SANTO DOMINGO.-Al intervenir como expositor dentro del programa de actividades relativas al desarrollo del Segundo Corredor Cultural, el connotado cantante y compositor Rafael Solano dictó la conferencia titulada “La Música Popular Romántica en República Dominicana” en cuyo desarrollo se destacÓ en primer orden el aspecto histórico y la calidad contenido en las producciones musicales.
Para sorpresa del público, la actividad se constituyó en un momento plasmado de vivencia y recuerdo inolvidable tras la destacada participación de los artistas Niní Cáffaro, Rhina Ramírez, Fernando Casado y Julio César Defilló.
En su intervención, Solano explicó que en nuestras canciones se describen elementos que imprimen tristezas, los cuales están presentes en su propia música, tales como los cantos de trabajo, lamentos campesinos y los cantares religiosos de orden folklórico.
Con la finalidad de llevar una mayor comprensión del tema, definió la música como el elemento por excelencia primordial para la fiesta, el gozo y el disfrute para la vida alegre, por lo que añadió que se trata de un concepto compartido por la mayoría.
“Aunque con mucho temor, me atrevería a expresar la percepción de cierto estado de decadencia en la producción de canciones románticas en nuestro país desde 1980 en adelante” expresó.
Frente a esa situación citó como ejemplo la aparición salvadora al cierre del siglo XX, con la llegada de una nueva esperanza de proyección universal de la música dominicana: Juan Luis Guerra.
También definió la música como un idioma, un lenguaje muy especial y forma de expresión capaz de penetrar en las profundidades de la mente, el alma, el corazón, el espíritu del ser humano.
Entre canción y canción, cada uno de los intérpretes puso de manifiesto la calidad y aceptación de un repertorio de canciones de las autorías de legendarios compositores dominicanos, entre ellos Moisés Zouain, Nicolás Yabra, Juan Lockward, Manuel Acosta Sánchez, Manuel Troncoso y Enriquillo Sánchez.
En el contenido de cada una de las canciones se hicieron sentir los aspectos más relevantes, tales como signos históricos y contemporáneos relativos a la calidad de la música como arte popular dominicano.
Solano dijo que el impresionante número de canciones de amor correspondiente al repertorio dominicano corresponde en gran medida con el hecho de que el hombre dominicano es esencialmente musical y romántico.
Tras ofrecer detalles sobre el contenido rítmico y letra de una determinada canción, los artistas secundaban los planteamientos externados por Solano, quien desde el inicio hasta el final provocó euforia y constantes aplausos.
Definió el periodo de los años cuarenta como el de mayor productividad para la música romántica dominicana, citando como ejemplo a los compositores Luis Alberti, Salvador Sturla, Luis Rivera, Juan Lockward, Manuel Sánchez, Enriquillo Sánchez.
En sentido general y haciendo análisis del tiempo transcurrido, Solano dijo que tal y como acontece en la actualidad con las fusiones, se pierden en bruma los orígenes de las partes, lo cual va en detrimento de las mismas, mientras el público consumidor se queda entre unas y otras sin encontrar el reposo y la identidad de lugar.
La actividad cultural desembocó en un final feliz, cuando Niní Cáffaro, Fernando Casado, Julio César Defilló y Rhina Ramírez, unieron sus voces en un cuarteto para interpretar los temas de amor titulados” Romance Bajo la Luna”, “Concierto de Amor”, “Por qué no ha de ser” y en la “Oscuridad”.