BARCELONA, 28 ago (IPS) – Los inmigrantes han sido un factor fundamental para el notable crecimiento económico de España, afirma un estudio difundido este lunes por la Caixa Catalunya, una de las entidades financieras más importantes del país.
En el último decenio, España ha crecido a un promedio de 2,6 por ciento anual, y, sin la aportación de los inmigrantes, el producto interno bruto (PIB) habría caído 0,6 por ciento en este periodo, de acuerdo con el documento de la institución financiera catalana.
Entre 1995 y 2005, España experimentó el mayor aumento de población inmigrante de toda la Unión Europea (UE), de hecho, 78,6 por ciento de su incremento demográfico se debió a la inmigración.
En ese decenio, los inmigrantes crecieron en este país 8,4 por ciento, mientras en el conjunto de la UE lo hicieron en 3,7 por ciento.
Hasta la década de 1950, tanto España como Italia se contaban entre los países con mayores índices de natalidad, y no sólo de Europa, pero desde 1970 comenzó un acusado descenso de nacimientos, en coincidencia con la gradual incorporación de la mujer al mercado laboral.
Actualmente, en Italia y Alemania la población habría descendido de no ser por la llegada masiva de extranjeros, que ha significado además una inyección de aportes monetarios a los sistemas previsionales, debilitados por el envejecimiento generalizado de los ciudadanos.
En declaraciones a IPS, la economista Raquel Vázquez, del Servicio de Estudios de Caixa Catalunya, sostuvo que "la inmigración representó en España más de 50 por ciento del crecimiento de empleo, y la influencia de los inmigrantes ha sido decisiva en el aumento del consumo privado y la demanda de vivienda, que, como se sabe, son los dos pilares del incremento del PIB en nuestro país".
Vázquez agregó que "aunque menos acentuada, se registra la misma tendencia en el resto de los países europeos, en los que caería su economía si se exceptuara la contribución de los trabajadores extranjeros. Sólo en Francia, Finlandia e Irlanda el PIB habría crecido en el último decenio sin contar a los inmigrantes".
No obstante, sin la inmigración el avance del PIB por persona en Irlanda habría pasado de 5,9 por ciento anual a 1,1 por ciento, y en Francia, de 1,6 por ciento a 0,3 por ciento. En la mayoría de los países europeos las tasas de actividad económica habrían sido negativas sin el trabajo de los extranjeros, y de modo relevante en Alemania (–1,5 por ciento anual) e Italia (–1,2 por ciento).
Siempre según el estudio de Caixa Catalunya, la aportación de los inmigrantes al crecimiento económico del conjunto de la UE ha sido en el último decenio de dos por ciento anual de media. Sin este fenómeno, el producto por habitante habría descendido a –0,2 por ciento anual.
En el periodo que va de 1995 a 2005, la población de la Unión Europea integrada por 15 países (es decir, la UE anterior a la última ampliación) aumentó en 15,7 millones de habitantes, de los cuales casi 12 millones fueron personas inmigrantes.
Consultado por IPS, Carlos Martín, economista del Gabinete Técnico de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras, puntualizó algunos aspectos del impacto de la inmigración en el crecimiento económico de España.
"No cabe duda de que ha sido un impacto decisivo, pero hay que tener en cuenta que una buena parte de los tres millones de trabajadores inmigrantes que hay en el país –entre 30 y 50 por ciento– están en situación ilegal y carecen de derechos laborales", sostuvo.
Martín aseveró que "en esas condiciones estos trabajadores perciben salarios muy bajos, lo que contribuye al modelo de desarrollo económico que se ha seguido en España, basado en el ajuste de los costes laborales, la precariedad, la utilización intensiva de mano de obra, la producción de bienes de escaso valor añadido, esencialmente, la construcción, y los servicios, sobre todo la hotelería".
"Este modelo –continuó el economista– significa pan para hoy y hambre para mañana, aunque gracias a él algunos están acumulando enormes fortunas. Pero una economía verdaderamente competitiva a nivel mundial requiere estabilidad laboral, investigación, innovación, capacitación permanente de la mano de obra".
Mientras tanto sigue incesante la avalancha de cayucos y pateras (embarcaciones precarias) a las costas españolas con inmigrantes indocumentados procedentes, sobre todo, de África subsahariana, y que acometen una travesía cargada de peligros.
El gobierno de la Comunidad Autónoma de Canarias (archipiélago español situado al suroeste de la península ibérica y frente al continente africano) informó que unos 490 cadáveres de inmigrantes han sido hallados en lo que va de año entre las costas de África y España.
Pero la Cruz Roja y la Media Luna Roja calculan que entre 2.000 y 3.000 personas han desaparecido en el mar. Este fin de semana fueron encontrados en una playa de Mauritania una quincena de cadáveres de viajeros que habían partido de Senegal.
Todos ellos murieron de deshidratación y fueron arrojados al mar por sus compañeros, tras una semana de penosa navegación en dos barcazas. Los 179 sobrevivientes fueron rescatados frente a las costas mauritanas.
La espectacular oleada de inmigrantes que se está registrando ha motivado que este jueves comparezca de manera extraordinaria en el Congreso de los Diputados español el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para explicar la política migratoria.
El portavoz de Coalición Canaria en el Congreso legislativo, Paulino Rivero, exigió "un cambio de rumbo" en la política del gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero y denunció la situación "de absoluto desborde" en que se encuentran las autoridades de Canarias para hacer frente a la avalancha de inmigrantes que cada día llegan a sus costas. (FIN/2006)