WASHINGTON, 19 jul (IPS) – Numerosos intelectuales, políticos y medios de comunicación de Estados Unidos están movilizados en respaldo de Israel en su actual ofensiva contra el vecino Líbano bajo una simple premisa: el estado judío siempre es la víctima. Millones de ciudadanos estadounidenses desayunaron el domingo con Newt Gingrich, ex presidente de la Cámara de Representantes, a través del programa televisivo Meet the Press.
Gingrich dijo entonces que la demolición de la infraestructura de Líbano, el bombardeo de civiles y el bloqueo total de la pequeña nación árabe por parte de Israel constituía un acto de defensa propia.
Al igual que muchas otras personalidades públicas de Estados Unidos, el ex legislador por el sudoriental estado de Georgia acusó a Irán y a Siria de los últimos acontecimientos. "La alianza Siria-Hezbolá-Hamas trata de destruir a Israel", advirtió.
Hezbolá, el Partido de Dios libanés, es un partido islámico de tendencia chiita que se fortaleció en la resistencia a los 15 años de ocupación israelí del sur del país árabe, concluidos en 2000. Hoy participa con dos ministros en el gobierno de Líbano.
Hamas, el Movimiento de Resistencia Islámica, conduce desde las elecciones de enero la Autoridad Nacional Palestina.
"Hay un involucramiento claro de Irán. Hay al menos 400 guardias iraníes en el sur de Líbano", aseguró Gingrich en Meet the Press, sin citar evidencia alguna al respecto.
La razón por la que Estados Unidos debería continuar respaldando la campaña israelí con armas y asistencia es que se trata de la "tercera guerra mundial", en la que Washington está incluido, clamó Gingrich.
"Esto es, absolutamente, una cuestión de la que depende la supervivencia de Israel, y también es una guerra mundial", explicó.
La mayoría de los principales medios de comunicación han evitado mostrar imágenes o testimonios de la masacre civil en Líbano, pero la mayoría se refiere al sufrimiento ocasionado por los cohetes y misiles de Hezbolá.
De hecho, el bombardeo israelí acabó ya con la vida de mujeres y niños, una central eléctrica, una ambulancia y una granja lechera.
El lunes, por ejemplo, la fotografía de portada del diario The Washington Post mostraba a los trabajadores de rescate israelíes en la septentrional ciudad de Haifa, donde ocho personas murieron por un cohete de Hezbolá el domingo.
En la edición anterior, que daba cuenta de la muerte el sábado de 13 miembros de una misma familia –incluidas mujeres y niños– por un ataque israelí, The Washington Post exhibió la imagen despersonalizada de una explosión cerca de carteles publicitarios en Líbano.
La mayoría de los títulos han favorecido la postura israelí o han resultado tan lavados que no alcanzaban a reflejar la magnitud del bombardeo sobre Líbano.
Muchas emisoras de televisión intentaron presentar la crisis equiparando el sufrimiento, con los civiles israelíes golpeados por los cohetes de Hezbolá tan afectados como los civiles libaneses blanco de las bombas de fabricación estadounidense.
Más de 250 libaneses, la mayoría civiles, murieron en bombardeos israelíes con bombas estadounidenses de más de 250 kilogramos guiadas por láser. La economía libanesa sufrió pérdidas por miles de millones de dólares por la destrucción del aeropuerto de Beirut, puentes, carreteras y fábricas.
Hasta ahora, 25 israelíes murieron por los ataques de Hezbolá, la mitad de ellos soldados en combate con milicianos de la organización islámica.
The Wall Street Journal consideró desde su título el martes que "el presidente sirio podría tener la llave para la salida de la crisis en Medio Oriente". "Aumentan las bajas en Medio Oriente a medida que los combates se endurecen", indicó otro de The Washington Post el mismo día.
Los medios retratan en sus editoriales a Israel como la víctima.
"Que nadie se llame a error: la responsabilidad por la escalada de masacre en Líbano y el norte de Israel está en uno de los lados, y en un solo lado. Y éste es Hezbolá, el partido radical, junto con sus junto con sus apoyos sirios e iraníes", indicó Los Angeles Times el lunes.
Palestina Media Watch, organización que analiza la cobertura periodística de las noticias de Medio Oriente, llamó por teléfono a la mesa de edición de noticias internacionales de la cadena televisiva CNN el domingo para quejarse por la falta de atención a las bajas civiles en Líbano.
Según Palestina Media Watch, les respondieron que "carecían de equipo suficiente" y que "no podían estar en todos lados al mismo tiempo".
"Creo que la cobertura es tan sesgada que resulta chocante. La minimización de las bajas civiles en Líbano, creo, es destacable", dijo Jim Naureckas, de la organización Justicia y Responsabilidad en el Periodismo (FAIR).
"Por cierto, al darle al público un enfoque narrativo –con los israelíes como víctimas de una violencia que no provocaron–, resulta difícil no tomar partido por Israel", añadió.
Varios legisladores se apresuraron a salir en defensa de Israel. La senadora Hillary Clinton, esposa del ex presidente Bill Clinton y ella misma aspirante a la presidencia, criticó los "ataques sin provocación de Hamas, Hezbolá y sus estados patrocinantes", a quienes denominó "los nuevos totalitarios del siglo XXI".
"Apoyaremos a Israel porque Israel apoya los valores estadounidenses tanto como los israelíes", afirmó.
El premio Nobel y sobreviviente del holocausto nazi Elie Wiesel y el embajador de Israel en la Organizaci'n de las Naciones Unidas, Dan Gillerman, se unieron el martes a cientos de manifestantes frente al edificio del foro mundial en Nueva York para manifestarse en favor del estado judío.
Cristianos Unidos por Israel, organización fundamentalista de derecha, se apresta a marchar hacia Washington con 3.500 personas para manifestarse en favor de Israel.
Las leyes estadounidenses prohíben el uso de las armas fabricadas en este país y exportadas a otros gobiernos contra civiles o en operaciones de agresión, y la asistencia financiera a estados que violan los derechos humanos.
Pero en los primeros días de ofensivas contra Líbano el ejército israelí usó cientos de millones de dólares en municiones estadounidenses contra un país amigo de Estados Unidos y contra un gobierno apoyado plenamente por Estados Unidos.
El hecho de que entre los blancos figuren fábricas de leche y templos debería sembrar dudas entre quienes argumentan en favor de la ofensiva israelí. Pero no ocurrió así. Para ellos, la víctima es Israel. ( (FIN/2006)