MIAMI,- Una eventual transición a la democracia en Cuba y su apertura a la economía mundial representarían un duro golpe para la izquierda tradicional de Latinoamérica, que durante 50 años ha tenido a Fidel Castro como su referente ideológico, especialmente en países como Nicaragua, Venezuela y Bolivia, dijeron analistas y políticos.
Una Cuba cercana a la izquierda que no ve con disgusto la globalización y apertura de los mercados y concibe el desarrollo como un proceso con equidad, daría un espaldarazo a una tendencia actualmente mayoritaria en Latinoamérica al tiempo que aislaría a grupos y líderes que insisten en posiciones más ortodoxas.
"En el momento en que Fidel Castro desaparezca, caerá con él la principal columna de sostén en el edificio de la izquierda ortodoxa latinoamericana, esa izquierda de viejo cuño identificada con el estatismo y el asistencialismo, dijo Mauricio de Vengoechea, presidente ejecutivo de Newlink Political, una empresa con sede en Miami dedicada a la investigación, análisis estratégicos y asesoría política.
Castro, de 79 años de edad, sorprendió a la comunidad internacional en general, y a los cubanos en particular, cuando anunció que había cedido temporalmente el poder a su hermano Raúl debido a que tuvo que someterse a una intervención quirúrgica por un grave padecimiento intestinal.
La noticia ha sido considerada por la mayoría de los analistas como una primera posibilidad de apertura democrática y económica en Cuba, que ha sido gobernada ininterrumpidamente por Castro desde el triunfo de la revolución que derrocó a Fulgencio Batista en 1959.
De Vengoechea consideró que una apertura en Cuba afectaría fundamentalmente a personajes de la izquierda tradicional como los presidentes Hugo Chávez de Venezuela y Evo Morales de Bolivia, así como el dirigente opositor nicaragüense Daniel Ortega.
"En los últimos años, Chávez ha sido el gran impulsor de una ideología de izquierda que rechaza la globalización, la apertura de mercados y que ve a Estados Unidos como ´el imperio del mal´, pero es innegable que Castro es el cerebro ideológico y la figura carismática que sostiene toda esa campaña. Sin Castro, Chávez tendrá dificultades para ocupar ese lugar", afirmó.
En el caso de Nicaragua, el inicio de una transición a la democracia en Cuba podría tener un efecto negativo sobre Ortega, uno de los líderes de la guerrilla del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que asumió el poder tras el triunfo de la revolución de 1979 y que fue derrotado en las urnas en 1990 después de una cruenta guerra civil.
Ortega, quien contendió sin éxito en los comicios de 1996 y 2001, se ha presentado nuevamente como candidato a la presidencia por el FSLN en las
elecciones de noviembre próximo.
"El pueblo de Cuba ha estado luchando durante los últimos 50 años por su libertad y por construir su propio destino en democracia y libertad. Lo que está sucediendo hoy en Cuba sirve de recordatorio a los nicaragüenses, que hace 16 años decidieron deshacerse del régimen totalitario de los sandinistas, dijo Eduardo Montealegre, candidato por la Alianza Liberal Nicaragüense.
"El pueblo nicaragüense ha rechazado y seguirá rechazando la naturaleza totalitaria de Daniel Ortega y estoy seguro de que no querrá volver a caer en esa trampa mortal, agregó Montealegre, considerado favorito para ganar las elecciones en caso de llegar a una segunda vuelta.
Sin embargo, otros sectores de la izquierda latinoamericana -que De Vengoechea identificó como la izquierda moderna que cree en los beneficios del capitalismo productivo como un generador de la riqueza a distribuir entre la población- se verían beneficiados por una apertura en Cuba.
Los principales representantes de esta corriente son los presidentes Michelle Bachelet de Chile, Luiz Inacio Lula da Silva de Brasil, Tabaré Vásquez de Uruguay y Alan García de Perú, además del dirigente opositor colombiano Carlos Gaviria.