Ahora resulta que el gobierno del ex presidente Hipólito Mejía estuvo integrado por amigos, compadres y familiares. A ver. Miguel Vargas Maldonado, Milagros Ortiz Bosch, Hugo Tolentino Dipp, Virgilio Bello Rosa, Frank Guerrero Prats, Frank Moya Pons, Eligio Jáquez, Tomas Hernández Alberto, Fello Suberví, Vicente Sánchez Baret, José Rodríguez Soldevila, Tony Peña Guaba, Orlando Jorge Mera, Pedro Franco Badia… La lista puede ser larga. Pero, como todos sabemos, la mayoría de los funcionarios del gobierno del presidente Mejía, lejos de ser compadres, amigos o familiares, se han comportado como si fueran sus enemigos. Algunos quisieran verlo preso, deportado o muerto, para que no se interponga en sus aspiraciones presidenciales o de cualquier otra naturaleza.
Tres, de los cuatro hijos del presidente Mejía ocuparon posiciones menores en el gobierno. Carolina, economista de alto nivel académico, fue suplente de la Junta Monetaria. Ramón Hipólito, uno de los jóvenes empresarios con mayor preparación académica del país, miembro del Consejo del Banco de Reservas. Su cargo fue honorífico. Felipe, experto en genética animal, mejor trabajo no pudo hacer en el "carguito" que ocupó. Lisa, la más pequeña, no estuvo cerca de ningún cargo. La única hermana de Hipólito, Chavela, estuvo en Conani. Todos reconocen su buena labor al frente de esa institución. Su esposo, Sergio Grullón, fue secretario de la Presidencia. Jamás nadie había ocupado ese importante cargo de manera tan discreta.
Me pregunto si Miguel Vargas Maldonado, que fue secretario de Obras Públicas durante los 4 años de Hipólito Mejía, comparte las opiniones de su jefe de campaña en la capital, de que ese gobierno estuvo integrado por amigos, compadres y familiares, olvidándose de la militancia del PRD.
Me pregunto, de igual manera, si los 700 mil ahorristas de los bancos quebrados que fueron protegidos por el presidente Mejía, eran compadres, amigos o familiares. Si las 22 mil 500 familias que residían en casuchas con pisos de tierra que les fueron reparadas para que vivieran dignamente, eran amigos, compadres o familiares del presidente Mejía; si las 100 mil madres pobres beneficiadas con la tarjeta escolar de 300 pesos mensuales eran comadres, amigas o familiares del presidente Mejía; si los mil 500 millones de pesos distribuidos en 14 mil 700 préstamos a través de Promipyme fueron a parar a manos de los amigos, compadres o familiares del presidente Mejía; si los 12 mil millones de pesos invertidos en la construcción de 10 mil aulas y rehabilitación de otras, fueron a parar a manos de parientes, amigos y compadres del presidente Mejía; si el millón 600 niños que recibían diariamente el desayuno escolar eran hijos de amigos, compadres o familiares del presidente Mejía; si los 10 millones de libros de textos distribuidos entre un millón 858 mil 279 estudiantes, los 200 mil uniformes, los 200 mil pares de zapatos, las 26 mil bicicletas y las once mil becas, fueron a parar a los hijos de los amigos, compadres y familiares del presidente Mejía.
Hipólito Mejía manejó más de 500 mil millones de pesos en 4 años. Ninguno de sus funcionarios, elevados ahora a la categoría de amigos, compadres y familiares, puede decir que le dio una comisión por el cargo o por un contrato. Ningún empresario de los que se benefician de todos los gobiernos, puede decir que el presidente Mejía lo llamó o envió a alguien a chantajearlo y pedir dinero. Aunque a muchos les duela, Hipólito ni robó, ni mato.
Por último, me pregunto si los más de 300 mil empleados públicos, la mayoría dirigentes y simpatizantes del PRD, echados a las calles tan pronto llegó el PLD al poder, eran amigos, parientes o compadres… Si los funcionarios eran sus compadres, amigos y familiares. Si todos los beneficiarios de la gestión Mejía eran amigos, compadres y familiares, jamás debimos permitir que saliera del poder. Es más, el PRD debería volverlo a instalar en el Palacio Nacional. ¿No les parece?