BOSTON.-Yo conozco a Sergio Vargas (Keo, como le decíamos de apodo) y estoy plenamente seguro de que es incapaz de ofender, maltratar o humillar a
alguien. Por lo menos, esa es mi experiencia personal durante más de tres década de conocerlo, compartí con él en el barrio, en el Club Osvaldo García de la Concha – donde ambos militamos desde muy jóvenes desarrollando nuestras inquietudes sobre el quehacer deportivo y cultural de sector Los Mina-.
Conozco de Sergio, el ser humano, sus afanes por proteger la familia para que “no le falte nada”. Ese que nunca ha escondido su eterno amor por su querida Villa Altagracia.
Conozco a Sergio el amigo, quien nunca se ha crecido ni tenido “delirio” de grandeza, pese a ser una estrella del canto popular, que ha brillado con su propia luz sin necesidad de trucos, engaños, adulonería y mucho menos intentar obstaculizar el triunfo del otro.
Sergio no envidia, es una persona leal y honesta, que actúa con transparencia y mucha sinceridad y responsabilidad a la hora de asumir cualquier compromiso, no importa si éste es de tipo personal o de negocio. Cultiva la amistad como un principio de vida.
Por estos días, ese Sergio Vargas, se ha visto envuelto en un escándalo originado y protagonizado por dos expertos en la materia: Enrique Santos y Joe Ferrero, dos seudos locutores de Miami que se creen con licencia para insultar y manchar honras, al amparo de un medio de comunicación que cultiva y comercializa la vulgaridad, y del archienemigo exilio cubano que rivaliza con todo lo que huela a la Cuba de Fidel Castro.
Ya lo hicieron con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, lo intentaron con Juan Luís Guerra, Sonia Silvestre, Víctor Víctor, Johnny Ventura y con muchos otros. Ahora, le tocó el turno a nuestro Sergio Vargas, y todo por el simple hecho de vestir una camiseta (T-shir) con la imagen del legendario guerrillero Ernesto –Che- Guevara, un ícono de la humanidad, una vida ejemplar de sacrificio y entrega por los demás, porque murió luchando por la causa de los pobres y defendiendo sus ideales.
La gusanera de Miami, que no es capaz de enfrentarse a las autoridades y al pueblo cubanos, cree que atacando a los artistas dominicanos va a conseguir la “apertura democrática” que quieren para Cuba. Se equivocan, asi no se hace patria.
Hay que recordarles que durante la sangrienta tiranía de Rafael Leónidas Trujillo, época en que los artistas de Cuba le cantaban al sápatra, los dominicanos nunca menospreciamos al exilio cubano. Y estamos hablando de Beny Moré, Celia Cruz, la Sonora Matancera, el Trío Matamoros y muchos otros que llegaban a República Dominicana a poner al tirano a disfrutar de su música.
Es hora de que los dominicanos no hagamos respetar en Miami, que defendamos nuestra libertad y nuestra dominicanidad. Hagámosle un boicot, no a la comunidad cubana, sino a estos bandidos del micrófono Santos y Ferrero para que dejen de creerse que pueden hacer lo que le venga en ganas.
Sergio Vargas, no solo es un artista destacado del canto popular dominicano, ahora es un representante de los pobres de su Villa Altagracia en el Congreso Nacional, por lo que la demanda que anunció no debe quedarse en el olvido.
“Tire p’alante, compai Seigio que u’te cuenta con toitico los dominicanos pa defendeilo”.