Desde hace más de 20 años la UASD está atrapada por grupos populistas y clientelitas que cada tres años inauguran reinados hegemónicos aposentados en gobiernos que promueven la ilegalidad. Por su origen electoral son aparentemente legítimos, pero por la conducta de irrespeto a la institucionalidad, las leyes y reglamentos de la academia se transforman en gobiernos universitarios ilegítimos. La naturaleza ilegítima de los últimos gobiernos universitarios se ha traducido en un deterioro ascendente en la calidad de los recursos humanos que han entrado en la academia. Personas extrañas, sin ninguna vocación y respeto a la filosofía de la UASD, se han enganchado en los grupos de poder hegemónico y sin pasar por un concurso de oposición serio y valor ético incuestionable, de pronto son ingresados en los sistemas de contratación académica y administrativa. La otrora calidad uasdiana viene siendo desplazada, en algunas áreas de la academia, por empleados y profesores que constituyen una auténtica afrenta a la dignidad y valores patrios incubados por el movimiento renovador.
Pero la UASD aún vive y en ella se encuentran profesores, estudiantes y empleados que no han vendido su dignidad a los grupos de poder hegemónico. Precisamente, el 24 de abril , profesores y empleados, decidieron promover un movimiento de convocatoria al Claustro Mayor de cara a sanear la Primada de América, esto es, llevar a las autoridades a respetar su propia legalidad.
Por mandato de la histórica asamblea del 24 de abril, los profesores y empleados que constituían el Comité de Lucha, pasaron a organizar la nueva etapa: saneamiento de la UASD, que es lo mismo que llevar a las autoridades a respetar su propia legalidad. A pesar de ser una resolución orgánica de una asamblea constituida legalmente, optamos por transitar las vías institucionales que norman las atribuciones del Claustro Mayor. En el tercer párrafo del artículo 28, acápite g), se establece que el 20 por ciento de sus miembros tienen la calidad para convocar a la máxima estructura de gobierno universitario. Y eso hicimos. Por lo que ningún profesor que libremente firmó la hoja de convocatoria a fin de darle cumplimiento a un mandato orgánico, puede alegar por chantaje y presión psicológica del Rector y sus acólitos, que le engañaron a la hora de suscribir el referido documento. Toda la familia universitaria sabe que la actividad de recolección de firmas se hizo por una disposición institucional de una asamblea.
La asamblea del memorable 24 de abril fue inteligente cuando adoptó la resolución de convocar un Claustro Mayor parar sanear a la UASD, pues, poner fin a más de 20 años de ilegalidad no podía ser atribución del Consejo Universitario, ya que nunca la ha tenido y mucho menos, nunca le ha interesado ni la ha asumido. Peor aún, en el Estatuto Orgánico no se establece explícitamente ningún procedimiento para poner en orden una situación de transgresión, tal y como es la desobediencia de las autoridades para cumplir sus propios preceptos y mandamientos. A pesar de esa ausencia de procedimiento, el acápite f) referido a las atribuciones del Claustro Mayor, reza: Decidir sobre los demás asuntos que no han sido expresamente atribuidos a otra autoridad y organismo.
Cuando hablamos de desobediencia de las autoridades, nos estamos refiriendo a situaciones como es la violación al artículo 130 del Estatuto Orgánico, que establece: Los Cargos de Dirección académica, no electivos, y de naturaleza administrativa serán ocupados exclusivamente a través de concurso de oposición. Nos referimos también al artículo 71, que establece la carrera administrativa en la universidad, de forma que se garantice al empleado su estabilidad y promoción gradual dentro de un escalafón que tenga en cuenta la capacidad, la buena conducta y los años de servicio. Los artículos 76 y 98, referido a la actividad académica de la universidad, establece el orden de: a) personal docente de grado y posgrado, b) investigadores y c) extensionistas. Además, la promoción y aplicación del Sistema de Contratación del Personal perteneciente a la Carrera Académica. El sistema institucional está afectado por una profunda entropía que se genera a partir de una práctica clientelita.
En cumplimiento al mandato de la asamblea del 24 de abril, el Comité Pro Claustro depositó el viernes 1ero de septiembre, a las 10:00 de la mañana, una instancia de convocatoria al Claustro Mayor. De acuerdo al tercer párrafo del artículo 28, el señor Rector debía convocar en 72 horas al Consejo Universitario y fijar en un plazo de 30 días la fecha de convocatoria al máximo organismo de gobierno de la UASD. ¿Qué sucedió? El señor Rector y sus acólitos se dedicaron a llamar directamente por teléfono a profesores, así como promover encuentros intimidatorios para obligar a los que suscribieron la convocatoria a retirar sus firmas. ¿Tiene el señor Rector calidad o autoridad legal para montar una campaña de epítetos y falsas informaciones en los medios masivos en contra de la ejecución de una ordenanza dada por una instancia de la vida gremial universitaria? ¿Tiene el señor Rector calidad o autoridad legal para intimidar a profesores para que retiren sus firmas?
De acuerdo a las atribuciones conferidas al Claustro Mayor y su dispositivo legal para convocarlo, no existe ningún artículo, acápite o párrafo que establezca que una vez depositada la documentación de convocatoria al Claustro, el señor Rector está facultado para iniciar campañas en los medios masivos de información en contra de la convocatoria y los docentes que fielmente cumplieron con el mandato de la asamblea del 24 de abril.
El Señor Rector convocó para el miércoles 6 septiembre al Consejo Universitario con varios puntos de agenda, entre ellos, la instancia de convocatoria al Claustro Mayor sometida por el Comité Pro Claustro. La fiebre de ilegalidad arropó a 18 miembros del Consejo Universitario, quienes se atribuyeron una potestad que no le confiere el Estatuto Orgánico, al adoptar una resolución de rechazo a la convocatoria del Claustro Mayor. Esa resolución violenta brutalmente el tercer párrafo del artículo 28, abriendo así las compuertas de la irracionalidad y de la profundización de la ilegitimidad de ese organismo.
La historia universitaria marca un trascendental hito de profundización del retroceso con la resolución de rechazo a una convocatoria que procura llevar a las autoridades a respetar su propia legalidad. Los 10 votos que exigieron la convocatoria reaparecerán con suaves cánticos de guerra prolongada. Las voces de la legalidad y la dignidad universitaria, correspondió, en esta ocasión, a las únicas dos mujeres decanas, a siete delegados estudiantiles y al denodado camarada presidente de FAPROUASD.