Si el país hoy no está "prendido en candela", se debe a la oposición suave que le hacen el PRD, el Partido Reformista, la "izquierda revolucionaria" y la sociedad civil, que es una especie de partido indefinido, pero efectivo, que patrocinan las fuerzas fácticas del país. El gobierno ha sido un fracaso total. Dos años dando palos a ciegas. No sólo se derrumba la imagen del gobierno, también se derrumba el país en medios del caos y el desorden. A la crisis económica se suma la inseguridad ciudadana, que alcanza límites inauditos.
La incapacidad de las autoridades para enfrentar los problemas naciones es preocupante. En septiembre del 2004 el presidente Fernández prometió enfrentar y resolver el problema de la delincuencia a partir de enero siguiente. Sin embargo, a partir de ese enero fue que los crímenes, robos, atracos y secuestros comenzaron a incrementarse. Como un desafío a la autoridad del presidente de la República y del gobierno.
Sea como sea, el gobierno no da pie con bola. Y mientras todos estamos a merced de los atracadores y criminales, mientras en cada esquina hay un puesto de droga esperando por nosotros, mientras la corrupción aumenta, la oposición está: "¡Bien, gracias!", tratando de reencontrarse para luego lanzarse tras la búsqueda del gobierno, sin darse cuenta de puede hacérsele muy tarde, porque lo que está en juego hoy no es el poder, es el país, es la República Dominicana, es el pueblo dominicano, es el Estado que, como van las cosas, puede desaparecer definitivamente, como desearían Estados Unidos, Canadá, Francia, España y otras potencias que no le encuentran otra solución al problema haitiano que no sea unificando la isla.
Los dirigentes de los partidos de oposición están demasiado ocupados en resolver sus problemas internos.
El PRD se debate entre la vida y la muerte tratando de escoger un candidato a la presidencia que lo unifique tras la "derrota" electoral, sin darse cuenta de que su principal tarea es encontrarse a sí mismo, volver a sus raíces, a sus orígenes, darse una ideología o filosofía que lo identifique y lo diferencie de los demás partidos.
El Partido Reformista está entrampado, sin un liderazgo ni una orientación política verdaderamente socialcristiana que lo una y lo convierta en una opción de poder. La cotidianidad de los intereses grupales, personales, incluso partidarios, no le permite ver todo lo que está en juego en estos momentos. No han sido capaces siquiera de hacer un análisis de la problemática mundial, ni de la política de Estados Unidos frente a nuestro país y el resto del hemisferio.
El gobierno de pequeños burgueses arribistas y trepadores, como definió Bosch a los muchachos del PLD en una ocasión, está muy ocupado en aumentar privilegios y en mantenerse en el poder a como de lugar, sin detenerse a pensar que el país no aguanta más, que una ola gigante puede sacarlos del poder antes de tiempo rompiendo hasta la continuidad democrática.
Si este país no ha cogido fuego por los cuatro costados se debe a la debilidad de los partidos de oposición, a su indiferencia ante los problemas que aquejan a la población.
A pesar del "crecimiento económico" y de la "estabilidad cambiaria" que exhibe el gobierno como sus principales logros en estos casi dos años de gestión, la población no percibe una mejoría en su situación.
Si bien es cierto que la prima del dólar ha bajado aproximadamente diez puntos, esa reducción no se ha reflejado en los precios de los artículos de consumo diario, ni en los servicios que precariamente recibe la población.
Todo lo contrario. La mayoría de los alimentos han subido de precio. Los servicios por igual. El galón de gasolina, que en el gobierno pasado costaba dos dólares, hoy cuesta más de 5 dólares. Ni hablar de la tarifa eléctrica, del teléfono y el agua potable, entre otros. La voracidad fiscal del gobierno es de tal magnitud, que no le han bastado dos reformas fiscales. Ahora vienen con otra. Y como si fuera poco los secretarios de Estado han colocado sus propios impuestos, violando la Constitución de la República faculta al Congreso, de manera exclusiva y única, para esos fines.
Que hoy estamos peor que antes, ya nadie lo discute.
Que hoy todos tenemos miedo ante la ola indetenible de crímenes y delitos, ya nadie lo oculta.
Que el narcotráfico es dueño de los "barrios seguros" y de los que no son tan seguros, todos los sabemos.
Que la corrupción es mayor que antes, sólo las bocinas lo niegan.
Que el gobierno es un fracaso total y absoluto, todos lo sabemos.
Al presidente Fernández, al PLD y su gobierno lo ha salvado la oposición "ligth" de los dirigentes del PRD y del PRSC que esperan que el poder les caiga del cielo como bendición.