Este 2006 el gobierno nacional lo ha dedicado a la creación de empleos. Así reza el slogan que encabeza las correspondencias oficiales.
Ningún sector tiene mayor potencial para cumplir ese papel que las micro, pequeñas y medianas empresas. Las estadísticas del Banco Central revelan que son estas entidades productoras de bienes y de servicios las que con menor inversión tienen la mayor capacidad de crear nuevos puestos de trabajo.
Para impulsar el crecimiento de las Pymes hacen falta recursos económicos, que deben ser invertidos en capacitación de personal y capital de trabajo o inversiòn, sobre todo en el área de adquisición de nuevas tecnologías.
La entrada en vigencia del Acuerdo de Libre Comercio de Centroamérica y República Dominicana con Estados Unidos, (DR-CAFTA) aportará recursos para reforzar la administración, la competitividad e incluso estudios de posibilidades y nichos de mercados.
Comenzados hace más de tres años, están en proceso de terminación, y ojalá así sea, los parques de Zonas Francas para las Pymes que funcionarán como distritos productivos en Santiago, Manoguayabo y Santo Domingo. La cercanía entre estas empresas, la organización de servicios comunes, la consulta técnica les permitirá actuar como clusters y asociar sus experiencias de manera colectiva.
Pero las Pymes tienen necesidades de créditos por más de RD$ 25,000,000, 000 (veinticinco mil millones de pesos), y el presupuesto nacional para este año sólo asigna a este programa aproximadamente RD$ 1,000.000 (mil millones de pesos), y sucede que las micro, pequeñas y medianas empresas no pueden recurrir a la banca comercial porque carecen de las garantías que éstos reclaman.
Y ahí nos encontramos con la cruel paradoja de que mientras a los micro, pequeños y medianos empresarios y empresarias se les negaba el crédito por no tener garantías, algunos bancos hacían préstamos a vinculados y sin esas garantías por miles de millones de pesos y dólares a sus accionistas, socios y amigos. Imaginemos las dificultades de crédito que hoy tendrá este sector de la economía nacional con la aplicación de las normas prudenciales que nacieron en Basilea y es ahora cuando las estamos aplicando de manera rigurosa.
Es realmente positivo que los fondos de pensiones provenientes de la Seguridad Social estén pendientes de una decisión de la Junta Monetaria del Banco Central que autorice su conversión en Letras Hipotecarias para facilitar las construcción de viviendas cuya garantía inmobiliaria es indiscutible. Las autoridades de la Superintendencia de Pensiones anuncian que estudian la posibilidad de crear un mecanismo parecido para las micro, pequeñas y medianas empresas, pero los que conocemos las exigencias establecidas en la Ley de Seguridad Social, 87/01, para la preservación y crecimiento de los fondos de pensiones estamos convencidos de que sólo creando una garantía especial podrán estas empresas accesar a fondos provenientes del sistema de pensiones y a los del sector financiero.
El gobierno dominicano, el presidente Leonel Fernàndez, tienen un sus manos una solución inmediata y práctica: Usar los fondos destinados en el Presupuesto y Ley de Gastos a PROMIPYME como un fondo de garantía destinado a asegurar a la banca comercial y a la Superintencia de Pensiones los préstamos a nuestras PYMES. Y recordando que el 51% de estos negocios están en manos de mujeres fortaleceríamos la polìtica de igualdad de oportunidades entre los géneros, tan necesaria para las madres solteras que son 33% de nuestras familias.
Desde luego que habrá que elaborar reglas, normas, pero de seguro la inversión en esa garantía será menor de lo imaginado. Basta con recordar nuestras conversaciones con Camilo Lluberes, su fe en las pequeñas empresas, el éxito del banco de la Asociación para el Desarrollo de la Microempresa (ADEMI) en la recuperación de sus préstamos, confianza que hoy se abona en la gestión de don Manuel Arsenio Ureña y el equipo gerencial que lo acompaña.
La medida que proponemos es de lucha contra la pobreza, es inclusiva, es de creación de riqueza, es de ampliar el horizonte de Promipyme, es de asociación del sector público y el privado en beneficio de sectores sociales que requieren apoyo y confianza de la sociedad en que viven.
Es hacer sujetos de crédito para la liquidez que exhibe el sistema financiero, es sobre todo de creación de empleos y es multiplicar por 20 la posibilidad de negocios, es sustituir la larga y angustiante fila de espera por un préstamo abriendo las ventanillas de todos los bancos y sus sucursales a las micro, pequeñas y medianas empresas democratizando un crédito para hombres y mujeres que quieren seguir trabajando y que con esta iniciativa encontrarían un puente hacia la materialización de sus sueños y esperanzas. El Estado y la sociedad deben apoyarlos.
Santo Domingo
16 de agosto 2006