Más que un “matadero electoral”al servicio de un sector del Partido, la selección del candidato o candidata presidencial del PRD debe convertirse en una gran oportunidad para relanzar la organización y generar una gran dinámica de crecimiento y fortalecimiento institucional.
No creo que sea un invento o una temeridad proponer un proceso crítico y correctivo antes de plantear y definir la candidatura presidencial del Partido.Revolucionario Dominicano.
La problemática del PRD no es tan simple como anunciar el nombre del candidato o la candidata para el 2008. Sería asumir que en el Partido todo está bien y que los únicos responsables de las últimas derrotas electorales son los adversarios políticos.
Y se sabe que no es así. El PRD confronta algunas deficiencias estratégicas que no debería soslayar. Por ejemplo no se conoce una propuesta al país y ni siquiera a los perredeístas. Tampoco ha definido un discurso de oposición y no cuenta con una estrategia ni con una estructura funcional de comunicación, reconocida como la herramienta operativa más importante en el ejercicio de la política y en la lucha por el poder.
Conviene recordar que históricamente el PRD ha convertido la campaña interna en un proceso de apertura y crecimiento, generado por la dinámica de los aspirantes presidenciales. Así sucedió desde el año 1978 hasta el año 2002. En este último proceso se produjo una quiebra institucional que consumió todo el potencial de la campaña interna, impidiendo el crecimiento del Partido, como todos sabemos.
Tratándose de un asunto tan importante como la búsqueda del poder, el PRD debería tomarse la molestia de evaluar mediante procedimientos racionales el posicionamiento y el potencial de sus posibles candidatos. Es un riesgo verdaderamente temerario asumir “de oido” que el Partido ya decidió quien es el candidato presidencial, sin que se conozca públicamente una encuesta que avale esa supuesta percepción.
De hecho las últimas encuestas publicadas –y nadie lo ha desmentido- ofrecen una proyección muy distinta a la que parecen defender los partidarios de la linea del “candidato ya y nada más”.
No estaría demás que el PRD examine algunos referentes políticos cercanos, como la experiencia del PLD en el 2000, donde el aparato impuso a un candidato que como quedó demostrado en las elecciones nacionales no parecía ser el candidato con mayores posibilidades de sumarle fuerza a la organización en aquel momento. No porque Danilo Medina no tuviera suficientes méritos y condiciones, sino porque representaba al sector del PLD que había concitado mayor rechazo en la población.
Podría servirnos también la experiencia del PSOE, en España, que primero desarrolló un proceso de readecuación total, incluyendo la sincerización de su padrón electoral, antes de escoger a Rodríguez Zapatero en un proceso abierto, democrático y competitivo, donde se le dio la oportunidad a la organización de escoger entre varios aspirantes.
En Panamá se produjo un fenómeno parecido en el seno del Partido Revolucionario Democrático (PRD), tal como fue explicado en aquel seminario organizado en el año 2004 por un equipo encabezado por la doctora Milagros Ortiz Bosch. El PRD panameño se dio la oportunidad de sanearse y democratizarse primero y luego organizó un proceso convencional de donde surgió un candidato de todos los perredeístas panameños que lo llevó al poder en las últimas elecciones de ese país.
Finalmente, yo quisiera saber, y probablemente la mayoría de los perredeístas también, por quien debo votar y por qué. Y ello implica saber como piensan y que proponen los aspirantes.
Creo que no es demasiado pedir que los precandidatos del PRD se tomen la molestia de hacer una propuesta al Partido y al país. He jurado en esta oportunidad que no voy a votar por un afiche bonito ni por una buena campaña de marketing. Ni por otras “poderosas razones”. De todos modos sigo apostando a la inteligencia y a la sensatez de los conductores políticos del Partido.
Luis José Chávez