PARÍS, (IPS) – La estatura del futbolista de origen argelino Zinedine Zidane se elevó entre muchos inmigrantes en Francia tras derribar al italiano Marco Materazzi de un cabezazo en Berlín el domingo 9, en el partido final de la Copa Mundial de la FIFA.
A quienes justifican esa respuesta ante supuestos insultos racistas de Materazzi no les importa, incluso, que la expulsión de Zidane le costara a Francia el primer puesto en el torneo de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado), según periodistas deportivos.
Zidane, delantero del club español Real Madrid también conocido por el apodo Zizou, ya era un héroe inmigrante desde que lideró la selección de Francia rumbo a la victoria en el Mundial de 1998. Muchos periodistas lo consideran el mejor jugador del planeta de los últimos 15 años.
"Zizou es mi héroe", dijo Jimmy, de 18 años, residente en Saint Denis, un área parisina de predominio inmigrante. "Castigar las ofensas de los mediocres siempre fue tarea de hombres honorables."
Fred, otro muchacho de la misma zona, señaló que "el cabezazo de Zidane lo pone por delante de otras estrellas del fútbol".
Ambos jóvenes de origen árabe insistieron en que los insultos deben ser castigados con violencia. "Es una cuestión de honor", opinó Jimmy. "Aun más si el italiano lo insultó con comentarios racistas."
Zidane es el hijo de bereberes argelinos radicados en Francia a mediados de los años 60. Nació en 1972 en La Castellane, distrito pobre de mayoría inmigrante en la meridional ciudad de Marsella, sobre la costa del mar Mediterráneo, donde el desempleo supera el 50 por ciento.
La expulsión de Zidane significó para muchos aficionados un final deshonroso para su carrera. Él mismo había anunciado que la final contra Italia sería el último partido de su vida deportiva.
El momento más controvertido para Zidane llegó en el minuto 109. Materazzi pronunció entonces un insulto que el público no escuchó desde la tribuna.
Después, el jugador italiano afirmó que la estrella francesa había sido "extremadamente arrogante" con él, y que apenas le había hecho un comentario de una clase "que es repetida muchas veces durante un partido de fútbol".
Entrevistado por la televisión francesa, Zidane no especificó qué le había dicho Materazzi. Solamente señaló que el italiano profirió "palabras muy insultantes, que me ofendieron en lo más íntimo de mi ser". No aclaró si se trató de comentarios racistas.
"Hubiera preferido que me golpeara en la cara", dijo Zidane.
Periodistas y futbolistas franceses criticaron a Zidane. El diario deportivo L'Equipe le escribió una carta abierta en que le preguntaron: "¿Cómo les vamos a explicar tu acción a nuestros hijos, que te admiran tanto?".
La reacción de Zidane fue considerada poco profesional por el defensa Anther Yahia, que revista en el club Niza y que, a pesar de haber nacido en Francia, juega en la selección de Argelia, el país de sus padres.
"Hay cientos de insultos por partido, y nuestra responsabilidad como profesionales es permanecer frescos, no reaccionar. De otro modo, uno pierde, y su equipo también", sostuvo.
En una carta al periódico Libération, la lectora Marie Umurerwa, quien se identificó a sí misma como "una madre", describió el gesto de Zidane como "una reacción humana, que me conduce a admirarlo más que nunca".
Pero no solo inmigrantes defienden a Zidane.
El profesor universitario y músico de jazz Francis Marmande dijo que "la brutalidad de Zidane lo vuelve más conmovedor".
La directora teatral Claire Lasne escribió en Libération que la acción de Zidane "colocó la dignidad de nuestro pueblo y la suya propia más arriba que un premio que se ofrece a quienes permanecen tranquilos" frente a los insultos. "¡Larga vida para ti, Zidane!".
Tres músicos parisinos se apresuraron a grabar una canción que dice: "Zidane ha golpeado, Zidane ha atacado, y nosotros nos divertimos mucho", dice la letra. La amplia difusión radial aceleró su distribución en las disquerías.
"Cuando escribimos 'Zidane ha atacado' apenas queríamos consolarnos, a nosotros mismos y a nuestros amigos, por la derrota ante Italia, y hacer que la gente bailara", dijo a IPS Sébastien Lipszyc, uno de los autores. "Si ahora ganamos dinero con la canción, mucho mejor."
Otros recuerdan otros raptos de violencia que signaron la carrera de Zidane.
El documental "Zidane, un retrato del siglo XXI" termina con su expulsión de un partido de la primera división española, donde jugó hasta este año para el club Real Madrid.
Guy Lacombe, director técnico en la escuela de fútbol donde Zidane estudió a mediados de los años 80, relató que, en esa época, a menudo le ordenaba al jugador limpiar los baños de la institución como castigo por sus explosiones de violencia.
"Zidane pasó muchas semanas limpiando los baños", recordó Lacombe.
La ira que se apoderó de la estrella francesa en la final de la Copa Mundial le reveló más del joven Zidane a Ayoub Argoubi, un muchacho de 17 años de La Castellane, el pueblo natal de su ídolo: "El cabezazo a Materazzi muestra que, pese a todo lo que pasó desde su juventud, sigue siendo uno de nosotros."