Se temia, entre ellos yo, que Miguel Vargas Maldonado cometiera el error de colocar a su lado en posiciones de importancia a gentes que nadie quiere saber de ellos, principalmente los dirigentes medios y bajos del partido, y gran parte de la prensa nacional desde su paso por la Secretaria de Obras Públicas.
Pero hemos leido que estarán nada más y nada menos que Marino Mendoza, Tony Peña Guaba, y otros importantes dirigentes del PRD, que han podido pasar la prueba de su cuidado a la hora de de prestar ayuda a los perredeístas, y no perredeístas.
Existen uno o dos quizás no bien vistos, antiguos servidores de Hipólito Mejia, mentirosos por voca ción, que tarde o temprano podrian poner en apuros al pre-candidato presidencial.
Faltan gentes de la categoria de Tony Raful, la voz del PRD, que muchos entendiamos que seria de los de primera linea en el equipo.
Ahora comienza la dura batalla por ganar la convención del PRD, y evitar por todos los medios que un hombre que cuenta con el respaldo casi total de las bases del partido sea perjudicado por los odios y las apetencias desmedidas en esa organización.
Pero igualmente debe cuidarse Vargas Maldonado de seguir siendo tan difícil de localizar, tan impo-sible de hablar con él, tan distante, quizás con el baño de pueblo del fin de semana las cosas comi-encen a ser diferentes.
Porque Miguel Vargas Maldonado tiene que tener claro que ahora es su hora, pero tiene que ser la hora de los olvidados de siempre en el PRD, de los dejados de lados, de los sepultados en la mi-seria durante años, de los que nada han conseguido en los gobiernos del PRD, de los que fueron burlados por los altos dirigentes y los funcionarios del gobierno, de los que fueron maltratados en la misma Obras Públicas por gentes que querian decir que representaban a Vargas Maldonado pero realmente lo que hacian dia a dia era crearles enemigos de amigos, y alejarle la posibilidad de con-vertirse desde entonces en la esperanza que es hoy para el PRD.
Buen equipo, pero necesariamente las reglas del juego debe ponerlas el candidato, y más de uno de esos mismos que hoy van a conformar su estado mayor hacerle saber que él es el candidato y que solamente él decide.