con el eco de pasados enfrentamientos, la India y Pakistán se enfrascaron en esa batalla dialéctica en la que se utilizaron adjetivos como 'horrorizado' o 'provocador', por parte de sus respectivos portavoces de Asuntos Exteriores.
El portavoz indio, Navtej Sarna, pidió a Islamabad que acabe con la infraestructura terrorista establecida en su territorio, después de que el ministro paquistaní de Exteriores, Kurshid Kasuri, dijese desde EEUU que solucionar el problema de Cachemira es el único modo de acabar con el terrorismo en el sur de Asia.
'Estamos horrorizados de que el ministro Kasuri trate de encontrar un nexo entre el flagrante e inhumano acto de terrorismo contra hombres, mujeres y niños inocentes y la llamada 'falta de resolución' de las disputas entre la India y Pakistán', dijo Sarna.
Horas después, la portavoz paquistaní de Exteriores, Tasneem Aslam, describió como 'injusto y provocador' el nuevo llamamiento indio a que Pakistán desmantele la infraestructura terrorista y aseguró que no acoge campos terroristas en su suelo.
El presidente de Pakistán, general Pervez Musharraf, fue ayer uno de los primeros líderes internacionales en condenar los atentados perpetrados contra los trenes de Bombay, que calificó de 'acto de terrorismo'.