El papel de los juguetes en el adecuado desarrollo cognitivo de los niños no admite discusión. Y está demostrado que a través de ellos logran desarrollar habilidades motoras y establecer contacto con la realidad. Desde Jean Piaget hasta nuestros días hay gran cantidad de investigaciones sobre la importancia del juego y de los juguetes.
En todas las épocas, los niños recurren al juego para satisfacer sus diversas necesidades: moverse, curiosear, intercambiar vivencias, acciones, pensamientos y sentimientos. Los juguetes constituyen elementos claves del juego y ejercen acciones a nivel educativo (formación de conceptos, aptitudes, expectativas, socialización).
Los primeros juguetes proporcionados a un niño formarán parte de su propio cuerpo: sus manos, sus pies… Luego establecerá relaciones con objetos extraños para intentar comprenderlos, explicarlos e incorporarlos dentro de sus esquemas mentales.
A través de los juguetes los niños logran la canalización del juego, actividad que, además de ser la más placentera para los chiquillos, les permite desarrollar sus funciones psíquicas, físicas y sociales, conocer mejor el mundo exterior y tomar conciencia del papel que interpretarán, afirmando de esta forma su propia personalidad.
PELIGROS PONTENCIALES DE LOS JUGUETES
Pero ¡ojo! muchos juguetes pueden representar un riesgo para la salud de los niños y datos obtenidos en los principales hospitales del mundo muestran que la frecuencia de lesiones ocasionadas por los juguetes es alta, aunque en su mayoría no resultan graves.
JUGUETES RUIDOSOS
Muchos juguetes pueden afectar anímicamente la condición de los niños, ocasionarles estrés, alteraciones en el sistema nervioso, dolores de cabeza y malestar en los sistemas digestivo y circulatorio. El ruido continuo de los juguetes infantiles afecta también la tranquilidad de las personas que conviven con el pequeño y dificulta la capacidad de comunicación, lo que puede provocar actitudes violentas de parte de los padres.
Por eso, es preciso valorar los niveles de ruido que emiten algunos juguetes y los efectos adversos capaces de provocar en los niños; porque en muchos casos no sólo generan malestar en el ánimo de los infantes sino que pueden dañar su sistema auditivo, que al estar en desarrollo resulta más sensible.
SONIDOS Y RUIDOS,
NIVELES ACEPTABLES
El sonido es una vibración del medio, una onda mecánica que se genera y propaga a través del aire, de los líquidos y de los sólidos; cuando provoca una sensación desagradable se denomina ruido. La intensidad del sonido se mide en decibeles y la escala me medición sonora va desde cero (que señala una escala mínima de percepción acústica) al l límite establecido que es 160.
Los niveles aceptables de ruido son muy variables y dependen de si es grave, agudo, etcétera; pero muchos especialistas coinciden en señalar que “los niveles superiores a 65 decibeles ya resultan nocivo para la salud.”
Algunos pistolas y armas de juguete que funcionan con pilas pueden (jugando de forma normal) crear un ruido que oscila entre 110 y 135 decibles; un nivel muy similar al producido por un camión pesado o el percibido en un concierto de rock. El ruido, menor aunque constante, de cajas de música y robots (85-95 decibeles) también puede ser perjudicial. Las sirenas y el silbido de juguetes de hule que se aprietan pueden alcanzar hasta 90 decibeles.
Es decir, esos juguetes, sin duda muy divertidos para los niños, son capaces de producir una verdadera contaminación acústica ambiental, con sus adversas consecuencias, que sólo se diferencia de la causada por otros agentes de polución porque el ruido no acumula, no se traslada, ni se mantiene en el tiempo.
RECOMENDACIONES PARA PREVENIR
DAÑOS EN LA SALUD Y ACCIDENTES
A CAUSA DE LOS JUGUETES
Los accidentes con los juguetes ocurren, generalmente, cuando éstos están en mal estado, son de por sí peligrosos, o cuando los chiquillos juegan solos o en forma inapropiada.
No olvidemos que por su forma inquisitiva de ser, no es raro que los niños, sobre todo los más pequeños, lancen sus juguetes, salten sobre ellos o los desarmen, y queden expuestos a bordes cortantes que pueden causar lesiones fuertes. También pueden o introducirse fragmentos o piezas a través de la nariz o por la boca.
En tal sentido, la Academia Americana de Pediatría ofrece las siguientes recomendaciones para minimizar la ocurrencia de accidentes provocados por los juguetes:
-Evite juguetes altamente ruidosos, especialmente si están destinados a niños muy pequeños; de esta forma previene alteraciones del sistema nervioso o lesiones auditivas.
– Seleccione juguetes fabricados con materiales resistentes y flexibles, no tóxicos.
– Verifique que los peluches y muñecas tengan los ojos, nariz, botones y partes pequeñas firmemente asegurados.
– Recuerde que las baterías resultan tóxicas y si son pequeñas un niño puede intentar tragárselas.
– Siga las instrucciones de los fabricantes que aparecen en los empaques de los juguetes y tome en cuenta las advertencias y cuidados sugeridos.
-Recuerde que hay una edad indicada para cada juguete, la cual está determinada por la habilidad física, capacidad mental y madurez, necesidades de juego, intereses y nivel de desarrollo del niño.
– Al comprar bicicletas, patinetas o patines, es recomendable adquirir cascos protectores para las muñecas, codos y rodillas.
– Tenga especial cuidado con aquellos juguetes que contienen piezas pequeñas, porque los niños, en su afán de explorar el entorno, tienden a introducírselas por la nariz o por la boca. No les proporcione este tipo de juguete a niños menores de tres años.
– Los juegos eléctricos, electrónicos y que necesiten ser armados deberán ser utilizados por el niño bajo la supervisión estricta de un adulto.
– Evite que los juguetes de metal queden expuestos a la intemperie, para impedir que se oxiden.
– Tenga presente que los juegos de química y otros semejantes (biología, colección de insectos, etc.) pueden contener instrumentos punzo-cortantes, objetos de vidrio y sustancias capaces de provocar fuego y explosiones, con el riesgo de intoxicaciones.
– Procure mantener los juguetes en lugares específicos (anaqueles, clóset, cajas), cuando no se están usando. Involucre a sus hijos en esta tarea porque además de prevenir accidentes les enseñará a ser responsables.
– Asegúrese que las flechas de juguetes o dardos no sean filosas y estén hechas de plástico suave o flexible.
– No olvide que los juguetes de playa y alberca no son sustitutos de los salvavidas. Nunca deje a los niños solos si están cerca de una piscina, lago o playa.
– Si tiene dudas sobre la seguridad de un juguete, por las condiciones en que se encuentra, y no es posible repararlo, deséchelo.
– Verifique los objetos que estén al alcance de los niños, porque su inquietud natural convierte cualquiera de ellos en un juguete.
– Ante la sospecha de cualquier daño ocasionado por un juguete, consulte a su pediatra. Si hay signos de asfixia o sospecha que el niño tragó algún objeto o pieza de un juguete, llévelo de inmediato a un centro de salud.