SANTIAGO.- Las autoridades encargadas de hacer cumplir el decreto que regula el funcionamiento de los centros de diversión, se enfrentan desde hoy a una especie de rebelión, orquestada por propietarios de negocios que, además de vender bebidas alcohólicas, ofertan comidas. Y es que, desde que hace una semana entró aquí en vigencia el edicto presidencial, los pocos establecimientos comerciales cerrados ofertan bebidas y productos alimenticios.
En todos los casos, los propietarios de esos negocios han alegado que, en lo que tiene que ver con el expendio de alcohol, han cumplido religiosamente con el decreto.
Esto significa que, de domingo a jueves, en sus establecimientos no venden bebidas alcohólicas después de las 12 de la noche y el viernes y sábado, a contar de las dos de la madrugada.
No así con las comidas, porque entienden que pueden continuar funcionando ofertando sólo esos productos, lo que estaría violentando la ampliación del decreto original, que ahora especifica que los negocios tienen que cerrar a esas horas, no importa lo que vendan.
Este miércoles, propietarios de restaurantes garantizaron que continuarán con sus negocios abiertos más allá del horario previsto, pero sin expender alcohol.
Para ello, anunciaron que resolvieron no vender a ninguna hora bebidas alcohólicas, alegando que son negocios de comidas y que no tienen tanto interés en la venta de alcohol.
Esta mañana, el propietario del popular restaurante “El Carrito de Marchena”, empezó a “bajar” de los tramos las bebidas, al igual que los vasos y copas.
Rafael de Marchena informó que se aprestaba a enviar una comunicación a las empresas licoreras y cerveceras, a fin de que no les envíen sus productos, ya que sólo se va a limitar a vender comidas.
Este tipo de posiciones contravienen la parte complementaria del decreto, por lo que se vislumbran acciones enérgicas de las autoridades, que incluirían la clausura de esos negocios, en caso de no cerrar como lo establece el mandato presidencial.