SAN FRANCISCO DE MACORÍS.-El Consejo Regional de Desarrollo planteó las metas que debe seguir el proceso de crecimiento económicodel país. Planteó que el país debe abocarse a un proceso provocado y dirigido, en definitiva planificado por el Estado, por ser éste el que tiene las posibilidades reales para provocar, dirigir y planificar este proceso en forma acelerada.
La entidad de desarrollo que agrupa las provincias del Nordeste el Cibao Central, expresa que en las naciones en vía de desarrollo como la nuestra, el rol del Estado como orientador y promotor del desarrollo nacional debe jugar un papel más incidente, además de tener metas, objetivos y propósitos más dinámicos e importantes que en el Mundo desarrollado.
El CRD por medio de sus ejecutivos Ysócrates Andrés Peña Reyes, Abraham Abukarma, Jaime Antonio Marizan y Rosalba Gutiérrez, indica que para impulsar nuestro desarrollo el sector publico está obligado a intervenir en muchas áreas donde el sector privado no ha podido hacerlo, por ser iniciativas no productivas a corto plazo o porque se necesitan inversiones considerables que las empresas privadas no están en capacidad de financiar.
Sostiene que para lograr estos propósitos debemos recurrir a la planificación del desarrollo para transitar de la administración pública que resuelve los problemas en la medida que se van presentando, a la que procurar prever el futuro sustentado sobre la base del estudio del pasado y el presente, para así programar acciones racionales y sistemáticas que nos lleven a utilizar con eficiencia los recursos nacionales.
El CRD sugiere para llevar a cabo el referido propósito, el fortalecimiento de las instituciones y los grupos técnicos y administrativos que tienen la responsabilidad de planificar y programar las actividades de desarrollo en cada región y en el país en sentido general, para lograr la correcta distribución de los beneficios del proceso de desarrollo obtenida en las naciones desarrolladas.
Finalmente, la entidad exhorta a tomar iniciativas tendentes a eliminar la desigual concentración de la producción de bienes y servicios en un sólo polo, específicamente en la capital de la República, así como dar pasos acelerados para la transferencia de las actividades económicas y administrativas hacia las regiones, procurando una mayor justicia en la asignación de los recursos nacionales y la elevación del nivel de vida de todo el pueblo dominicano.