El Líbano está bajo fuego y ardiendo en varios de sus extremos, en especial en el sur donde residen musulmanes. Proyectiles israelíes han impactado en vehículos y han matado a 18 civiles. La diplomacia ha quedado inactiva ante esta desgracia y todo apunta a una generalización del conflicto en el Medio Oriente Beirut, 15 de julio, RIA Novosti. Se ha elevado a 18 personas, entre ellas, 9 niños, el número de las víctimas provocadas por el ataque de aviones israelíes contra la carretera Mirvahin-Tir, en el sur de Líbano.
La parte israelí había recomendado a los vecinos de Mirvahin, pequeña aldea libanesa situada en la frontera, abandonar la zona, y aquellos siguieron el consejo dejando apresuradamente los hogares pero los aviones empezaron a lanzar bombas cuando un minibús cargado de refugiados iba avanzando por la carretera hacia Tir.
Además, la aviación israelí ha bombardeado, también el sábado, la zona fronteriza del este del Líbano con Siria, según fuentes libanesas. El Ejército israelí ha precisado que estos bombardeos se han realizado sobre puentes y puntos de acceso fronterizo en territorio libanés. "No hemos bombardeado nada en Siria", explicó un portavoz militar.
Éste es el cuarto día de ataques consecutivos israelíes sobre territorio libanés. Si los tres días anteriores el Ejército israelí se había centrado en la capital, Beirut, el sábado los proyectiles alcanzaron los alrededores de la ciudad norteña de Trípoli, la segunda en importancia del país.
Además, según los últimos datos facilitados por la agencia oficial ANN, al menos tres personas fallecieron en un bombardeo en las proximidades de Manaa, el paso fronterizo que une Líbano y Siria. Centenares de personas se concentraban allí a primera hora de la mañana, muchos de ellos turistas árabes que deseaban abandonar Líbano.
Por otra parte, la aviación israelí ha vuelto a atacar los barrios del sur de Beirut, donde se concentra la mayoría de la población chií de la capital y uno de los principales feudos del grupo Hizbulá.
Según las autoridades libanesas, durante los tres días anteriores, 65 personas murieron en los ataques de la aviación israelí, cifra a la que hay que sumar los muertos de hoy. En el otro lado, al menos 10 israelíes han perdido la vida en ataques de la guerrilla libanesa.
Por parte israelí, cuatro soldados de la Marina desaparecieron después de que un avión no tripulado y cargado de explosivos, lanzado por Hizbulá, alcanzara anoche el barco frente a las costas de Beirut. Medios de comunicación israelíes indicaron que el ataque al barco, estacionado a unos 16 kilómetros de la costa libanesa y con 80 soldados a bordo, provocó un incendio y sufrió severos daños materiales.
Según fuentes de los servicios de inteligencia del Ejército de Israel, Irán tiene un centenar de combatientes en el Líbano y ha ayudado al grupo chíi Hizbulá en el ataque contra un barco de la marina israelí. Según estas fuentes, habrían lanzado un misil tierra mar de medio alcance y guiado por radar del tipo C-102 producido en Irán.
Por su parte, Hizbulá ha reanudado los ataques con cohetes katiusha contra distintas localidades del norte de Israel, después de una mujer y su nieto de cinco años perdieran la vida el viernes en un ataque con este tipo de proyectiles en una aldea próxima a la ciudad de Safed.
Desde primeras horas de la mañana decenas de cohetes fueron disparados por la milicia libanesa contra las ciudades de Naharía, Safed, Moshav Merón y en zonas abiertas de los Altos del Golán, aunque sin causar heridos.
Además, alcanzó por primera vez con un cohete la localidad israelí de Tiberíades, situada a unos 35 kilómetros de la frontera del Líbano. En el ataque, en el que seis cohetes hicieron blanco en la localidad, tres personas resultaron heridas leves por las esquirlas y se registraron daños materiales.
Los ataques están encaminados a presionar a Hamas para que libere al soldado israelí Guilad Shalit, secuestrado el 25 de junio por militantes de tres grupos rebeldes liderados por esta organización islámica.
El secuestro de los soldados
El pasado miércoles, Hizbulá lanzó cohetes y proyectiles de mortero a los soldados destacados en las granjas de Shebaa, ocupadas por Israel en 1967. Milicianos de esta guerrilla dispararon contra dos vehículos militares y tres militares murieron. Otros dos fueron secuestrados y llevados rápidamente a territorio libanés.
Ante esta acción, el Ejército israelí abrió fuego con sus carros de combate y lanzó su primera incursión en el 'país de los cedros' desde que abandonó el sur del mismo en 2000. Cinco militares hebreos más fallecieron durante esa operación cuando una mina antitanque estalló al paso de su blindado.
Para la milicia chií, el secuestro de los dos militares es "la opción natural para poder negociar la liberación de los presos libaneses, árabes y musulmanes de Israel" y "el único método para llamar la atención sobre el sufrimiento de los 10.000 presos palestinos", según su secretario general, Hasan Nasrala.