New York.- Rico no es el que más tiene sino el que menos necesita y al parecer eso está pasando con los aduladores de las retrancas. Los primeros pueden estar desahuciados, enfermos de rabia, mueren sedientos de sed y aunque no existe suero que traguen para evitar su inminente muerte, ellos prefieren seguir adulando a quienes por ningún motivo les proporcionaran alguna cura. Las retrancas solo pueden transportarlos hacia la nada o mejor dicho a una eminente muerte política. Después que no se quejen pues es ridículo tener nostalgia del tiempo perdido. Solo podemos hacerles las observaciones de que el olor del dinero atrae a la gran manada, pero solo “los de arriba” obtienen sus ganancias no importa las truchimanerias que éstos usen con otras instituciones políticas.
“I’m sorry con esquismi” que estemos metiendo el dedo en la llaga pero los niveles de honradez en las estructuras política del PRSC son foco de infección permanente.
Nuestro hilo conductor y no quirúrgico no puede suturar esa enorme red orbital de corrupción existente dentro de las filas del partido, donde los gangrenados aduladores tienen sus días contados; pequeños moribundos, embalsamados del hedor y el fermento rebosado de pústulas que brota de las mentes de las retrancas. Dirigenticos de tumefactadas carnes e inmundos pensamientos que solo sirven de conejillo de India que no se dan cuenta, debido a su ceguera política, de la enorme brecha existencial de ellos con “los de arriba”.
Apoderarnos del escarpelo del más eminente galeno y así erradicar…extraer cada pustuloso furúnculo e inyectar la más efectiva penicilina. Quisiéramos pero los gonococos frustrados le levitan dentro de esta sociedad política a la que pertenecemos. Si Dios sólo nos ayudara iluminando la vítrea retina de la mayoría de los reformistas-balagueristas dentro de la organización política que si desean que el partido llegue al poder y no siga siendo objeto del deseo de unos pocos que solo saben sacar provecho de una institución que ellos no forjaron y lo peor del caso que nunca reparten con los cianóticos aduladores, quienes llegarán a la tercera edad sin los beneficios que ésta demanda; pero sí atravesados por la aguja de un sátiro enemigo que los utilizó y luego ignoró.
A estos aduladores no los salva ni el medico chino, solo les queda que antes de su extremaunción y antes de su no llegada ascensión, que su vida no siga siendo tan surrealista; que a la hora del none sus lágrimas serán tan gruesas que podrían servir (con una sola) para llenar los CC necesarios de una bolsa de suero fisiológico y recordarán por siempre aquélla frase bíblica que reza “Lloraran como mujeres lo que no supieron defender como hombres”.