CARACAS, 25 sep (IPS) – La aparente quietud en las relaciones venezolano-estadounidenses, luego de que el presidente Hugo Chávez lo llamó diablo en la ONU a su par George W. Bush, puede encubrir la decisión de Washington de aplicar un torniquete a la política exterior del país sudamericano, según analistas. "Comenzaremos a ver a Estados Unidos aplicando un cerco a cuentagotas, un torniquete cada vez más apretado, para aislar políticamente a Venezuela", señaló a IPS Carlos Romero, director del posgrado en estudios internacionales de la Universidad Central, en Caracas.
El analista político opositor Carlos Blanco coincide con Romero, al indicar que Chávez, con sus últimos discursos públicos, "ha creado una situación política internacional de la cual obtiene fama", pero al mismo tiempo parece "haber quemado las naves, si es que quisiera regresar en el futuro a una posición más moderada y aceptable" en la arena internacional.
Esas son parte de las posibles consecuencias, a juicio de los expertos, de lo expresado por Chávez al hablar en la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) el miércoles pasado, cuando comparó a Bush con el diablo.
"Este recinto todavía huele a azufre", dijo Chávez de Bush, quien había usado la misma tribuna el día anterior, ataques que repitió horas después en el barrio de Harlem, en Nueva York, al sostener que el presidente estadounidense es un "alcohólico" necesitado de tratamiento psiquiátrico.
Esa diatriba le acarreó a Chávez críticas enérgicas incluso de tradicionales opositores de Bush dentro de Estados Unidos, que no dudaron en cuestionarlo por la oportunidad, el auditorio y las palabras escogidas para manifestarse contra el presidente anfitrión.
Entre los más duros críticos se ubicó Nancy Pelosi, líder del opositor Partido Demócrata en la Cámara de Representantes, quien indicó que "Chávez se cree un moderno Simón Bolívar (héroe de la independencia americana), pero lo que es de verdad es un vulgar matón".
El reverendo Jesse Jackson, varias veces huésped de Chávez, le recomendó "bajar el tono" de la confrontación retórica.
El pensador estadounidense Noam Chomsky, cuyo libro "Hegemonía o supervivencia" Chávez recomendó desde la tribuna de la ONU, fue más comprensivo "con la ira del mandatario sudamericano", producto, según dijo, de que el gobierno de "Bush apoyó un golpe de Estado para derrocarlo", en referencia al frustrado levantamiento cívico-militar de abril de 2002". Empero, se distanció del vocabulario del venezolano.
Según Romero, "asistimos a una partición de aguas y Washington va a ir a fondo en cada una de las batallas diplomáticas y políticas que libre con Caracas como adversario". "Debe esperarse que arrecie su campaña para que sea Guatemala y no Venezuela quien gane el asiento temporal por América Latina y el Caribe en el Consejo de Seguridad" de la ONU.
La rutina anual de la región de escoger por un bienio a uno de sus dos representantes en el Consejo registró esta vez una falta de consenso entre los países latinoamericanos y caribeños. Por lo tanto, será la totalidad de miembros de la ONU la que decida entre Venezuela y Guatemala.
México, las naciones centroamericanas, Colombia, Perú y República Dominicana apoyan a Guatemala, en tanto que por Caracas votan los países del Caribe anglófono y lo del Cono Sur americano, excepto Chile, que todavía deshoja la margarita.
Fuera de la región, Guatemala concita respaldos en Canadá, en Europa y en Oceanía, mientras que por Venezuela se inclinan estados africanos, de la Liga Árabe, China, Rusia, Malasia y Vietnam.
"Estados Unidos ya activó otros frentes, como llamar la atención de Moscú y Beijing acerca de sus verdaderos intereses principales en este hemisferio", una vez que Rusia pactó la venta de armas a Caracas por unos 3.000 millones de dólares y China ha decidido participar en nuevas asociaciones petroleras con Venezuela, explicó Romero.
Chávez es candidato a seguir en la presidencia de Venezuela por otro periodo consecutivo de seis años en las elecciones del 3 de diciembre, meta que, según todas las encuestas conocidas hasta ahora, puede obtener con más de 50 por ciento de votos, duplicando así las adhesiones que recoge el principal candidato de oposición, Manuel Rosales.
A sus seguidores, y en declaraciones de prensa, el presidente plantea que el pleito electoral no es con Rosales u otros "lacayos del imperio" estadounidense, sino "entre Chávez y Bush".
Sin embargo y pese a la intensidad que tomó el enfrentamiento verbal y político entre los dos gobiernos, la relación petrolera y comercial bilateral permanece incólume.
Venezuela sigue exportando a Estados Unidos entre 1,2 millones y 1,5 millones de barriles diarios de petróleo y el intercambio comercial podría alcanzar este año los 40.000 millones de dólares, lo cual es récord. En ese marco es que sólo las ventas de crudo suman casi 30.000 millones de dólares.
"Esa jugosa relación es congruente con el interés económico paralelo al político. En el caso de Caracas es obtener dólares y en el de Washington es sostener su aprovisionamiento petrolero en tiempos de precios altos y oferta ajustada a la demanda, así como evitar que se perturben las inversiones estadounidenses en Venezuela", explicó Romero.
Según Edmond Saade, presidente de la Cámara Venezolano-Estadounidense de Comercio e Industria, las inversiones del país norteamericano acumuladas en Venezuela pueden llegar a 40.000 millones de dólares.
Mientras, también Washington levanta el tono político de su discurso y "muestra cada vez más a Venezuela como un peligro para la estabilidad política e incluso militar de la región, así como un estado que no coopera lo suficiente contra el narcotráfico y está en la línea de movimientos terroristas".
En vísperas de su viaje a la ONU, Chávez, quien había condenado enérgicamente la ofensiva israelí sobre territorios palestinos y el sur de Líbano, recibió al presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, a quien llamó su "hermano" mientras firmaba 30 acuerdos de cooperación y ponía en marcha negocios conjuntos por miles de millones de dólares.
Chávez asumió protagonismo también en la llamada renovación "antiimperialista" del Movimiento de Países No Alineados, que realizó su cumbre número 14 este mes en La Habana.
Además, sus elogios a Hezbolá (Partido de Dios) le valieron que el jefe de ese movimiento libanés chiíta y prosirio, Hassan Nasralá, le llamase "gran líder" durante el "mitin de la victoria" que convocó el viernes pasado a decenas de miles de personas en Beirut.
Nila Gardner, analista del conservador centro de estudios Heritage, en Washington, estimó que las palabras de Chávez fueron "el ataque más fuerte en décadas de cualquier líder extranjero en territorio estadounidense", mientras que el diario Los Angeles Times publicó que, según funcionarios de Washington, "lo más preocupante es que no está solo".
Según esas fuentes, "hay una creciente ira del Tercer Mundo contra Estados Unidos, no vista desde los años 80", lo cual "crea una solidaridad a través de las fronteras y la impresión de que todos se levantan contra Estados Unidos".
Blanco, en una extensa crítica sobre la actitud de Chávez, sostuvo que el mandatario "ha dibujado la guerra en el horizonte de las relaciones con Estados Unidos, sea en territorio venezolano, en defensa de Cuba o Irán, o para evitar la extensión del Plan Patriota (despliegue militar antidrogas y contrainsurgente) que Colombia lleva a cabo con apoyo norteamericano".
Pero también "en el trasfondo de toda esta tragicomedia subsiste, para mala fortuna de los latinoamericanos, la ausencia de una política integral de Estados Unidos hacia la región. Washington ya sabe quién es Chávez, pero todavía no ha entendido qué es lo que lo produce", añadió Blanco.
El mandatario venezolano también acusó a Washington de que podría ordenar su muerte. "El diablo parece que está muy sulfuroso, y algunos dicen que ahora sí dio la orden de que me mataran, pero yo sabré cuidarme, mi Señor me cuidará y ustedes también", dijo en un mítin electoral el fin de semana en el oriente del país.
A todo esto, no pareciera formar parte del enfrentamiento el incidente del fin de semana en el aeropuerto de Nueva York, donde agentes de la policía local retuvieron durante más de una hora al canciller venezolano Nicolás Maduro, luego que éste rehusó someterse a una amplia requisa. Venezuela protestó y Estados Unidos ofreció excusas por el vejamen. (FIN/2006)