Ya se habia dicho, la presencia del tráfico y del uso de dorgas en nuestros barrios es sino la mayor causa de los robos, asesinatos, secuestros y otras modalidades del cri-men, por ahí tenia que andar la cosa.
Ahora se nos dice que en nuestros barrios los puntos de ventas de estupefacientes proliferan en la misma medida que lo hacen colmadones y colmados, ventorrillos y otros lugares de expendio de bebidas y de "comidas".
La cosa ha tomado un grio altamente preocupante, porque conocedores de como son de ricos nuestros populosos barrios de esos negocios debemos tener una idea de hasta donde ha llegado la droga y sus malas influencias en esos medios.
Ya lo habia dicho igualmente el Dr.Marino Vinicio Castillo, asesor para esos asuntos del Presidente de la República y conocedor al dedillo de los mismos y de su accionar.
Pero debemos tener claros que esos puntos no proliferan solamente con la anuencia de quienes lo tienen, sino que necesaria y lamentablemente alguna autoridad sirve de respaldo a los mismos para que puedan operar libremente.
Como sucede con jóvenes que en la cercania de la llamada Ceiba del Almirante a horas del día están oliendo uns botellas que al parecer contienen precisamente alucinogenos o otros tipos de drogas.
La situación del país es grave, el reto es de proporciones mayores de la que se pensaba, pero era algo que se veia caer de la mata, la maldita droga está cabando con nuestros jóvenes y con la paz del país, y es necesario enfrentarla desde la cabeza hasta abajo, los que vienen a ser victimas de la empatia entre una autoridad corrompida, mal pagada, y medalaganaria, con el peor de los flagelos con que hoy tiene que enfrentarse no solame nte la República Dominicana sino gran parte del mundo.
Permitirlo es dejar que nuestro mayor capital, es que la paz, y el futuro de nuestros jó-venes precisamente en barrios marginados, navegue a la deriva en un mar proceloso, y que sosobren las esperanzas de un mañana mejor.
Es hora de enfrentarlo, con la guardia, o como sea, pero es hora de frenar semejante barbaridad en una nación que necesita precisamente de buscar por todos los medios deeducar y preparar a todos sus jóvenes para los retos del porvenir.