Las Grandes Ligas tienen la habilidad de sobrevivir a las malas noticias, como puede verse en la recuperación de los problemas de juego de Pete Rose, la simpatía de Marge Schott por Hitler, los juicios de Pittsburgh por estupefacientes y los chillones uniformes color mostaza de los Padres de San Diego.
¿Pasará lo mismo esta vez?Desde los primeros años de la década de los setenta, sólo dos conflictos se han negado a desaparecer.
El primer conflicto es la eterna búsqueda de paz laboral. El béisbol ha sufrido ocho huelgas y cancelado la Serie Mundial de 1994.
Hace cuatro años hubo un respiro, cuando los propietarios y los jugadores llegaron a un nuevo acuerdo laboral horas antes de que estallara la huelga número nueve.
El segundo conflicto es el escándalo de los esteroides. Es una pesadilla que ha socavado el equilibrio estadístico del béisbol, echado una nube de sospechas sobre los jugadores de la actualidad, y ahora amenaza con traer el caos a la cuna de la inmortalidad en Cooperstown.
Durante los próximos meses, estos dos grandes problemas del deporte podrían resolverse o estallar en unísono.
En diciembre, cuando se resuelvan las dificultades legales de Barry Bonds y Mark McGwire participe por primera vez en la votación al Salón de la Fama, vencerá el convenio colectivo de trabajo del béisbol.
Siéntanse libres de tomar los alegres comentarios del comisionado Bud Selig como una señal positiva.
Aquí estamos, a pocos meses del Armagedón, y los propietarios acaban de cancelar sus reuniones trimestrales en Toronto porque no tienen nada urgente para discutir.
Ante la ausencia de los problemáticos David Glass y Drayton McLane Jr., el silencio nunca ha sonado tan bien.
Sin embargo, la durmiente sirena aturdirá ni bien explote la próxima bomba de esteroides. Primero está Bonds, cuya vida se está siguiendo al estilo "The Truman Show".
Es ingenuo pensar que hemos escuchado la última palabra del desprestigiado relevista de Arizona, Jason Grimsley.
Y la candidatura al Salón de la Fama de McGwire no puede ser otra cosa que una distracción de la celebración que rodea a Cal Ripken Jr y Tony Gwynn.
Estas bombas de tiempo amenazan una época generalmente positiva del juego. Como señaló Selig en el Juego de las Estrellas, el béisbol generará un récord de 5,2 mil millones de dólares en ganancias este año.
Los factores fueron el aumento de asistencia a los partidos, el popular sistema de wild-card, el nuevo acuerdo con Fox y el impacto positivo del nuevo sistema económico — con su impuesto de lujo y los componentes de la división de ingresos — y el deporte está en un lugar feliz.
El Clásico Mundial de Béisbol tuvo buenos resultados como medio para promover el consumo global del deporte, y la operación MLB.com de Bob Bowman sigue generando dinero e innovaciones.
El rating del Juego de las Estrellas ni siquiera se estancó este año — a pesar de la ausencia de Manny Ramírez.
Pero a partir del escándalo de BALCO, el béisbol está recibiendo mucha — algunos dirían desproporcionada — atención en su carácter de verdugo de las drogas deportivas.
Mientras que hombres como Floyd Landis o Justin Gatlin pueden llegar a copar los titulares por un determinado período, quien finalmente acaparará la atención es el béisbol.
Sólo por diversión, ingresamos las palabras "Bud Selig" y "esteroides" en Google, y salieron 263.000 resultados. Una búsqueda similar de Paul Tagliabue, comisionado de la NFL a punto de retirarse, devolvió 33.900 resultados.
David Stern, comisionado de la NBA produjo 329.000 resultados, incluyendo un artículo de mayo del 2005 en el que los legisladores calificaron a la política de estupefacientes de la NBA como "bastante patética" y "un chiste".
Pero probablemente no sabías eso ya que la noticia fue empañada por la primicia de que el relevista de los Mellizos, Juan Rincón, había sido suspendido por 10 partidos por haber violado las reglas de las Grandes Ligas con respecto a la prohibición de esteroides.
El béisbol considera que la obsesión de los medios con sus conflictos es un cumplido. Los líderes del juego atribuyen la atención al preciado lugar que ocupa el deporte en el corazón y la mente del público americano.
"Todos aquellos conflictos nos mantienen en un estatus muy alto, y, de alguna manera, debemos estar agradecidos", dijo el presidente del los Cachorros de Chicago, Andy Mac Phail.
"Es parte de nuestra bendición. El hecho que a las personas les importe es lo que nos mantiene vivos. Pero también es una maldición, porque las expectativas son más altas", agregó.
Todo eso nos dejó pensando: ¿Tiene el béisbol un estatus más alto que los otros deportes? ¿O es su posición el resultado de heridas auto inflingidas por incompetencia, arrogancia o una combinación de ambas?
ESPN.com pidió la opinión de las siguientes cinco personas: George Will, comentarista político; Dr. Charles Yesalis, experto en estupefacientes; Mark Farinaru-Wada, co-autor de "Game of Shadows", Paul Swangard, profesor de marketing deportivo de la Universidad de Oregon; y Mike Paul, asesor de reputación deportiva.
Tal vez sus opiniones no te digan precisamente adónde se dirige el béisbol. Pero con seguridad te ayudarán a explicar la situación actual del deporte.
TESORO ESTADOUNIDENSE
Pueden decir lo que quieran acerca de las proclamaciones que sugieren que la NFL, con su administración seria y sus relaciones laborales armoniosas, ha superado al béisbol como pasatiempo nacional. Pero cuando los estadounidenses necesitan un abrazo, todavía miran al diamante.
El béisbol, más que cualquier otro deporte, ayudó a levantar los ánimos de la nación luego de la masacre del 11 de septiembre. Los estadios fueron más que una fuente de entretenimiento, constituyeron una fuente de contención.
"Otros deportes pueden desafiar la popularidad del béisbol, pero no están arraigados en la cultura americana como el béisbol", dijo Swangard. "Tal vez sea el fruto de la longevidad. Pero siempre ha sido béisbol, tarta de manzana y Chevrolet. De seguro que no era lacrosse o la NBA".
Dicho retro-romanticismo ayuda a explicar porqué los libros de Babe Ruth y Roberto Clemente fueron bestsellers este verano, y los fans estaban tan ansiosos por abuchear a Bonds cuando perseguía los 714 del Bambino.
Gran parte del encanto del béisbol es el prestigio de sus números, y toda amenaza a algo tan sagrado de seguro armará algún escándalo. La naturaleza del juego es lo que lo hace tan conductivo a la disección — y a las críticas.
"¿Cuántos aficionados de la NFL pueden decirte cuántas yardas recorrió Walter Payton?", dijo George Will. "El béisbol es un deporte de episodios discretos, de modo que tiene una relación diferente con los números. Si un jugador de béisbol usa alguna droga para mejorar su rendimiento, el éxito de sus lanzamientos o sus bateos mejorará, y eso quedará registrado. Si lo hace un liniero interior, ¿quién se da cuenta? ¿Cómo lo mides? No hay parámetro estadístico".
ESCRUTINIO DE LOS MEDIOS
Un nivel más alto es una cosa. Un doble nivel es otra cosa completamente distinta.
El columnista de béisbol del New York Post, Joel Sherman, recientemente hizo una pregunta apasionante: Si el Dr. James Shortt, el médico del equipo que recibió una sentencia en prisión por dispensar drogas ilegales a los Carolina Panthers, ha trabajado en el béisbol, ¿Acaso los titulares y noticias no tendrían que haber sido un poco más grandes y llamativos?
Esto es tomado como un símbolo de falta de respeto hacia nuestros colegas en la profesión de redacción de fútbol, pero la aparente aceptación ciega de los medios parece ser bastante inverosímil.
En caso de que no supieran, el apoyador Bill Romanowski juega un importante rol de apoyo para Bonds en el libro "Game of Shadows". Los jugadores de Carolina se refirieron a la política de testeo de esteroides en la NFL como "un chiste", y el número de jugadores de 300 libras en los campos de fútbol este verano incrementó a casi 430.
"¿Acaso creemos que el peso es adquirido por comer muchas hamburguesas?", dijo Will. "No lo creo. Es sospechoso".
De todas maneras, las críticas rebotan en la NFL como los tacleadores del muslo de Larry Johnson. Este año, el Scripps-Howard News Service realizó un exhaustivo estudio de promedio de muertes entre los jugadores profesionales de fútbol, compilando una base de datos de 3,850 de jugadores enfermos y encontrando una impactante relación entre la obesidad y la muerte a temprana edad. El vocero de la NFL Greg Aiello descartó rápidamente la noticia como irrelevante, y nada más se dijo del tema.
¿Por qué con la NFL se hace la vista gorda? En algunos casos, uno puede analizar a los entrenadores controladores que usan el acceso como un arma y que ofrecen menos información que el Pentágono.
En Miami, Nick Saban permite que los periodistas hablen con sus asistentes tres veces al año. En New England, el mariscal de campo estrella Tom Brady se ausenta de las prácticas, y nadie sabe porque ya que el entrenador de los Patriots, Bill Belichick se niega a reconocerlo.
Cuando el gerente general de los Medias Rojas, Theo Epstein, expresó su deseo de emular a los Patriots, algunas personas lo tomaron como que un signo de que un cono de silencio envolvería Fenway Park.
Pero la naturaleza del béisbol hace que sea más difícil para los equipos controlar el flujo de información. Todos los días, los escritores de Boston se presentan en la oficina de Terry Francona para tener las últimas noticias. Si Gabe Kapler tiene una lesión de ingle, los fans de los Medias Rojas lo van a saber.
A los jugadores de béisbol no les gusta tener a los periodistas en el clubhouse todos los días, pero es una cuestión de tradición.
Los escritores son una parte de la escena tan importante como las toallas mojadas y el pollo frito que se come una vez terminado el partido.
"Hay una intimidad particular entre los jugadores de béisbol y la prensa, porque estás hablando de una temporada que comienza a mediados de febrero y termina a fines de octubre", dijo Will. "A menos que seas un fanático de los Cachorros, donde termina mucho antes".
IMAGEN VS REALIDAD
El consenso entre los expertos de drogas es que el uso de sustancias ilegales en los deportes está tan avanzado que los atletas tienen la seguridad de estar protegidos contra los testeos.
Un estudio confiable por el consumo de hormonas para acrecentar la masa corporal no existe en ningún deporte. Entonces, ¿Acaso debemos creer que en el fútbol, el básquetbol y el hockey se abstienen de usarlas porque tienen más integridad, menos incentivo y mejor alcance moral que los jugadores de béisbol?
Yesalis, un profesor retirado de Penn State y una reconocida autoridad en el tema de drogas en el deporte, culpa a todos los periodistas deportivos por su incompetencia y negligencia en no poder alertar a los fans del problema de los potenciadotes de performance en el deporte.
Pero dice que Selig y el líder del sindicato de béisbol Don Fehr, fueron particularmente cortos de vista al perderse los signos de advertencia.
"Hay una razón por la que el béisbol está siendo tomado de punto-el Sr. Selig y sus asesores fueron increíblemente estúpidos en la forma que manejaron el problema del dopaje", dijo Yesalis. "Si hubieran hecho lo que la NCAA y la NFL hacen, realizando control de daños y reconstruyendo la fachada, los políticos hubieran estado contentos".
Como varios expertos, Yesalis está convencido de que el uso de potenciadotes físicos en el fútbol está igual de pronunciado que en el béisbol. "La NFL simplemente lo manejó mucho mejor desde el punto de vista de relaciones públicas que el béisbol", dijo.
Mientras que los líderes del sindicato hablan acerca de preservar los derechos de privacidad, los fans y oficiales electos lo ven como obstruccionismo. Cuando Selig intenta enviar al abogado de la MLB Rob Manfred a una audiencia del Congreso en su representación, el público siente la arrogancia.
Y cuando Rafael Palmeiro apunta con el dedo en negación y cuando Mark McGwire se niega a discutir el pasado, sólo envenenan el pozo e invitan a más escrutinios.
"Si alguien tiene la percepción de que el uso de esteroides es peor en el béisbol que en otros deportes, está equivocado", dijo Fainaru-Wada. "El béisbol recibe el tratamiento que recibe porque fue lento al tratar con el tema y actuó más atrevidamente que el resto".
CARGA HISTÓRICA
El béisbol también parece generar un debate caliente con respecto a temas económicos más que cualquier otro deporte. ¿Acaso por qué A.J. Burnett invita al desprecio por haber firmado un trato de cinco años por un valor de 55 millones con los Azulejos, mientras que a nadie le importa que un jugador marginal de la NBA como Keith Van Horn sea garantizado con 73 millones por seis años por los Nets?
Selig y el sindicato están intentando cambiar la imagen. "No creo que los fans presten tanta atención a quien sea el culpable", dijo Swangard. "Son todos estos millonarios en un cajón de arena generando billones de dólares al año, y están actuando como un par de mocosos malcriados. Allí es donde entra la frustración para mucha gente".
La evidencia sugiere que los fans pagarán entrada más caras y comprarán merchandising sin tomar en cuenta el uso de esteroides.
El año pasado, cuando la carrera de Rafael Palmeiro se encendió en llamas y el hedor del libro de José Canseco continuaba propagándose, el béisbol logró un record de 74 millones de fans.
Contrasten eso a la temporada de 1995, cuando la asistencia se zambulló en respuesta al cierre de la Serie Mundial. En las escuelas de negocios los profesores distinguen entre los fans y los consumidores.
El fan continuará asistiendo, mientras que el consumidor podría dejar de hacerlo. Pero el fan suele recordar desaires o transgresiones que el consumidor podría olvidar fácilmente. Lo peor que puede suceder es cancelar una Serie Mundial.
¿Entonces porque los medios parecen estar más obsesionados que los fans con el uso de drogas en el béisbol? Quizás, Swangard dijo, la nueva generación de fans ya no ve al béisbol como un mero deporte. Es sólo entretenimiento.
"Si yo estoy pagando 150 dólares por mi familia de cuatro para ir al AT&T Park y ver a los Gigantes, quiero ver a Barry Bonds batear un jonrón por encima del alambrado del jardín derecho en McCovey Park", dijo Swangard. "Y si su cabeza se sale rodando en segunda base, eso es entretenimiento".
EL MÁS CALIENTE
George Will, cuyo amor por el béisbol podría trascender su pasión por la política, es un descarado partidario de Bud Selig. Piensa que el record de realización de Selig es tan impresionante como el de sus pares en el comisionado, Tagliabue y Stern.
"Uno de los aspectos más destacables del periodismo deportivo es que en los últimos 20 años es la mala prensa que recibe Bud Selig", dijo Will. "Ya he escrito esto en el pasado y lo voy a decir una vez más: Es el mejor comisionado en la historia del béisbol. El es el noveno, y los restantes ocho ni se le parecen".
Claro está, uno no podría saber eso mirando tan sólo las encuestas ocasionales que se realizan online en las que Selig aparece como el peor comisionado en los deportes.
El accesible Selig, quien es tan adepto a forzar el consenso entre los dueños, también es un pararrayos de críticas. Por todos los avances que realizó, el siempre será tan sólo Bud.
Este Bud se corta el pelo en Tony Lococo's Hair World y almuerza en Pilles Frozen Custard. Tiene un fondo discrecional de 100 millones a su disposición. Agoniza acerca de lo que la gente piensa de él y religiosamente lee los periódicos, pero leerlos por Internet es un desafío para él.
Y claro está, Bud trabajó en el negocio de los automóviles antes de traer el béisbol a Milwaukee. Jamás podrá superar esa caracterización.
"Creo que las raíces de Bud Selig son muy importantes para configurar su carácter", dijo Mike Paul, el consultor deportivo de reputación.
"Cuando Bud Selig está en una reunión tratando un tema controversial de esteroides, creo que se da vuelta y acude al primer abogado y le dice, '¿Como limitamos nuestra responsabilidad y nos protegemos?', debería estar preguntando, '¿Qué es lo que tenemos que hacer a largo plazo por nuestra reputación?'".
Justa o no, esa es la percepción. Selig se puso nervioso con la situación de Pete Rose hasta que el tiempo resolvió el conflicto por él. Cuando el lanzador de Boston, David Wells entró en la diatriba en contra del comisionado en el entrenamiento de primavera, Selig sólo tragó y cambió de tema.
Contrastando eso con el comisionado de la NBA, David Stern, quien golpea al dueño de los Mavericks, Mark Cuban, con una multa cada vez que Cuban lo mira con cara extraña.
Por lo menos la evidencia sugiere que Selig finalmente "está comprendiendo" el tema de las drogas. El mes pasado en Pittsburgh pasó un tiempo considerable discutiendo los peligros del uso de anfetaminas en el béisbol. Parece ser que el comisionado quiere estar adelantado esta vez.
Selig tendrá mucho más con qué lidiar en los próximos meses. Más conflictos por esteroides. Muchos problemas sindicales. Como siempre, el béisbol se aferrará a los cuadros generales mientras que intenta adherirse a un único set de estándares.
El mejor escenario de situación: El juego emerge de esta encrucijada mejor parado que nunca. El peor escenario de situación: Nos estamos dirigiendo hacia el infierno. El tiempo dirá.