SANTIAGO.- Ocho personas son interrogadas por la Policía Nacional, con relación al asesinato del empresario Enrique Serrata y Alfonso Checo, en tanto que las investigaciones sobre el hecho están avanzadas. Así lo informó a la prensa el general Raudo Ramírez Comas, director de la Dirección Cibao Central de esa institución, quien se abstuvo de ofrecer más datos sobre el particular, alegando que las investigaciones están en su fase preliminar.
El hecho de sangre ocurrió el viernes en la noche en las instalaciones de una empresa de alquiler de vehículos pesados propiedad de Serrata, localizada en el sector Miraflores de aquí. Otras dos personas, Nicolás Rodríguez Rodríguez y Francisco Sánchez Núñez, resultaron heridos de balas, el primero en la pierna derecha y el segundo en el tórax.
Los muertos y heridos, junto a otras personas, participaban de una partida de dominó que se celebraba en el lugar, cuando dos jóvenes, vestidos con ropa escolar y con mochilas, se presentaron sorpresivamente en el sitio y, blandiendo dos pistolas nueve milímetros, hicieron varios disparos, con el resultado anteriormente descripto.
Uno de ellos, de tez oscura, se encargó de accionar su arma contra Serrata, mientras que su acompañante se encargó de atacar a los demás, según datos ofrecidos por testigos.
Desde el momento en que se produjeron los hechos, el general Ramírez Comas, acompañado del coronel Máximo Báez Aybar, subdirector del departamento de investigaciones criminales, ha estado al frente de las averiguaciones, en el que intervienen todos los departamentos investigativos de la institución.
El comandante policial pidió a los parientes de las víctimas tener confianza en el trabajo que realizan los organismos de investigaciones, garantizando que, en el menor tiempo posible, darán con los responsables de esos hechos.
El empresario Enrique Serrata estaba casado con Magaly Bello, con la que procreó a Yaniri, Katherin, Waldo, Jesús, Arismendi, Miguelina y Janeiro Serrata Bello.
Además del alquiler de vehículos para la construcción, Serrata se dedicaba a hipotecar bienes, armas de fuego y joyas, guardando esas propiedades en la oficina que tenía en la empresa en cuestión.
Tres días antes de su asesinato, desconocidos penetraron a ese lugar y se llevaron dólares y prendas preciosas valoradas en más de un millón de pesos, pero dejaron los documentos, a pesar de que hurgaron en la gaveta donde estaban depositados.