El ser humano, confeso pecador y arrepentido es llamado hijo de Dios, desde ese momento emprende una búsqueda que le reporte fe y fortaleza para consolidar la relación con Dios, mediante Jesucristo, el salvador y El Espíritu Santo, guía consolador. Pero no depende del hombre el ordenar sus pasos expresa Las Sagradas Escrituras, el conocimiento del orden divino (1 Corintios 3:11) nos permitirá una vida cristiana en crecimiento integral. Cuando el fundamento de una acción no va orientado al orden divino, en virtud de La Biblia, entonces el hombre natural se aprovecha del alimento que supone ser para fortalecer al espíritu. (Filipenses 1:16-17).
De ahí que muchos cristianos se creen perfectos y hacen un ferviente culto al “yo”, y la Biblia los describe como “amadores de sí mismos” y no se llame engaño, estos que se creen “dioses” están en los principales bancos de las iglesias, tienen un manejo extraordinario de la oratoria y mantienen a no pocos embobados con sus disertaciones y homilías.
Cuando sucede este desvío, la Palabra de Dios ejerce influencia en la carne, específicamente en el carácter, sustentado por el ego y un espíritu altivo. De este corto circuito espiritual se forja un cristiano cargado de virus (aplicando lenguaje computarizado) y con vicios de construcción (de acuerdo a la arquitectura).
Estos cristianos son los que se apoyan en su propia opinión y los que tienen más alta estima de sí, que la debida. Ellos se valoran como ejemplo de moralidad, llegan a ser líderes y desde sus posiciones eclesiales trazan pautas espirituales, constituyéndose en una versión moderna de la “serpiente de bronce”. Y es que lamentablemente, en las iglesias, hay guías ciegos dirigiendo a ciegos y las Escrituras revelan, que tanto el maestro ciego como el pupilo, caerán al hoyo.
Jesús dijo que lo que es nacido de la carne, carne es, y que el nuevo nacimiento está relacionado con el espíritu.
Para que un cuerpo esté relativamente saludable debe tener dieta balanceada y ejercicios, es igual para el espíritu, si nacemos en el espíritu, deseamos “leche espiritual no adulterada”, el problema es que a veces, sí está adulterada o pretendemos carne a destiempo. Hay muchos en la iglesia intoxicados con esta leche podrida y otros obesos de religiosidad, que han obstruido sus venas espirituales.
El verdadero cristiano está siempre ocupado en lo que aprovecha, trabajando en esas buenas obras que fueron preparadas de antemano (Efesios 2:10) para evitar la ociosidad, porque al igual que el cuerpo necesita ejercicios, el espíritu demanda actividad. El ocuparse del Espíritu es vida y paz.
Sin embargo, Jesús dijo que el trigo y la cizaña crecerán juntos, pero no podemos ser tan permisivos e ilusos en las iglesias hasta permitir que se dañe la cosecha. Tampoco debemos ser tan drásticos e inmisericordes de medir con la regla injustamente. De un tipo de cizaña hay que cuidar la iglesia y defenderla, (Judas 1:4,6, 19-23) porque lo revelado pertenece al hombre, mas lo secreto a Dios (Deuteronomio 29:29). Y por sus frutos (espirituales) lo conoceréis.
Pero, mucho cuidado de actuar bajo la pasión del fanatismo sectario, alegando el más fiel apego a lo que usted entiende como sana doctrina, y pretender actuar al compás del pensamiento. Dios manda al cristiano a sembrar, y es una acción muy delicada y peligrosa tomar la decisión de separar el trigo de la cizaña. No a todos Dios le repartió los mismos dones, así que, no tenemos tienen la virtud de juzgar con justo juicio, como señala la biblioteca divina en uno de sus versos.
La iglesia debe recordar que Satanás anda como león rugiente, buscando a quien devorar. Satanás no es una moda, es un agente activo del mal, que nunca cesa de hostigar el cristianismo. Dios mismo le ha concedido derecho al pataleo hasta que llegue el fin de los siglos.
Alerta cristiano! No tenemos lucha contra sangre ni carne, el peligro asecha, y a veces tenemos tan poca visión espiritual, que estamos buscando las razones del mal en el entorno y resulta que una errada concepción cristiana te podría titular como tu principal enemigo, o no dice La Biblia, “sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida”!??
Pensamos que recitar al dedillo versos bíblicos, dedicar horas para ir a los servicios de la iglesia son los requisitos para denominarnos cristianos y nos auto concedemos todo el derecho de tildar a nuestro prójimo de “impío”, una actitud totalmente divorciada del cristianismo, que se fundamenta en la misericordia y el amor de Dios.
Como dice La Biblia “cuidate de ti mismo”, o es que sencillamente, te levantas en la búsqueda de la paja del ojo de tu hermano, sin considerar la viga que tienes en tu propio ojo??? Cuando nos creemos que hemos llegado a la estatura de Cristo, el conocimiento, como sustenta la Biblia, nos envanece y en vez de ministrar para bendición, pregonando un reino de amor, donde hay un lugar para todos, hacemos lo contrario, señalamos el más mínimo defecto, vemos pecado hasta en la sopa y condenamos, desde nuestro criterio a todos y al final de cuentas, el Cielo resultó grande para los pocos que se salvarían.
En la próxima edición hacemos una propuesta bíblica de lo que pudiese ser un orden divino (desde una perspectiva personal) para evitar la epidemia de seudocristianos, para tratar de inmunizarnos en la sangre de Jesús contra los virus egocéntricos, porque el problema no radica en factores externos, el auténtico problema es que caminamos con libre albedrío, bajo los dictámenes de un corazón engañoso. De ahí la importancia de encomendar a Dios nuestro camino en todo momento, de buscarle de mañana, y pedir sabiduría del cielo….y rendirnos como barro ante el mejor artífice, nuestro Creador. Bendiciones!