SANTIAGO.- La Policía Nacional tiene en su poder evidencias, obtenidas tanto en el escenario donde fueron asesinados un empresario y un amigo suyo, como pruebas halladas a una considerable distancia del lugar. Así lo informó el general Raudo Ramírez Comas, director de la Dirección Cibao Central de la Policía Nacional con asiento en esta ciudad, quien dio seguridad a los familiares de las víctimas de que, en las próximas horas, se apresarán los culpables del hecho.
Se trata del caso en que dos jóvenes asesinaron a tiros al empresario Enrique Serrata Espinal, de 66 años de edad y a José Alfonso Checo Estévez, de 47 años, y causándoles heridas a Francisco Sánchez Núñez y al médico Nicolás Rodríguez Rodríguez.
El hecho se produjo la noche del viernes mientras el grupo se encontraba jugando dominó en el patio de una empresa de alquiler de vehículos pesados que poseía Serrata Espinal en el sector Miraflores, de esta ciudad. Los dos individuos, con ropajes de estudiantes y portando mochilas, se presentaron al lugar y, mientras uno de ellos disparó contra el empresario, el otro hizo lo mismo contra sus acompañantes.
Rodríguez Rodríguez fue herido en la pierna derecha, en tanto que Sánchez Núñez fue alcanzado por un proyectil en el cuello. El primero está interno en la Unión Médica y el segundo en el hospital regional universitario José María Cabral y Báez, desde donde se informó que se recupera satisfactoriamente.
El general Ramírez Comas informó en la tarde de ayer, a través de su relacionador público, que todos los departamentos de esa institución, encabezados por la subdirección de investigaciones y el de homicidios, trabajan desde el mismo momento en que se produjo la tragedia.
Se supo que el propio general Ramírez Comas, como el coronel Máximo Báez Aybar, subdirector de investigaciones, se pusieron al frente de las indagaciones desde el primer momento y que no han descansado en su interés de esclarecer el hecho de sangre.
El alto oficial policial garantizó a los familiares de las víctimas que los responsables de los acontecimientos podrían ser apresados en las próximas horas, producto de las pistas que asegura posee la Policía.
Trascendió que, entre las evidencias que están en poder de la institución, están las dos camisas, color azul, que llevaban puestas los asesinos y que dejaron abandonadas a escasos metros de la tragedia. Una fuente confió que ellos optaron por desprenderse los botones, a fin de deshacerse de la vestimenta lo más pronto posible y que, evidentemente, debajo tenían otras camisas.
En el análisis de las evidencias encontradas trabajan, de acuerdo a lo establecido, agentes especializados de la Policía Científica, que dirige en la región Norte el doctor Sylvain Fontaine. De acuerdo a los casquillos y proyectiles hallados en el lugar, los dos sujetos utilizaron pistolas calibre nueve milímetros.
Familiares del empresario Serrata Espinal dijeron que, desde hace años, su pariente servía todos los viernes en la noche de anfitrión a un grupo de amigos en el patio de su empresa, donde se recreaban jugando dominó.
Esos parientes tienen la convicción de que los autores del hecho son los mismos que, en la madrugada del pasado martes, cometieron un robo en el lugar, llevándose tres mil dólares y joyas con un valor que sobrepasa el millón de pesos.
El acto lo cometieron tras despojar de la escopeta al vigilante privado que custodiaba el negocio pero, en su huida, olvidaron un bulto que llevaron con las herramientas que sirvieron para abrir la caja fuerte, donde estaban depositados el dinero y las prendas preciosas.
Una hija de Serrata Espinal, Yaniri Serrata Bello, informó que su padre, además de dedicarse al negocio de alquiler de equipos pesados para la construcción, también prestaba dinero hipotecando propiedades y joyas costosas, las que usualmente guardaba en la caja fuerte de esa empresa.
Se recuerda que hace alrededor de seis años, se vio involucrado en la supuesta "compra" de los premios de uno de los sorteos de la Lotería Nacional, al final de la administración de Aristipo Vidal, desconociendo el entonces administrador general de esa institución, que alguien estaba utilizando su nombre con esos fines.
La participación de Serrata en ese hecho consistió en hipotecarle la residencia a un cliente, quien dio el dinero al entonces administrador del Aeropuerto Internacional Cibao, de apellido Santelises, querellándose Vidal contra los tres, aunque sólo el empresario y su amigo permanecieron presos por varias semanas, y libertados bajo fianza, mientras que Santelises abandonó el país y meses después regresó, pero no fue enviado a la cárcel.