NUEVA YORK, (IPS) – Manifestaciones, marchas, mítines, vigilias y reuniones de oración se realizaron en varias ciudades de Estados Unidos en la última semana como parte de una campaña para exigirle al presidente George W. Bush y al Congreso legislativo que pongan fin a la ocupación de Iraq. Desde el jueves 21, cuando más de 500 grupos contra la guerra y organizaciones religiosas firmaron la "Declaración de Paz", unos 250 activistas fueron detenidos por participar en acciones no violentas.
Además de exigir un cronograma para el retiro de los 130.000 soldados estadounidenses instalados en Iraq, la Declaración pide el cierre de bases, un proceso de paz que incluya medidas para la seguridad, la reconstrucción y la reconciliación de ese país, y un cambio en las prioridades de financiación, poniendo énfasis en las necesidades humanitarias antes que las militares.
Los activistas realizaron más de 375 acciones de desobediencia civil y protestas en ciudades de todo el país, incluyendo Lincoln (centro), Houston (sur), Des Moines (norte), Little Rock (sur), Cincinnati (noreste), y Fayetteville (este). En esta última se encuentra Fort Bragg, la mayor instalación militar estadounidense en todo el mundo.
Si bien la campaña está principalmente impulsada por grupos religiosos, muchos legisladores, veteranos de guerra y organizaciones de mujeres e inmigrantes también participan activamente en las protestas.
Los primeros arrestos fueron realizados en Washington la semana pasada, cuando activistas intentaron entregar copias de la Declaración a funcionarios del gobierno.
Otras acciones antibélicas que también terminaron con detenciones fueron realizadas frente al Congreso, bases militares y centros de reclutamiento de soldados.
Concientes de que muchos políticos se resisten a respaldar la campaña por temor a ser calificados de antipatrióticos, líderes religiosos esperan que al menos su llamado de paz estimule al gobierno a fijar un plazo para acabar con la ocupación de Iraq.
"Como ciudadanos y personas de fe, debemos ser la conciencia de nuestro país", dijo el reverendo Lennox Yearwood, del Hip Hop Caucus, uno de los 34 activistas detenidos por participar en las protestas frente la Casa Blanca.
Mientras, más de 100 líderes religiosos cristianos, judíos y musulmanes planificaron otras acciones para impedir un posible ataque contra Irán. Estos señalaron que exigirán al Congreso esta semana que ejerza su "función de supervisión" para evitar esa eventualidad.
Como parte de la campaña, muchos activistas realizan sentadas frente a las residencias de legisladores que no se han expresado en contra de la política de Bush en Iraq.
"Estamos gastando miles de millones de dólares todas las semanas en la ocupación de Iraq. Este dinero puede ser invertido en salud y educación", dijo Molly Nolan, una activista de 62 años que participó en una protesta frente a la casa del senador Chuck Schumer, del opositor Partido Demócrata, por el nororiental estado de Nueva York.
"Los neoyorquinos necesitan escuelas y trabajos, no esta guerra sin fin", gritaba la multitud reunida frente a la casa de Schumer.
"Como otros políticos, usted no habló. Lo exhortamos a mostrar coraje y a defender principios", afirmó en la manifestación Carolyn Eisenberg, del grupo Padres de Brooklyn para la Paz.
Como Schumer, muchos legisladores demócratas mantuvieron su distancia del movimiento antibélico, pero algunos públicamente criticaron las políticas de Bush en Iraq.
"Como participante del Movimiento de Derechos Civiles, yo enfrenté la violencia con no violencia. Me han golpeado y dejado sangrando en las calles al borde de la muerte", dijo el congresista John Lewis, representante del sureño estado de Georgia, tras firmar la Declaración la semana pasada.
"Me di cuenta de que nuestras armas más poderosas como nación no son las bombas ni los misiles. Nuestra mayor defensa es el poder de nuestras ideas. Es lo que creemos sobre democracia y respeto a la dignidad humana", señaló.
Otros legisladores que firmaron la Declaración son Earl Blumenauer, representante del noroccidental estado de Oregon, Danny Davis y Jan Schakowsky de Illinois (norte), Chaka Fattah de Pennsylvania (noreste), y Sam Farr, Barbara Lee y Lynn Woolsey de California (suroeste).
A pesar de las crecientes protestas y críticas a la guerra desde varios sectores, incluyendo generales retirados y prominentes analistas de inteligencia, no hoy señales de flexibilidad en las políticas del gobierno en relación a Iraq y su estrategia militar en Medio Oriente.
Hace apenas dos semanas, la Cámara de Representantes aprobó una resolución apoyando la forma en que el presidente maneja la guerra y rechazando la idea de fijar un plazo para el repliegue de las tropas.
Firmantes de la Declaración anunciaron que si sus demandas no son respondidas por la administración de Bush y por el Congreso, lanzarán otra campaña de acciones no violentas después de septiembre.(FIN/2006)