SANTO DOMINGO.-El Alzheimer es una enfermedad degenerativa provocada por la muerte de las neuronas cerebrales y que se manifiesta, principalmente, con el deterioro de la memoria. Está asociada con el desarrollo de placas y ovillos de fibras que van recubriendo el cerebro. Rara vez afecta personas jóvenes, es ocasional en las de mediana edad y cada vez más frecuente en mayores de 65 años.
Históricamente, el término enfermedad de Alzheimer (EA) se aplicó a la demencia progresiva desarrollada en la edad media de la vida, previa a la etapa senil; mientras que se denominaba demencia senil a la que suele presentarse cuando las personas arriban los 65 ó 70 años. Luego se comprobó que ambos procesos constituían uno solo, independientemente de la edad en que aparecen.
CAUSAS
Las causas de esta enfermedad no se han establecido con certeza, pero se asegura que existe una predisposición genética que provoca atrofia de la corteza del cerebro, particularmente en la región frontal y temporal. También se ha relacionado con el cúmulo anómalo de las proteínas beta-amiloide y tau en el cerebro de los enfermos.
En una minoría de enfermos, el Alzheimer se produce por la aparición de mutaciones en los genes PSEN1, PSEN2 o APP. En estos casos la enfermedad aparece en épocas tempranas de la vida y se transmite de padres a hijos, por lo que existe habitualmente historia familiar de esta condición en edades precoces.
Los síntomas de la enfermedad como una entidad nosológica aparte fueron identificados por Emil Kraepelin y la neuropatología característica fue observada por primera vez por Alois Alzheimer en 1906. Así pues, la enfermedad fue co-descubierta por Kraepelin y Alzheimer; sin embargo, dada la gran importancia que Kraepelin daba al hallazgo de la base neuropatológica de desórdenes psiquiátricos, decidió nombrar la enfermedad en honor a Alzheimer.
SÍNTOMAS O SEÑALES DE ALERTA
En el preámbulo de la enfermedad la persona afectada presenta leves problemas perceptivos del lenguaje y emocionales, que se incrementan a medida que esta condición avanza. Pero el mecanismo de desarrollo del Alzheimer puede iniciarse sin presentar ningún indicio.
Los síntomas más comunes de la enfermedad son alteraciones del estado de ánimo y de la conducta (arrebatos de violencia no usuales), pérdida de memoria (que puede llegar hasta el desconocimiento de familiares y al olvido de habilidades normales) y dificultades de orientación.
Otras señales que presagian la presencia del Alzheimer son:
Afasia: Disfunción en el centro del lenguaje del cerebro que imposibilita o disminuye la capacidad de comunicarse de forma oral, por medio de la escritura o los signos, conservando la inteligencia y los órganos fonatorios.
Apraxia: Enfermedad neurológica que anula la capacidad de ejecutar movimientos aprendidos y familiares, a pesar de tener la capacidad física y el deseo de realizarlos.
Agnosia: Disfunción que impide la facultad de reconocer estímulos previamente aprendidos o de aprender nuevos, sin haber deficiencia en la alteración de la percepción, lenguaje o intelecto.
FACTORES DE RIESGO
Entre los factores que aumentan el riesgo de padecer de Alzheimer se encuentran: antecedentes familiares, edad avanzada, traumas en la cabeza y episodios de ansiedad y depresión (porque estas condiciones emocionales incrementan los niveles de cortisol y pueden lacerar el funcionamiento de la memoria)
MENOR ESCOLARIDAD, MAYOR RIESGO
Existen evidencias de personas con un riesgo mayor de sufrir de Alzheimer, según sus rasgos de personalidad y hábitos de vidas: tienen poco interés por la cultura, escasos hábitos de lectura, escasas aficiones y ausencia de curiosidad. Por eso, es importante mantenerse aprendiendo cosas nuevas, para estimular la producción de neuronas.
TRATAMIENTO
En la actualidad, son escasas las opciones terapéuticas para la enfermedad de Alzheime.. Los tratamientos farmacológicos intentan controlar síntomas como la pérdida de memoria o la agitación psicomotriz. Los principales grupos de fármacos tratan de intervenir sobre los neurotransmisores potenciando la transmisión colinérgica para influir sobre la supervivencia y funcionalidad neuronal.
La nueva aportación de la regeneración de las células nerviosas en adultos (neurogénesis del adulto) a través de la estimulación ambiental no farmacológica abre nuevos caminos con muchas posibilidades terapéuticas. Desde la década que inició en el 1970 se han sugerido gran variedad de técnicas en procura de respuestas de orientación adecuadas, como la reorientación a la realidad, la remotivación, la terapéutica de refuerzos, la terapéutica de aptitudes, la estimulación sensorial, el reentrenamiento de la memoria o rehabilitación cognitiva, la terapéutica del medio, etc.
La más evaluada y conocida es la terapia de orientación de la realidad (ROT). Es una colección flexible de estrategias que, habitualmente, conllevan la repetición de datos reales, la presencia continua de información actual y bastantes componentes de socialización.
Se recomienda no pasar por alto señales sutiles; ante la primera sospecha de que un familiar puede padecer de Alzheimer es conveniente coordinar una visita con un neurólogo o psiquiatra para hacer un diagnóstico a la mayor brevedad posible. En caso de ser positivo, se debe estar consciente que las personas afectadas por esta enfermedad necesitan mucho amor y paciencia.
RECOMENDACIONES PARA MINIMIZAR EL RIESGO DE DESARROLLAR LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
– Estimular la memoria: aprender cosas nuevas (otro idioma, tareas técnicas…) hacer crucigramas, leer.
– Controlar el nivel del colesterol.
– Modificar la alimentación e ingerir en abundancia alimentos con antioxidantes para el cerebro: espinacas, brócoli, chinas, piña, sandía, melocotones, ciruelas, aceite de oliva, productos lácteos bajos en grasas, salmón, pollo, pescado, pavo, tomates, aceitunas, aguacates.
– Hacer ejercicio con regularidad y evitar la obesidad.