MÉXICO, (IPS) – La violencia de los narcotraficantes mexicanos escala a niveles de terror, con decapitaciones periódicas de rivales y policías, al punto de que activistas no descartan que los pasos siguientes sean colocar bombas en centros comerciales u otros lugares públicos. Como sociedad "somos ahora sólo espectadores de hechos macabros", pero de ahí a ser víctimas directas hay un pequeño paso, advirtió a IPS Adrián Ramírez, presidente de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos.
El portavoz de la presidencia de México, Rubén Aguilar, salió a la palestra este viernes para afirmar que la seguridad de los turistas que deseen venir al país está garantizada. Fue en respuesta al embajador de Estados Unidos, Tony Garza, quien pidió públicamente a sus compatriotas no visitar zonas del país donde se desató una violencia que calificó de "brutal".
En lo que va del año, unas 25 cabezas humanas han sido halladas en diversos lugares del país. Muchas, que estaban acompañadas de letreros en los que se leía "para que aprendan", correspondían a ex policías y a presuntos miembros de bandas de narcotraficantes asesinados en esos días.
El 6 de este mes, un comando armado ingresó a un cabaré del estado de Michoacán, en las costas de océano Pacífico, y depositó en una pista de baile cinco cabezas humanas aún sangrantes. Días antes, en ese mimos distrito se encontraron seis cuerpos que habían sido previamente degollados.
Unas 1.300 personas han muerto ejecutadas en México en lo que va del año.
La violencia es la respuesta del crimen organizado a las acciones del Estado en su contra y a que la policía se niega a pactar con esos grupos, declaró el subprocurador (fiscal) de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, José Luis Santiago Vasconcelos.
El funcionario advirtió que la violencia "inédita" que se presenta ahora en México, podría continuar por varios meses más.
Para Ramírez, en cambio, los ataques de narcotraficantes se relacionan con la penetración que han logrado en las policías, el sistema judicial y el gobierno y a un proceso de reacomodo de las diversas bandas que operan en el país.
"La situación es gravísima y parece que el gobierno no está haciendo lo suficiente para enfrentarla", por lo que no puede descartarse que los narcotraficantes ataquen en los próximos meses a la población de forma indiscriminada y en lugares públicos, agregó el presidente de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos.
La policía detuvo en Michoacán a tres ex militares de Guatemala el domingo pasado, portando un arsenal que incluía granadas de fragmentación. Aseguraron que fueron contratados por narcotraficantes para realizar diversas acciones contra grupos rivales.
Esta es una confirmación de que ex militares guatemaltecos están siendo contratados como sicarios por pagos de 300 a 500 dólares para que maten de forma despiadada en México, indicó Santiago Vasconcelos.
Además, se mantiene activo el grupo de los llamado Zetas, que reúne a ex militares mexicanos que se pasaron a la filas de la delincuencia.
La ola de violencia provocada por narcotraficantes se reitera de manera periódica desde 2005, cuando los muertos sumaron más de 1.500, entre periodistas, policías y militares, pero sobre todo hombres jóvenes aparentemente vinculados a las mafias de la droga.
El gobierno y los observadores atribuyen el aumento exponencial de las ejecuciones a una guerra interna entre las organizaciones de narcotraficantes por el control de las rutas de acceso a Estados Unidos, el mayor consumidor de esos productos en el mundo.
Tal enfrentamiento estaría originado en la detención de los principales jefes de las mafias, un logro que se reconoce a la administración del presidente Vicente Fox, cuya gestión de seis años terminará en diciembre.
Se calcula que unos 300.000 de los 103 millones de mexicanos están vinculados de alguna forma con la venta, producción y distribución de drogas. Muchos de los involucrados provienen de zonas rurales, donde gran parte de la población es pobre.
La última denuncia pública del embajador de Estados Unidos sobre los altos niveles de violencia en México fue la cuarta de su tipo desde enero de 2005. Cada una de ellas generó tensión en la relación bilateral.
Los narcotraficantes locales, que tienen acuerdos con grupos de Colombia y otros países productores de drogas, son responsables por 70 por ciento de la cocaína que se consume en Estados Unidos, además de importantes cantidades de heroína, metanfetaminas y marihuana.
En Estados Unidos, uno de los líderes mundiales en la producción de las llamadas drogas sintéticas, hay 14 millones de consumidores de sustancias ilícitas, entre ellos cuatro millones de usuarios crónicos de cocaína, según estimaciones.