Muchas comunidades y provincias del país se verán obligados a hurgar entre sus mejores hijos para encontrar un héroe o caminante “peregrino” que lleve hasta el olimpo presidencial sus principales carencias, a las que sólo se le ponen oído en las campañas políticas.
A falta de un osado caminante que lleve el martirio de su tierra natal a cuestas, sugiero a los provincianos abandonados que soliciten los servicios de Ángel Sosa -el llamado peregrino y de otros motes que caminó más de 300 kilómetros para llamar la atención por el abandono de su natal Dajabón- para que les dé un seminario o curso intensivo de formación de héroes comunitarios dispuestos a inmolarse por la dura tarea de vencer la exclusión de los campos y pueblos lejanos a la capital.
Al parecer esta es la vía más expedita para lograr que el progreso y la modernidad toquen las puertas de la descentralización y la justicia social.
Espero que no sea necesario un caminante de San Francisco de Macorís que reclame en el Palacio Presidencial la ampliación y pavimentación de las carreteras de la muerte en los tramos Macorís-Controba, Macorís-Nagua y Tenares-San Francisco, las cuales llevan lustros esperando que la mano generosa de un gobierno se decida a construirlas sin chapucerías.
Tenemos autoridades muy afanosas en incrementar sus recaudaciones impositivas pero poco interesadas en devolver los logros de la niña bonita de la macroeconomía, a los municipios y parajes que siguen anclados en los 70s.
Las contadas obras que se desarrollan fuera de la capital van como un perezoso que busca la copa de una secuoya, mientras una liebre jubilosa recorre la Máximo Gómez hasta La Feria.