De toda manera, admitámoslo, tenemos seguridad jurídica para unos y para otros no.
Para unos, admitámoslo, hay tanta seguridad jurídica que raya en la impunidad.
Para otros, nada de eso existe.
Quien viaja en un vehículo de lujo, trajeado y bien parecido, tiene todos sus derechos asegurados ante cualquier chequeo policiaco-militar, y más que eso.
Quien transita en un motorcito buscándose la vida por la ciudad, no tiene nada seguro ante uno de esos famosos operativos. Fácilmente es despojado del bien y enviado a la cárcel hasta que a alguien se le ocurra depurarlo.
Obviamente eso no es así, si quien transita es un agente policial o guardia, puede andar sin casco, sin licencia, sin papeles y sin cédulas, porque ese tiene todo sus derechos garantizados.
Un turpen en una jepeta, que ha amasado fortuna ordeñando el erario, es un honorable. Un humilde ciudadano en carrito detartalado en principio es sospecho de delincuente.
Porque la seguridad jurídica dominicana depende de quien sea el sujeto, de su estatus social.
Los operativos anti narcóticos siempre ocurren en barrios pobres, no hay redadas en los residenciales. Por estos lugares nadie vende ni consume drogas.
Las cárceles dominicanas están llenas de pobres, porque solo ellos delinquen. Los ricos no. La ley que protege a los tutumpotes, como llamaba Juan Bosch a los adinerados, es el código de la impunidad, en especial para los empresarios y políticos corruptos.
El empresario que no es del clan dominante, no tiene seguridad jurídica y compite en desventajas. El político que no se asimila a la cultura de la corrupcion, dificilmente alcanza su meta.
Los que afirman que hay aquí seguridad jurídica, probablemente lo dicen por que su estatus se lo garantiza.
Le Ley de Seguridad Social se cumple sólo en los aspectos en que beneficia a los ricos. No se cumple en lo que beneficia a los pobres, por eso no entra en vigencia el Seguro Familiar de Salud.
Leyes como las de electricidad y educación, tampoco se cumplen, cada grupo poderoso la bloquea para seguir como chivo sin ley.
Seamos sinceros. La seguridad jurídica nuestra solo existe en la mente de los que se benefician de los privilegios de que no se cumplan las leyes.
Que no nos guste que nos lo digan extranjeros, eso es otra cosa.