Río de Janeiro, (PL) Los términos incógnita, ética y segunda vuelta, encabezaron los comentarios tanto aquí como en otras grandes urbes de Brasil, donde hoy se decide si el presidente Luiz Inacio Lula da Silva se mantendrá en el cargo por otros cuatro años.
Lula votó este domingo en el colegio Joao Firmingo, del municipio de Sao Bernardo do Campo, en el rico estado de Sao Paulo, considerado decisivo en las elecciones generales a las que fueron convocados 125 millones 900 mil brasileños.
En ese lugar inició Lula sus actividades políticas como dirigente sindical de obreros metalúrgicos en la década de los 70.
"El destino de Brasil está trazado", afirmó el estadista, al que califican de "polémico" candidato por el Partido de los Trabajadores (PT), sometido a una férrea campaña de descrédito que -se afirma- repercutirá sin dudas en los resultados de los comicios.
Su más cercano contendiente y acérrimo crítico, el político paulista Geraldo Alckmin, ejerció el sufragio hoy también en esa misma localidad, de 11 millones de habitantes, de la cual fue gobernador hasta principios de este año. Se supone que aventaje a Lula en esa plaza.
Como a lo largo de la campaña, el aspirante por el Partido Social Demócrfata de Brasil (PSDB) apeló a "la ética" y retomó la muy socorrida "la lucha contra la corrupción", al enfrentar al pelotón de fotógrafos que lo siguen a todas partes.
Resultados de encuestas divulgados hoy redujeron más el margen de intención del voto entre ambos -Lula, 49 por ciento, y Alckmin, 38 por ciento-, lo que para expertos es "un signo total" de que habrá segunda vuelta. De ser necesaria, sería el día 29.
"Lula cae en las escuestas", Ëxpectación ante elecciones", "Lula sigue siendo favorito", "Estrategia de oposición es segunda vuelta", y "Reeleción de Lula en peligro", fueron titulares de primeras páginas y noticieros matutinos nacionales.
En los comicios funcionan 380 mil 945 centros de votación para elegir al nuevo presidente de la república, diputados federales , senadores y gobernadores, entre 16 mil 038 candidatos de 29 partidos.
En una zona de fiscalización de la convocatoria electoral, ubicada en la céntrica avenida carioca Conde de Beapendi, un delegado del PT que se identificó a Prensa Latina como Ricardo, acudió "a reclamar anormalidades" reportadas con una máquina de votar en un colegio del municipio de Flamengo. No dio detalles.
El presidente de una mesa electoral fue detenido por llegar al lugar totalmente borracho poco antes de las 08:00 de esta mañana, según trascendió.
En la credencial entregada a periodistas que cubrieron el acto de votación del jefe de Estado, en Sao Paulo, se ve una estrella, símbolo del PT, y la inscripción "Lula 2006", hecho que provocó quejas, fundamentalmente del PSDB.
Cuando Lula asumió la presidencia, en enero de 2003, la deuda brasileña ascendía a 236 mil millones de dólares, equivalentes a 46,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), y la inflación tenía niveles interanuales de 12 por ciento.
Una política definida como ortodoxa, de fuerte ahorro fiscal, permitió reducir entre 2002 y 2005 la deuda en 22 por ciento, mejorar su estructura con plazos más largos y menores tasas.
Además, disminuir los servicios sobre el PBI a 7,1 por ciento y hasta pagar 15 mil 500 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional de una sola vez, desligando a Brasil de las imposiciones del organismo.
En 2005 la deuda externa del país sumaba 185 mil millones de dólares, según datos del Banco Central de Brasil, el cual estima que a fines de este año será de 170 mil millones, y en 2007, de 163 mil millones.
Con esos logros, junto al aumento del salario mínimo y la reducción de la pobreza, Lula tiene virtualmente asegurada su residencia en el Palacio de Planalto por otros cuatro años, de acuerdo con valoraciones de su propio partido y de fuentes independientes.
Al menos dos resonantes escándalos de casos de corrupción, uno de ellos en pleno apogeo en este momento, unido a "logros sociales limitados" y la no conclusión de algunos proyectos, repercuten contra el candidato del PT y justifican -se dice- "el desencanto de la izquierda" en Brasil.
"Los pobres recibieron mucho menos de lo prometido pero más de lo que ninún gobierno destinó para ellos desde la recuperación de la democracia en 1985", dije el alto mando de esa agrupación política.
Brasil no tuvo peronismo, como Argentina. Si las lógicas, el sentido común y las cuotas de agradecimiento funcionan, la gran masa popular brasileña seguirá de nuevo a Lula.
El impacto que sobre él ejerció la propaganda política es una interrogante que se disipará a la medianoche de hoy -como en el relato de la Cenicienta-, a pesar de haber sido el presidente más votado en el mundo con 52 millones de votos en ese mismo año.