Los principales dirigentes del PLD insisten en culpar a los otros partidos de sus errores y fracasos, de su falta de visión y capacidad para enfrentar y solucionar los problemas nacionales. Se han pasado dos años culpando a Hipólito Mejía hasta del calor que hace en este verano, mientras el país se cae a pedazos. En dos años no han hecho nada. Y siguen repitiendo la misma mentira.
Ante la ola de crímenes y delitos el gobierno responde, dos años después con un decreto para depurar la Policía y otro que decreta un toque de queda después de las 12 de la noche violando los derechos constitucionales de la población.
El doctor Euclides Gutiérrez Félix se asombra y se lamenta de los "absurdos" y de la corrupción de su partido y de su gobierno, pero, para evadir su responsabilidad y la de su partido, culpa al PRD y al PPH de haber "contagiado", como su fuera una gripe, a los muy impolutos dirigentes del PLD, aquéllos que llegaron en chancletas… ¿O son otros, Euclides? ¿No que el país se dividía en corruptos y peledeístas?
El PLD parece haberse convertido en una empresa C x A que monopoliza el negocio del Estado para beneficio de una parte de los funcionarios.
El último escándalo aparece en el semanario Clave. Se trata de un poder del presidente de la República al secretario de Obras Públicas por cien millones de dólares, más de 3 mil millones de pesos, sin licitación ni concurso, para una empresa norteamericana que anteriormente había sido sometida a la Justicia por estafa contra el Estado.
Las cosas han llegado tan lejos que el secretario general del PLD -donde se libra una lucha feroz por el control del partido y del gobierno- ha pedido sanciones para quienes hicieron aprobar la isla artificial sin la autorización del presidente de la República y de la dirección política de la organización. (En los pasillos del Palacio se escuchan voces que aseguran que un legislador del partido de gobierno distribuyó entre sus colegas de todos los partidos más de 300 millones de pesos para engrasar los ejes de la carreta del Congreso)
La aprobación mágica de la isla de los pájaros, como también se le llama, ha provocado un lío, y no de ropa, en el gobierno, pues el Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, César Pina, un abogado de prestigio bien ganado por su capacidad y su honradez, fue engañado vilmente por un influyente funcionario y miembro del Comité Político que traicionó la confianza del presidente de la República.
Al escándalo de la isla frente al malecón se suman otros, como aquel del Portal del gobierno que fue sobrevaluado en más de diez millones de dólares, como comprobó la comisión ética del propio gobierno. Pero no se hizo nada. El imputado se mantiene en su despacho, probándole al secretario técnico de la presidencia, Temístocles Montás, a quien enfrentó duramente, su poder en el Palacio Nacional.
El caso de la decoración del edificio de la Suprema Corte de Justicia es reciente. Todos los poderes se unificaron para impedir que la auditoria realizada se publicara.
Los enfrentamientos entre funcionarios no se producen en defensa del interés nacional, sino en defensa de sus propios intereses. A muy pocos en el gobierno le interesa el país. Hay quienes tienen dos funciones en el gobierno. Una como funcionario y la otra como contratista o suplidor del Estado a través de empresas fantasmas o de testaferros.
A muchos la experiencia del primer gobierno del PLD les ha servido de experiencia. A los que les fue "mal" en la administración del 96 al 2000 ahora están tratando de que sea distinto. En una institución del Estado nadie cobra un cheque si previamente no lleva, en efectivo, el 5 por ciento. Para cobrar una "deuda vieja" han que pagar hasta un 30 por ciento. Y eso es casi público, pues hasta existen grabaciones telefónicas extorsionando para que les paguen. "O no vengas a buscar el cheque"
No es casual que muchos funcionarios estén renuentes a la declaración jurada de sus bienes, como manda la ley, a dos años de gestión.
El Estado se ha convertido en una fuente de enriquecimiento ilícito, en un negocio. El partido de gobierno ahora que tiene todos los poderes del Estado, funciona como una empresa monopólica. ¡Business!