Las palabras de un presidente de la República no se las puede llevar el viento. La palabra de un presidente tiene que ser como la de un jugador de gallos.
El presidente de la República gastó más de cinco mil millones de pesos del presupuesto nacional para "ganar" las elecciones congresuales y municipales para terminar, según decía, con la dictadura de la mayoría que tenía el PRD, la cual le impedía poner en marcha su programa de gobierno.
Invitó a la población a votar por "un Congreso para el Progreso" y tener así el primer poder del Estado, el Poder Legislativo. En ese afán, el presidente no sólo recorrió el territorio nacional exhortando a la población a votar por su partido, usó a las instituciones policiales y militares como no se había visto jamás.
Antes había dicho que era bueno, saludable para la democracia, que el Poder Legislativo estuviera en manos de la oposición. En el discurso de toma de posesión de su primer mandato, el doctor Fernández dijo: "De manera equivocada se ha pretendido difundir la idea que el gobierno que hoy asume su mandato es un gobierno de base precaria porque se encuentra en franca minoría tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados."
"Al hacerse esa afirmación -continuaba diciendo- se pierde de vista el que desde sus orígenes, el Parlamento o Congreso fue concebido como un contrabalance o contrapeso a la rama ejecutiva del poder público, el cual quiere significar que sólo dentro de una visión autoritaria de la democracia cabe que el poder ejecutivo controle o avasalle el Poder Legislativo." (¿?)
"Si los criterios que a través de los órganos de opinión se han querido difundir tuviesen cierta veracidad, en el sentido de que un gobierno del Partido de la Liberación Dominicana resulta débil porque no tiene mayoría en el Congreso, habría que preguntarse, ¿cómo gobierna Bill Clinton en los EE.UU., donde tanto el Senado como la Cámara de Representantes están bajo el control del Partido Republicano, o cómo gobernaron Ronald Reagan y George Bush, ya que bajo sus mandatos el Congreso estuvo bajo la dirección del Partido Demócrata?"
Pese a esos criterios, todos sabemos lo que hizo y deshizo el presidente Fernández por obtener mayoría en el Congreso.
De igual manera, el presidente Fernández, cuando estaba en la oposición, que su partido no tenía más que un senador, proponía modificación constitucional mediante Constituyente. Incluso en su programa de gobierno así está consignado.
Sin embargo, ahora que tiene mayoría en el Congreso, da marcha atrás y propone una revisión para la que nombra una comisión de abogados "notables".
Es la misma persona que en la oposición dijo que el país había agotado su capacidad de endeudamiento. Y ahora, en el poder, ha duplicado el llamado "déficit cuasifiscal" del Banco Central y aumentado en casi tres mil millones de dólares la deuda externa en menos de dos años.
Es el mismo que promulgó la ley de carrera civil para proteger a los empleados públicos que luego, cuando mayoritariamente eran miembros o simpatizantes del PRD, fueron echados a las calles sin prestaciones laborales.
En su nuevo discurso de toma de posesión, el 16 de agosto del 2004, dijo: "Nadie, absolutamente nadie, podrá utilizar los fondos públicos para la adquisición de nuevas jeepetas, o para efectuar llamadas telefónicas, nacionales o internacionales, sin límites de tiempo". No hicieron bien en ocupar sus cargos cuando todos los funcionarios ya andaban en vehículos de lujo, la mayoría escoltados por varios espalderos militares.
Ese día el presidente aseguró que "los viáticos y las dietas tienen que ser disminuidos. Los gastos superfluos, eliminados". (No se rían, por favor). En estos dos años. La francachela, los viajes en primera clase, las giras con 40 personas…, han formado parte del gasto gubernamental.
Muy serio el entonces flamante presidente de la República prometió "suprimir aquellos cargos de subsecretario de Estado no contemplados en la Ley Orgánica de las Secretarías de Estado correspondientes". ¡Vaya usted a ver! Todavía está nombrando subsecretarios. En cada secretaria de Estado hay más de 20. En los consulados la realidad supera a la imaginación. En las Naciones Unidas tenemos más personal que muchos países ricos.
Ahora que se produjo el escándalo de la isla artificial tal vez valdría la pena recordar aquellas frases del presidente Fernández al asumir su segundo mandato: "Que nadie me susurre en privado lo que no está en capacidad de decirme en público".
(No sé a ustedes, pero esas palabras del presidente me recuerdan una canción mexicana que más o menos dice: "Cucurrucucú, paloma…)
Si no podemos creer en la palabra del presidente, ¿a quien creerle ahora que se aproxima la tormenta?
Un presidente no juega a la política. Un estadista actúa como tal en todo momento y circunstancia.