La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con su carácter público y su esencia democrática, renueva sus autoridades cada tres años por la vía electoral. El próximo certamen debe ocurrir dentro de 19 meses. Ya se ha hecho tradición que para captar adeptos en procura de acceder a la máxima posición ejecutiva de la UASD, muchos de los candidatos que participan, recurran a la oferta de cargos como estrategia principal de campaña, relegando a un segundo plano la formulación de propuestas académicas para el desarrollo de las distintas áreas de la institución. Esta práctica negativa debe ser superada.
La UASD necesita, en el trienio 2008-2011, un modelo de gestión que integre a la comunidad académica y a la sociedad toda, en la discusión, aprobación y ejecución de los planes necesarios para el cumplimiento integral de su elevada misión y el reencuentro con su propia institucionalidad, mediante profundos cambios de su estructura académica y conducta del estilo gerencial en los distintos niveles de dirección.
Se requiere una nueva estructura más abierta y más flexible. Más abierta, para que la sociedad, que la financia, tenga participación en sus decisiones.
Una estructura más flexible, que esté en consonancia con una universidad que ha evolucionado de metropolitana a nacional. Que responda con agilidad a los cambios constantes que impone el entorno turbulento imperante en el mundo de hoy.
Se necesita una estructura que le permita a la UASD, actuando en el marco de un proceso de internacionalización de la educación superior a nivel mundial, insertarse con éxito en las nuevas modalidades de educación derivadas de los avances alcanzados en las tecnologías de información y comunicación, concretizadas mediante estrategias que han ido evolucionando en fases que van desde la simple movilidad de profesores, estudiantes e insumos pedagógicos; el establecimiento de alianzas, sistemas mixtos, estudios compartidos, formas virtuales e híbridas de prestación de servicios de enseñanza superior, programas de dobles y triples titulaciones; hasta la instalación directa de oficinas, representaciones de universidades y la adquisición de instituciones educativas por parte de entidades extranjeras.
Es imperativo un nuevo estilo gerencial que de autocrático, pase a ser democrático y de centralizador, se convierta en descentralizador; además, comprometido con la responsabilidad social y ética en la dirección de la academia.
Esos cambios son imprescindibles para alcanzar nuevos estadios de desarrollo como son, entre otros: la oferta de una currícula que esté en sintonía con las necesidades de la sociedad de hoy y del futuro; adoptar un sistema de contratación y remuneración del personal académico y administrativo que conduzca al logro de niveles superiores de excelencia en la institución; el rediseño de su estructura orgánica y de los procesos académicos y administrativos que permitan alcanzar la máxima eficiencia y eficacia en los servicios; introducir un sistema de planificación de largo plazo y de amplia participación, que posibilite el desarrollo sostenido y equitativo de sus funciones básicas de docencia, investigación y extensión mediante la aplicación del principio de continuidad institucional; la vinculación de la academia con la sociedad en la que su voz orientadora de la conciencia nacional, como casa de ciencia, se haga sentir frente a los distintos problemas que la agobian y que reclaman la intervención de una opinión verdaderamente independiente.
La elaboración de una propuesta de gestión con vocación y voluntad para alcanzar los objetivos planteados y otros que deben ser identificados mediante un diagnóstico exhaustivo, requiere de la participación entusiasta de toda la comunidad universitaria: profesores, profesoras, estudiantes, empleados y empleadas y de los distintos sectores del país interesados en el desarrollo integral de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, como institución primada de América y la principal universidad de la República Dominicana.
La UASD necesita el concurso de todos y todas para que reasuma su responsabilidad en la formación de una conciencia crítica de la sociedad dominicana, difundiendo los ideales de paz, de progreso, de justicia social, éticos y de respeto a los derechos humanos, el medio ambiente y los recursos naturales; formando los profesionales en número, pertinencia y calidad adecuados para satisfacer las necesidades de la sociedad, promoviendo, estimulando y organizando la investigación científica, humanística y tecnológica que contribuyan a resolver los problemas que padecemos como nación.