LONDRES, 15 sep (IPS) – Organizaciones de la sociedad civil aplaudieron con tibieza la advertencia del gobierno de Gran Bretaña: retirará 95 millones de dólares de su cuenta en el Banco Mundial a menos que la institución alivie sus condiciones de crédito a los países pobres.
El anuncio del secretario (ministro) de Desarrollo Internacional, Hilary Benn, constituye una presión adicional para que el Banco deje de obligar a los países acreedores a privatizar servicios públicos y a abrir sus mercados a la competencia del exterior.
Pero el dinero mencionado por Benn no es suficiente, según la organización War on Want (guerra a la pobreza), pues constituye "una pequeña parte de los 2.400 millones de dólares prometidos por su departamento para los próximos tres años, y la amenaza, por lo tanto, carece de la contundencia necesaria".
El director de campañas políticas de War on Want, John Hilary, dijo: "Hilary Benn tuvo la idea correcta, pero los números están equivocados. Aplaudimos la decisión de retirar fondos, aunque pensamos que la amenaza debe ser real."
Hilary dijo que "las políticas de libre mercado del Banco Mundial condenaron a muchos países en desarrollo a más pobreza", por lo que "el gobierno británico debería eliminar todo contacto con esas políticas".
Por lo tanto, "Benn debería retirar todos los fondos" del gobierno de Gran Breaña "del Banco Mundial y del FMI" (Fondo Monetario Internacional) hasta que esas instituciones "retiren sus dañinas condiciones sobre los países pobres", indicó el activista.
Pero otras organizaciones destacaron la importancia de la medida.
"Queremos que el gobierno del Reino Unido presione al Banco Mundial y al FMI", dijo a IPS Anna Thomas, de Christian Aid. "Con su medida ya está presionando, y nos complace. Y si no le responden, quisiéramos que el gobierno aportara más dinero hacia el desarrollo a través de otros canales."
Buena parte de la asistencia del Banco Mundial y el FMI se compone de créditos condicionados a la apertura de mercados en los países supuestamente beneficiados. Gran Bretaña y Noruega figuran entre los pocos países que no vinculan su ayuda al desarrollo a demandas de liberalización económica.
La pequeña pero significativa medida podría tener un fuerte impacto, según Thomas. "La evidencia de la necesidad de un cambio en las políticas del Banco Mundial surgen de sus propias investigaciones. Hoy está revisando las condiciones de sus créditos y donaciones, por lo que confío en que reaccione ante la medida británica."
Christian Aid demanda desde julio al gobierno de Tony Blair para que presione al Banco Mundial.
El británico Movimiento por el Desarrollo Mundial aplaudió la medida, a la que calificó de "victoria parcial" de los activistas contra la pobreza.
"Si el propósito y efecto de la iniciativa es detener a esta institución de obligar a los países en desarrollo para 'liberalizar' sus economías y privatizar servicios, el gobierno británico está, por fin, aceptando nuestros argumentos", indicó el director del Movimiento, Benedict Southworth.
"El señor Benn responde a los llamados de los activistas y da un bienvenido primer paso y establece un hito con el cual se medirán las futuras acciones del gobierno", sostuvo.
"El ministro estableció el principio de que la contribución británica a las instituciones financieras internacionales al desarrollo debe incluir la aceptación de que los países son capaces de tomar sus propias decisiones económicas", agregó Southworth.
"Si este enfoque se mantiene, transformará las perspectivas de los países en desarrollo", concluyó.
Cualquier cambio de políticas por parte del Banco Mundial será una señal importante para toda la asistencia al desarrollo canalizado a través de agencias multilaterales y gobiernos.
Organizaciones de la sociedad civil planean ahora aumentar la presión sobre el gobierno para que disponga más acciones.
"Exhortamos a Gran Bretaña a recorrer una milla extra y retirar todos sus fondos" del Banco Mundial, dijo el jefe de políticas de Christian Aid, Charles Abugre. (FIN/IPS/traen-mj/ss/raj/wd eu dv if cs/06)