Un equipo de rescate logró llegar a la zona de densa selva, en el Mato Groso, donde cayó el Boeing 737. Pero las autoridades aeronáuticas dijeron que son muy pocas las posibilidades de encontrar a alguien con vida. Por su parte, el consulado argentino informó a Clarín.com que no habría argentinos entre los 149 pasajeros que permanecen desaparecidos. La aeronave chocó ayer contra una más pequeña, que logró aterrizar. Un grupo de militares especializados en rescates en la selva avanzaban hoy hacia los restos del avión de la aerolínea Gol que ayer se precipitó a tierra en el estado brasileño de Mato Grosso. La Fuerza Aérea indicó que son muy pocas las esperanzas de hallar sobrevivientes entre las 155 personas que permanecen desaparecidas.
Dos expertos aeronáuticos lograron llegar a la zona de densa selva en la que se precipitó el Boeing 737 que realizaba el vuelo 1709, de Manaos a Brasilia, con destino final en Rio de Janeiro. "Hasta el momento no es posible adelantar informaciones sobre las personas que estaban a bordo del avión accidentado", se informó en un comunicado de la Fuerza Area local, que destinó unos 200 efectivos a las tareas de búsqueda y rescate.
El consulado argentino en Brasil informó a Clarín.com que están atentos a los partes que brindan las autoridades brasileñas pero indicaron que no habría argentinos entre los pasajeros.
El texto añade que "dos militares especializados en búsqueda y rescate descendieron en un área próxima a los destrozos para abrir un claro en medio de la densa vegetación". Esta mañana circularon versiones que afirmaban que al menos cinco personas sobrevivieron al impacto y fueron rescatadas por indígenas de la región, pero no fueron confirmadas por las autoridades.
El comandante de la Aviación, brigadier Luiz Carlos Bueno, informó que no hay indicios de sobrevivientes al accidente. También el brigadier José Pereira, presidente de Infraero, organismo que supervisa la seguridad aeroportuaria, declaró que "ya no hay más esperanzas de encontrar sobrevivientes", al comentar los datos enviados por los primeros socorristas que llegaron al lugar del accidente.
En tanto, los especialistas en rescate selvático estimaban que las tareas de demorarán al menos tres días, por lo cerrado de la vegetación.
La falta de precisión sobre los ocupantes del avión causó desesperación en sus familiares, que se concentraron en los aeropuertos de Manaos, Brasilia y Rio de Janeiro, para reclamar información. El avión de Gol partió de Manaos, capital del estado de Amazonas, a las 15.30 locales (misma hora en Argentina) y debía aterrizar a las 18 en Brasilia. La nave desapareció de los radares a las 16.48, cuando estaba a unos 200 kilómetros al sur de la ciudad de Caximbo, municipio de San Felix de Araguaia, sur del estado de Pará.
Las autoridades creen que el Boeing cayó luego de haber perdido estabilidad tras rozar a una avioneta, un Legacy 600 de la estatal Embraer que iba en sentido contrario, cuando ambas aeronaves viajaban a unos 800 kilómetros por hora y con bajas condiciones de visibilidad.
Según esas estimaciones, el avión de la Gol fue golpeado en la parte inferior por el Legacy y, desestabilizado por el impacto, se cayó en picada, lo que puede explicar que los restos estén concentrados en un área relativamente pequeña. Sin embargo, algunos especialistas dudan de ese presunte roce entre las naves, y recordaron que los dos aviones son de última generación, con sistemas sofisticados para evitar colisiones, y eran controlados por los radares.
El Legacy, un jet ejecutivo que iba a Manaos, sufrió la rotura de un ala y pudo aterrizar en emergencia en una base militar cercana, con sus cinco ocupantes -un brasileño y cuatro norteamericanos, entre ellos un periodista del New York Times- ilesos. El piloto norteamericano, cuya identidad no trascendió, declaró durante cinco horas, y permanecerá en el país a disposición de la investigación, aunque no en condición de detenido.