Lo dice el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Lo dicen los economistas de la oposición y los llamados "independientes".
Y aunque no lo crean, también algunos economistas del gobierno: lo peor de la crisis no ha pasado. Por el contrario, todos temen lo peor.
La preocupación tiene su causa en la incapacidad mostrada por las autoridades que en más de dos años no han "dado pie con bola". No han enfrentado como se debe la crisis económica que hoy es más grave que ayer. Al margen de la incapacidad, que es evidente, ha faltado coraje y voluntad política.
Como ya es inocultable, el Partido de la Liberación Dominicana llegó al poder sin un plan para enfrentar una crisis que había prometido resolver tan pronto asumiera el poder.
Las empresas y los negocios reduciendo al mínimo sus trabajadores. Y mientras la crisis crece, la delincuencia y el crimen obligan al gobierno a decretar un virtual toque de queda a partir de las 12 de la noche, provocando más cancelaciones y más temor en la población, que ahora se siente acosada por los abusos y los atropellos de las patrullas mixtas de la Policía y los militares. Ahora tenemos más delincuencia y menos libertades públicas. Es decir, menos democracia. ¡Retrocedemos!
La ética y la transparencia son palabras bonitas para entretener a los pendejos que pagan impuestos.
La crisis económica que el PLD encontró, fruto de la quiebra fraudulenta de bancos privados, que según el Fondo Monetario Internacional llevó a la pobreza a más de un millón 500 mil dominicanos, no ha sido enfrentada con valentía. Por el contrario, los responsables de la quiebra fraudulenta de los bancos tienen como aliados a funcionarios del propio Palacio Nacional que están siendo respaldados nada más y nada menos que por el presidente de la República. .
En efecto, una parte del gobierno, la que dirige el propio presidente de la República, se coloca del lado de los imputados, mientras que otra parte, en la persona del gobernador del Banco Central y del superintendente de bancos, entre otros, insisten que deben ser condenados a 20 años los responsables, poniéndose a tono con el reclamo popular y de los organismos económicos internacionales.
En dos años de gestión, el PLD no puede mostrar logros tangibles en ninguna área. El fracaso ha sido prácticamente total. Los únicos "logros", de los que no deja de hablar, son la estabilidad cambiaria y la recuperación macroeconómica, que venía ocurriendo desde el pasado gobierno del PRD que encabezó Hipólito Mejía. Porque vale decir que el gobierno está aplicando la misma política económica de las pasadas autoridades que en gran medida ha sido diseñada por el FMI.
Hay razones de más para el temor. Si la bomba de tiempo que es el déficit cuasifiscal del Banco Central estalla, como prevén algunos economistas, no quedará piedra sobre piedra.
Es más, si una parte considerable de los que tienen sus ahorros en el Banco Central decide retirarlos, no será un "corralito" lo que se producirá en el país, será un corral completo. El dólar se colocaría se dispararía enormemente, como nunca antes. La banca irá a la quiebra. El colapso del sistema financiero será total. Nadie podrá salvar la banca nacional. Y las consecuencias serán fatales. El déficit cuasi fiscal del Banco Central pende sobre el sistema financiero como espada de Damocles.
Y mientras eso ocurre, el gobierno juega al gato y al ratón. El presidente tira la piedra y esconde la mano jugando con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y con Venezuela y el presidente Hugo Chávez.
El FMI está que no cree en cuentos. Se ha cansado del amagar y no dar del Gobierno. Reclama que los responsables de la quiebra fraudulenta bancaria sean condenados. Pide que se eliminen los subsidios a la energía eléctrica, al gas propano, etc. y reclama otra reforma fiscal. Todas esas medidas resultarán fatales para los más humildes, para los más pobres que, como siempre, son los que pagan los platos rotos. El gobierno juega al tiempo sin darse cuenta de que el tiempo, como en un partido de baloncesto, se le acaba, a pesar de no tener oposición, porque perredeístas y reformistas siguen bailando el son de Leonel y sus bocinas.