Las declaraciones de la embajadora española Almudena Mazarrasa han despertado un gran avispero, pero es lamentable constatar que el debate sobre el tema se ha concentrado más en la forma que en el fondo, desperdiciando la oportunidad de tomar en cuenta la parte útil de un mensaje que podría significar mucho más que la intención “irrespetuosa” que le atribuyen algunos medios de prensa y voceros del gobierno.
Hemos sido sumamente eficientes para responder a la embajadora, pero muy poco diligentes para entender sus razones y aplicar correctivos a las causas reales que han originado una queja tan frecuentemente asumida por inversionistas y representantes diplomáticos.
En el caso de Almudena Mazarrasa, creo que su grito responde a una situación que hasta podría considerarse desesperante y no es tema sólo de grandes inversionistas empresariales. Incluye muchos casos de gente, digamos “común”, que ha adquirido inmuebles o pequeños negocios para vivir en el país, como el caso de la señora Pilar Marteles víctima de una larga cadena de graves agresiones –incluso hospitalizada por ella- protagonizada por gente amparada en el poder.
Llamo la atención de las autoridades y del país sobre las siguientes reflexiones, que podrían explicar en alguna medida la criticada intervención pública de la señora Mazarrasa.
1. Los "inversionistas" piratas no tiene problemas en países como el nuestro, porque conocen el “método” y tiene mucha habilidad para poner "grasa" donde es necesrio para que los engranajes funcionen. Generalmente los diplomáticos no protestan por este tipo de personas que tienen sus contactos en el Gobierno y suelen “resolver” muy bien. Por ejemplo, es difícil que alguien proteste por el contrato para suplir la Policía.
2. Las dificultades surgen generalmente para los inversionistas que van por el “librito” y prefieren no "romper" las instituciones o comprar decisiones, y se acogen al dictado de la ley. Estos son los que tienen problemas y sufren por la inseguridad jurídica o falta de institucionalidad y respeto a las reglas.
3. Algunos ejemplos que tengo a mano en estos días:
•Doña Pilar Marteles, ciudadana española residente en Bávaro donde adquirió un apartamento en un condominio frente a la playa en White Sands. Fue internada con una fractura maxilofacial triple, producto de la golpiza que le propinó la empleada doméstica de Ernestico Botello Saviñón. Es parte de un grupo de 7 familias españolas que adquirieron apartamentos vendidos por la empresa de Botello y han vivido una pesadilla. A pesar de las agresiones en su contra para despojarla de sus derechos al igual que a sus compatriotas, Pilar no ha logrado el auxilio de las autoridades que hasta se han negado a recibirle una querella. La severa golpiza recibida es sólo una de los varios ataques. Sus abogados y padrinos son gentes de poder, incluso se cita la oficina de un poderoso fiscal.
•Julio Iglesias y Oscar de la Renta. No son intocables. No están al margen de las leyes locales que se obligan a cumplir al hacer sus inversiones aquí. Lo que se cuestiona es si el Gobierno debe permitir que un importante funcionario judicial dirija un proceso contra ellos y cree un escándalo internacional para desacreditarlos, al amparo del poder y de la posición que ocupa en el Poder Judicial. Sin citar el poder que tiene Abelito Rodríguez del Orbe, el personaje más temido en círculos judiciales, amparándose en su amistad con el Presidente de la República. El puede alegar que no es funcionario. ¿Se imaginan en un país respetuoso de las instituciones que se designe como Fiscal de la capital, a una persona con importantes procesos en marcha en los tribunales? Sólo un ejemplo para ilustrar. Oscar de la Renta y Julio Iglesias fueron demandados por Abelito, por el hermano del Fiscal y una empresa de la que el fiscal es principal accionista, nada más y nada menos que por los supuestos daños que le han causado las acciones judiciales iniciadas por el Grupo Puntacana. La jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia ha establecido y reiterado sistemáticamente, que los miembros del consejo de directores de una empresa no son pasibles de demandas por las acciones emprendidas por esa empresa en los tribunales en procura de hacer valer sus derechos. Es decir que Juan Bolívar, miembro del Consejo de Cicom, podría ser demandado el día que yo como presidente de la empresa y en cumpliendo de las funciones que me asignan los estatutos, tome una decisión administrativa de la que él no tiene idea ni es responsable.
Pero bien, el encargado de tramitar las citaciones para la audiencia es el Fiscal del DN que es al mismo tiempo hermano y compromisario con los demandante. El resultado es que Oscar recibió del consulado dominicano en NY, una citación 14 días después de pasada la audiencia, mientras desde aquí se le presentó al mundo como un rebelde que no acata las decisiones de un juez. Esto sin considerar que en una demanda civil de interés privado, de este tipo, los acusados se hacen representar por sus abogados.
•En julio pasado Manatí Park (de inversión española instalado hace 10 años) recibió licencia ambiental definitiva para su parque en tierra y su segundo parque en mar abierto. Esta licencia hace constar que la principal atracción del parque son los delfines. Tres semanas después el mismo ministerio le cancela el permiso para importar cuatro delfines desde Cuba. Los ecologistas que dirigen los diversos departamentos del caso, alegan que ese parque, que ellos mismos habían aprobado, no reúne condiciones para darle el trato que merecen los delfines. Alegan que se murieron dos delfines y que CITES, el acuerdo internacional que permite a Cuba exportar delfines, prohíbe al país comprarlos a Cuba.
Parece que los delfines tienen todos los derechos del mundo, menos el de morirse, condición a la que no escapa ningún ser viviente. Como han muerto dos delfines, la conclusión, sin argumentos serios, es que el parque los maltrata. Aquí no tenemos ningún experto en delfines y el patólogo que hizo la tarea del caso es uno de Londres. El Parque hace la inversión del patólogo porque los delfines con muy caros y entrenarlos y mantenerlos es carísimo, por lo tanto necesita conocer las razones de la muerte para tomar cualquier medida, porque su máxima aspiración es que los delfines tengan vida eterna. Pero… esto no vale frente a al fanatismo de algunos ecologistas. No importa que se lleven de paro una empresa de 10 años, que fue certificada por ellos mismos hace sólo seis semanas.
•Sol Melia construyó un nuevo hotel con una inversión de US$60 millones (excluyendo el valor de la tierra y de la infraestructura de servicios que ya tenía en su complejo). Como es usual, construyó edificios de habitaciones y apartamentos para parte de su personal. La Secretaría de Turismo le niega el reconocimiento alegando que no deben construirse habitaciones para empleados al interior de los complejos turísticos. Quizás la solución para Melia que ya tenía hecho el suyo, será destruirlo, para complacer a la Secretaría.
Esta es la otra cara del tema. La lista es larga… casi infinita y en el gobierno, todos conocen esto, aunque ahora sacan los escrúpulos de María Gargajo y se manipula por lo bajo para hacer creer que la señora Mazarrasa protesta por el contrato de la isla artificial o por la vocación interventora de inspiración colonialista de los españoles.
El resultado de esto es que en el período 1996-2005 la Riviera Maya de México, nuestra principal competencia, la oferta creció a un ritmo promedio del 65%, en Punta Cana, al 18% y en todo el país al 7%. Parece que ya no somos tan atractivos para las inversiones, como nos quieren hacer creer. Es posible que yo crea que esto es importante para el país y es válida la opinión de otros en el sentido de que es mucho mejor que no se aceptemos este tipo de inversión.
Pero esa es otra discusión, porque una cosa es que el Gobierno planifique, proyecte el futuro y haga énfasis en lo que quiere, y otra es que permita que gente de poder buscando lo suyo o funcionarios dedicados a sus asuntos personales, destruyan sistemáticamente la buena imagen del país como destino de CUALQUIER INVERSIÓN. Lo cierto es que ejemplos como estos abundan en todos los sectores de la economía.
Alguno de estos casos señalados como ejemplo los conozco al dedillo por mis relaciones profesionales con ellos, pero esa circunstancia no desmerita lo grave de esta penosa realidad.