MÉXICO, 2 sep (IPS) – Vicente Fox llega al fin de su gestión como presidente de México con alto nivel de aceptación popular, la economía estable y con su partido fuerte y preparándose para otro gobierno de seis años. Pero también deja una profunda crisis institucional derivada de las cuestionadas elecciones del 2 de julio. La confirmación el lunes por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial del triunfo por estrecho margen del candidato presidencial del gobernante Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón, elevó la tensión política y las consecuentes protestas de la izquierda, que se manifiesta perjudicada en el escrutinio.
La izquierda, aglutinada en la Coalición por el Bien de Todos liderada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), denunció fraude ante este máximo tribunal al tiempo que organizó distintas movilizaciones, entre ellas un campamento que mantiene hasta ahora bloqueadas la avenida Reforma y la plaza Zócalo, dos sitios neurálgicos de la capital mexicana.
Pero el tribunal no encontró ninguna evidencia de fraude y se apresta, según la mayoría de pronósticos, a declarar la plena validez de las elecciones y a Calderón como presidente electo, aunque aún quedan resquicios legales para anular los comicios si encuentra causales para ello. El pronunciamiento debe emitirse el próximo miércoles como máximo.
Hasta ahora los jueces dan ganador a Calderón, que según el escrutinio conocido superó por apenas 0,58 por ciento de votos a su competidor izquierdista, el ex alcalde de la ciudad de México Andrés López Obrador, candidato de la coalición integrada por el PRD y los partidos Convergencia y del Trabajo.
"Aunque el presidente está dejando una crisis política inédita y actores políticos resentidos y sin deseos de negociar, aún puede festejar altos niveles de apoyo social, lo que a sus opositores molesta sobremanera", señaló a IPS el politólogo Luis Ortiz.
Fox, que entregará la presidencia el 1 de diciembre, terminó agosto con un incremento en sus niveles de popularidad. Es lo indicado por sendas encuestas de los diarios locales Reforma y El Universal, así como de la firma privada Consulta Mitofsky.
Según esas empresas, el primer mandatario de México ajeno al histórico Partido Revolucionario Institucional (PRI) que gobernó siete décadas consecutivas, tiene ahora los mayores niveles de apoyo registrados desde 2001.
Reforma y El Universal indicaron que recibe calificaciones superiores a un promedio de 7,1 sobre 10 consultas, mientras Mitofsky lo ubicó en 6,9 sobre igual número de preguntas hechas por los medios.
Entre los opositores, la situación es contraria. Las encuestas indican que tras las elecciones de julio, en las que alcanzó el máximo apoyo en su historia, la izquierda va perdiendo apoyo y muchos ciudadanos rechazan su actitud tras conocerse su derrota.
Por primera vez en la historia moderna de México, el viernes el presidente no pudo leer su mensaje a la nación en la tribuna legislativa, tal como lo marca la ley para cada 1 de septiembre.
El hecho representó un agravio "a la investidura presidencial, y sobre todo, al pueblo", dijo Fox en una alocución emitida por cadena nacional de radio y televisión luego de responsabilizar de ello al opositor PRD.
Es que los senadores y diputados de esa agrupación ocuparon la tribuna del recinto del Congreso legislativo lo que impidió el ingreso de Fox, quien debió limitarse a entregar su informe escrito en los pasillos a un funcionario de jerarquía menor.
Fue otra acción de protesta de la izquierda por el fraude que denuncia en perjuicio de su candidato presidencial, además de acusar a Fox de apoyar ilegalmente en los comicios a Calderón. En caso de que el tribunal confirme el escrutinio conocido, la izquierda amenaza con crear un gobierno en rebeldía.
La protesta de la víspera también fue para rechazar el cerco policial que se levantó en los alrededores del edificio de ese Poder del Estado, con lo que se impidió la llegada de manifestantes opositores al gobierno, explicaron.
Una encuesta telefónica nacional levantada la noche del viernes por el diario Reforma entre 450 adultos, indicó que 76 por ciento de los entrevistados reprobaron la acción de los legisladores opositores, mientras 32 por ciento dijo que el más perjudicado por ello fue el PRD.
A la pregunta de si el hecho representó una derrota política para Fox, 59 por ciento respondió que no y 34 por ciento que sí. La encuesta tiene una margen de error de más menos 4,6 por ciento, indicó Reforma.
En todo caso, en la nueva legislatura, derivada de las elecciones de julio, la izquierda es ahora la segunda fuerza nacional detrás del PAN, mientras el PRI, antes mayoritario, se desplomó al tercer sitial, un cuadro inédito en la política nacional.
"El respaldo social y político que tiene Fox y su partido es importante, pero dejando tan malas herencias en la política, no debería generar ningún festejo", opinó Ortiz.
"Las fallas del primer gobierno de la alternancia (rompió con la hegemonía del PRI) pegan directo en la democracia y es posible que la tensión actual aumente aún más", advirtió.
Muchos analistas políticos temen que el PRD repita su estrategia de protesta de la víspera el 1 diciembre, cuando deberá tomar posesión, ante el pleno de legisladores, el nuevo presidente de México.
"Que se vayan al diablo con sus instituciones", declaró López Obrador el viernes tras afirmar que todas están caducas, son corruptas y no sirvan para nada.
"Ya empezó una revolución de la conciencia para que el pueblo se dé la forma de su gobierno, es decir que sea el pueblo el que gobierne", proclamó ante sus seguidores.
También convocó para el 16 de este mes a una convención nacional en la capital, en la que según anunció, posiblemente se nombre a un gobierno alterno que él encabezará.
Mientras se espera el fallo del Tribunal Electoral, que podría tensar aún más las instituciones políticas, la economía se mantiene fuerte en sus variables macro, con una moneda estable, inflación baja, equilibrio fiscal y otros indicadores en orden. Ningún analista vislumbra una crisis.
Tal situación contrasta con la que México registraba en el pasado en cada fin de gobierno, cuando casi siempre se producía un descalabro económico. (FIN/2006)