LATAKIA, Siria, (IPS) – El movimiento islámico libanés de origen chiita Hezbolá (Partido de Dios), hoy centro de la atención mundial por el conflicto con Israel, es una organización armada temida por las potencias de Occidente pero cada vez más querida en el mundo musulmán.
Liderado por el carismático jeque Hassan Nasrallah, el grupo fue creado en 1982 para resistir la ocupación israelí durante la sangrienta guerra civil libanesa entre cristianos y musulmanes (1975-1990). En 1985 se convirtió también en un partido político.
Alrededor de 60 por ciento de los 3,8 millones de libaneses son musulmanes, la mayoría de la rama chiita. El resto de la población es mayormente cristiana.
La organización alcanzó su mayor objetivo cuando las tropas israelíes se retiraron del sur de Líbano el 25 de mayo de 2000, tras duros enfrentamientos.
El grupo, cuya plataforma política sigue siendo la destrucción de Israel, ha logrado convertirse en una efectiva fuerza política que controla 18 por ciento de los asientos en el parlamento libanés.
Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel y otros países occidentales la consideran una organización terrorista, y aseguran que recibe respaldo en armas y dinero de Irán y Siria.
Damasco y Teherán niegan haber contribuido con armamento, pero admiten públicamente su apoyo político al grupo. Los líderes iraníes tienen una constante retórica de respaldo al Hezbolá, mientras en la capital siria son frecuentes las masivas manifestaciones de apoyo, así como en otros países islámicos.
Israel lleva adelante desde la semana pasada una ofensiva militar contra Líbano en represalia por el secuestro de dos de sus soldados por parte el Hezbolá, que a su vez responde con misiles contra ciudades septentrionales israelíes. Más de 200 personas han muerto por este nuevo conflicto y otras 120.000 han sido desplazadas.
En la mayor parte del Islam, el Hezbolá es visto como un legítimo movimiento de resistencia. El grupo sigue la ideología chiita predicada por el líder espiritual supremo de la Revolución Islámica en Irán, el ayatolá Ruhollah Jomeini.
Al comienzo, la organización tenía entre sus metas convertir a Líbano en un estado chiita fundamentalista, pero ahora parece haber desistido, habilitando una plataforma más inclusiva.
El movimiento chiita de resistencia a la ocupación de Iraq, liderado por Muqtada al-Sadr, imita los pasos del Hezbolá, y ha ganado el respaldo de millones de iraquíes chiitas pobres con métodos muy similares a los del grupo libanés.
El Hezbolá ganó gran apoyo popular proveyendo servicios sociales, como atención médica y educación, cuando no lo podía hacer el gobierno libanés.
La organización hoy administra hospitales y centros de estudio para sus seguidores en Líbano, ejemplo seguido por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) en la Autoridad Nacional Palestina.
El Hezbolá también está detrás de un gran número de proyectos económicos y de infraestructura.
Los últimos ataques israelíes en Líbano destruyeron a la estación de televisión Al Manar, administrada por la organización chiita, que sin embargo sigue divulgando los mensajes de Nasrallah por otros medios.
El Hezbolá, que se negó integrar sus fuerzas al ejército libanés pese a la fuerte presión política, se considera a sí mismo un movimiento de resistencia islámica con importancia para todo Medio Oriente, y el más fuerte en Líbano tras el repliegue de las tropas sirias de ese país el año pasado.
Desde julio de 2005, integra el gobierno de coalición y cuenta con un lugar en el gabinete.
La resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, de 2004, ordena el desarme del grupo, pero éste no ha accedido.
El Hezbolá acusa a Israel desde hace más de 20 años de tener a muchos de sus miembros en prisión, y promete seguir peleando hasta lograr su liberación.
Durante la guerra civil libanesa, la organización realizó varios ataques suicidas y secuestros de occidentales, sobre todo de periodistas.
Su mayor atentado fue perpetrado en 1983 contra un cuartel estadounidense en Beirut, que mató a 241 infantes de marina y obligó al entonces ocupante de la Casa Blanca, Ronald Reagan (1981-1989), a retirar sus tropas de Líbano.
Se cree también que la organización fue responsable ese mismo año de un ataque contra la embajada de Estados Unidos en Beirut, que dejó 63 muertos, y de otro contra el cuartel general de las fuerzas francesas, con un saldo de 58 víctimas fatales.
El poder político del Hezbolá creció significativamente luego del asesinato del ex primer ministro libanés Raifk Hariri, en febrero de 2005. En mayo de ese año tuvo el mejor resultado electoral de su historia.
El grupo, que gana cada vez más respaldo en el Islam mientras es acusado de terrorista por Occidente, se convirtió en los últimos días en uno de los principales puntos de división entre esos dos mundos.