RÍO DE JANEIRO, (IPS) – El principal candidato opositor a la Presidencia de Brasil, Geraldo Alckmin, se dijo confiado en el triunfo y se presentó como portador de la eficiencia y del crecimiento económico, aunque las encuestas apunten como favorito al presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
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"Habrá segunda vuelta", aseguró Alckmin, postulado por el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), en rueda de prensa este martes con corresponsales extranjeros en Río de Janeiro. Las últimas encuestas presentan una tendencia que no favorece la reelección de Lula en la primera vuelta de este domingo, arguyó.
"La segunda vuelta es otra elección", donde el factor determinante no será la preferencia sino el rechazo, sostuvo, recordando que en ese aspecto Lula soporta una gran desventaja, debido a los escándalos de corrupción que afectaron la imagen de su gobierno y de su Partido de los Trabajadores (PT).
Pero la batalla del domingo no está resuelta. Lula será reelecto ese día, según la encuesta divulgada este martes por el Instituto Sensus y encargada por la Confederación Nacional de Transportes, con 2.000 entrevistas efectuadas entre el 22 y el 24 de septiembre, es decir durante el fin de semana.
Lula permaneció estable, con 51,1 por ciento de las intenciones de voto declaradas, ya que un mes antes había obtenido 51,4 por ciento. Mientras, Alckmin subió de 19,6 a 27,5 por ciento, insuficiente para forzar la segunda ronda del 29 de octubre.
Ello significa que la popularidad del presidente no habría sido afectada por el "escándalo del dossier", que estalló hace 11 días, con la detención de dos personas vinculadas al comité de campaña del PT, que portaban 1,7 millones de reales (790.000 dólares) destinados a la compra de documentos con supuestas denuncias de corrupción contra candidatos del opositor PSDB.
Otros seis dirigentes del PT fueron involucrados en esa operación, dejando en incómoda situación al presidente Lula, que la calificó como "abominable locura e insania", entre otros motes, siempre alegando que la desconocía.
El nuevo escándalo reanimó la candidatura de Alckmin, derrotada de antemano por no haber podido sacar provecho de la crisis ética que vive el actual gobierno desde mediados del año pasado, a partir de revelaciones sobre un sistema de soborno de parlamentarios erigido por el PT para asegurarse adhesiones en el parlamento.
Los resultados del Instituto Sensus discrepan de otras encuestas que identificaron un avance lento pero seguro de Alckmin y una caída de Lula, en una tendencia que, de mantenerse, impediría la reelección del presidente en la primera vuelta, evaluó Cesar Maia, alcalde de Río de Janeiro y experto en análisis electorales. El cuadro "hoy apunta a la segunda vuelta", vaticinó.
Alckmin anunció que, tras su probable triunfo, promovería como primeras medidas de gobierno una reforma política para establecer la fidelidad partidaria e impedir las migraciones de un partido a otro, que distorsionan la representación política brasileña, y el voto distrital, con la elección de parlamentarios en circunscripciones territoriales menores, para permitir a la ciudadanía el control de las acciones del elegido.
Una reforma tributaria sería otra medida indispensable para dar eficiencia al gobierno, elemento clave con el que Alckmin pretende impulsar el crecimiento económico, "prioridad absoluta" de su gestión.
El candidato socialdemócrata acusó a Lula de adoptar políticas que trabaron la economía brasileña, en contraste con la expansión registrada en todo el mundo, especialmente en los países "emergentes" como Brasil. Los crecientes gastos corrientes del gobierno están en la raíz del problema, sostuvo.
Los gastos elevados obligan a la exagerada carga tributaria, equivalente a 38 por ciento del producto interno bruto, las altas tasas de interés que gravan la deuda pública y, en consecuencia, el bajo nivel de inversiones y la sobrevaluación de la moneda nacional, todo en desmedro del crecimiento económico y la generación de empleos.
En su potencial gobierno, una política fiscal "eficiente", con fuerte reducción de los gastos corrientes, permitirá revertir la tendencia, haciendo que la economía brasileña materialice sus potencialidades de gran crecimiento, prometió.
En relación a la política externa, el postulante dijo que, al contrario del gobierno de Lula, se orientará hacia la "defensa de los intereses nacionales" y no "por ideologías", priorizando el acercamiento y acuerdos comerciales con "mercados grandes y dinámicos", sin abandonar el estrechamiento de relaciones Sur-Sur promovido por el actual presidente.
El Mercado Común del Sur (Mercosur, compuesto de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela) seguirá siendo prioridad, pero se debe "reflexionar sobre sus rumbos", como propuso el presidente uruguayo Tabaré Vázquez, señaló Alckmin.
El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA, impulsada por Washington) es pasado, "ni siquiera Estados Unidos tiene ya interés", sentenció. Lo más recomendable ahora sería un acuerdo comercial, que "puede ser sectorial", entre el Mercosur y Estados Unidos, opinó.
El candidato presidencial añadió que no renunciará a la "legítima" pretensión brasileña de ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero sin poner ese objetivo en el "centro" de la política externa, "como hizo Lula", exponiéndose a sufrir derrotas.(FIN/2006)