RÍO DE JANEIRO, jul (IPS) – La incorporación de Venezuela como miembro pleno amplía las tensiones políticas internas y externas del Mercosur, pero en contrapartida le agrega una mayor potencia energética y financiera que puede neutralizar factores de desagregación. Representa "un buen refuerzo" en capacidad de inversiones, por la disposición venezolana de destinar sus recursos financieros, agrandados por el alza de los precios petroleros, al desarrollo de la región y a la infraestructura de integración, destacó a IPS Theotonio dos Santos, profesor de economía internacional de la Universidad Federal Fluminense.
Con ello el Mercosur (Mercado Común del Sur) gana mayor poder de atracción de otros países sudamericanos y de cohesión interna, contribuyendo a superar disensiones entre los países miembros plenos, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
"Ahora es más difícil que Paraguay y Uruguay sigan amenazando dejar el bloque", concluyó este especialista de Niteroi, una ciudad cercana a Río de Janeiro.
Ese avance parece ganar forma en la propuesta, presentada por el gobierno anfitrión de la cumbre del 20 y el 21 de este mes en la central ciudad argentina de Córdoba, de crear un Banco de Desarrollo del Mercosur, "para financiar proyectos de infraestructura y, a la vez, consolidar una estrategia financiera para la región", como consta en el Comunicado Conjunto final.
Pero el hecho de haber asimilado un nuevo socio pleno, con el peso de Venezuela presidida por Hugo Chávez, causa tensiones y conflictos adicionales en "una geopolítica compleja" que representa juntar intereses distintos en un bloque que pretende ser una unión aduanera, evaluó Sonia Camargo, coordinadora del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Río de Janeiro.
Si Uruguay se quejaba del liderazgo de un Brasil con posiciones moderadas, imagínese ahora, con la presencia de un gobierno venezolano en permanente hostilidad contra Estados Unidos, comentó la experta a IPS.
El gobierno izquierdista uruguayo de Tabaré Vázquez, quien asumió el año pasado, anunció la pretensión de negociar un acuerdo comercial bilateral con Estados Unidos, una iniciativa incompatible con la condición de miembro pleno del Mercosur, que supone una política común en esa materia.
Es que el Mercosur llegó a esta trigésima Cumbre con disputas variadas entre sus miembros.
Paraguay y Uruguay se sienten perjudicados, como socios menores por medidas unilaterales o conjuntas adoptadas por Argentina y Brasil y reclaman con insistencia, sin éxito hasta ahora, que se atiendan las asimetrías.
También está en su punto culminante el enfrentamiento entre Buenos Aires y Montevideo por la instalación de dos grandes plantas de producción de celulosa en Uruguay en la costa del limítrofe río del mismo nombre.
Las fábricas de pasta para elaborar papel representan una inversión extranjera acumulada de unos 1.800 millones de dólares, la mayor recibida por Uruguay en su historia, pero la población argentina de la zona las rechazan por temor a la contaminación que pueda acarrear al río Uruguay, sobre cuyo manejo existe un acuerdo bilateral.
Las continuas discrepancias comerciales entre Argentina y Brasil, que ensombrecieron muchas cumbres anteriores, no aparecieron con ese papel negativo esta vez.
Empero, las tensiones se hicieron notar respecto de la nacionalización de los hidrocarburos disputas por el nuevo gobierno izquierdista de Bolivia y su consecuente aumento de precios del gas natural que le compra Buenos Aires y, por cadena, repercute en Chile en su importación de ese combustible de Argentina. Mientras, ocurren difíciles negociaciones La Paz y Brasilia por igual asunto.
Así, el mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, asumió la presidencia semestral del Mercosur con la difícil tarea de superar las discrepancias internas y fortalecer el bloque, consolidando la integración y ampliando sus acuerdos externos.
Reducir las asimetrías, con una política de "generosidad" de los grandes socios, forma parte de su tarea según el discurso de Lula al cierre de la cumbre de Córdoba.
Las elecciones de octubre en Brasil, en las que Lula busca su reelección, dificultarán sus acciones, obligándolo a conciliar intereses nacionales a que tiene que responder, por la lógica de la campaña de votos, e iniciativas de integración que pueden impactar en esos mismos sectores, observó Camargo.
Otra cuestión a lidiar es la imagen de "izquierdización" del bloque, alimentada por el ingreso de Venezuela como miembro pleno, camino que puede seguir también Bolivia, gobernada por Evo Morales, y el acercamiento de Cuba, reflejada por la presencia de su presidente, Fidel Castro, en esta XXX Cumbre del Mercosur.
En concreto, el Mercosur firmó con Cuba un Acuerdo de Complementación Económica que extiende a todos los socios del bloque las preferencias comerciales acordadas bilateralmente por cada uno con esa isla caribeña.
Será necesario actuar "con claridad y pragmatismo, es decir con políticas de Estado", según Camargo.
En las negociaciones externas, ya parece claro que Lula no podrá, durante su presidencia del Mercosur, abrir nuevas perspectivas para un pretendido acuerdo comercial con la Unión Europea, que sólo pretende avanzar en ese tema después de un desenlace de la llamada Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio, que también enfrenta dificultades.
El acuerdo con Cuba, las negociaciones comerciales con Pakistán, Estados Árabes del Golfo y la unión Aduanera de África austral son las únicas que presentan posibilidades de avance a corto plazo.
Pero también está el pedido de México de pasar a ser país asociado del Mercosur, confirmando la atracción ejercida por el bloque, como ya lo son Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.
Otro sueño de Lula, como es consolidar la construcción de la Comunidad Sudamericana de Naciones, conformada por los 12 países de la región, está en buen camino y avanzó con la adhesión plena venezolana al Mercosur, pero enfrenta un gran obstáculo en Colombia, por su acercamiento incluso militar a Estados Unidos y los problemas internos de violencia, resumió Theotonio dos Santos. (FIN/2006)