MADRID, España.-Después de haber salido de España en 1966, y de haber sido honrado con la hospitalidad tradicional de los pueblos latinoamericanos, no puedo dejar de pensar en las innumerables veces en las que los nacidos en lo que hoy se llama España, tratamos de hablar de un pasado que paso, y de acomodar un
presente a unos pensamientos particulares, sin tener en cuenta de que este
día ya no debe ser solo de los que nacieron en la península ibérica, de los
que se les llama de derechas porque creen en la Monarquía Constitucional, y
ven en su bandera un símbolo de intereses comunes; o de aquellos que ponen
su fe en una Republica, con una indefinida estructura y donde cada uno puede
ser lo que quiera ser, bajo otra bandera cuyos colores son diferentes
Que oportunidad perdida
! Seguimos sin entender que la Hispanidad ya no es
solo de España, que ya ni es el Día de la Raza de Franco, ni la descafeinada
versión del Día de Hispanidad que, como citan algunos suscita desigual
entusiasmo en diferentes regiones
No señor, como español que participo en el enorme exilio que tuvo lugar entre los años 40 y 60; como persona que experimento la calurosa acogida de unos pueblos que aun, con enormes necesidades económicas, me permitió integrarme a sus sociedades, y aprovechar las oportunidades que ofrecían y ofrecen, creo que es el momento de darle muchas gracias a este pueblo, por todas las facilidades, y hasta distinciones con la que ha tratado a aquellos que nacieron en España, sin distinción de regiones, comunidades, o países.
Debemos pedirles perdón a los dominicanos, y en general a todos los
latinoamericanos por el montón de errores que hemos cometido, no solo por
los periodos de la conquista, y el posterior periodo de conversión a nuestra
religión de una manera rígida, sino sobre todo por los abusos que cometimos
hacia los dueños de estas tierras. Paradójicamente debemos pedirles perdón
por lo que hacemos hoy tambien, por nuestra falta de humildad, porque volvemos ahora a visitar su nación como nuevos conquistadores, con el poder de las armas económicas, a proponerles nuevas formulas de llevar sus vidas, tanto en el orden social como económico, sin tomar en cuenta que la esencia de la vida, el disfrute de lo que uno tiene, el convencimiento de los valores familiares, y religiosos de este pueblo, deben servir de fuentes de estudio para los peninsulares.
Vamos a celebrar el Día de la verdadera Hispanidad, no de derechas o izquierdas, de banderas bicolor o tricolor, y circunscrito a los que ocupan el territorio de España, sino tambien el que tantos pueblos latinoamericanos de igual a igual con los peninsulares, son condueños de esa herencia, y tienen el derecho de participar en su desarrollo, y su definicion. Del compromiso de agradecimiento que tenemos con ellos de devolver, con hechos, los tesoros que nos aportaron; la hospitalidad y las oportunidades que nos dieron, y el calor con que siempre nos han recibido.
Ahora alardeamos los nacidos en España de nuestra condicion de europeos, que
no podemos definir con mucha precision, aparte del hecho de que no hay fronteras, o de que hay una moneda comun
Pero que mas hay de comun, si los
pilares que nos podian unir, por encima de la historia de sangre, costumbres
e idiomas que nos han enfrentado, los queremos borrar de nuestra historia?
Sera la siesta? El futbol? Los toros? La literatura? El horario comercial? O un simple deseo que los ciudadanos de los veinticinco paises renuncien a sus
nacionalidades "localistas", "retrÓgradas" y "passe", para aceptar ser
centralizados en esa entelequia llamada Europa?
En una España agradecida, nunca nos cuestionaríamos quienes deben ser los
inmigrantes que necesita nuestro país, jamás le preguntaríamos si tiene
medios para subsistir, o si tiene familiares que los mantengan. La primera
oportunidad tiene que ser para con la familia, cercana y lejana, con toda
Latinoamérica. Todo Estado tiene derecho a controlar la emigración, pero uno
agradecido nunca dejaría a sus familiares sin la oportunidad de disfrutar de
una oportunidad, o por lo menos de retribuir de igual manera los 500 años de
hospitalidad a andaluces, vascos, canarios, catalanes, aragoneses,
extremeños, gallegos, asturianos, cantabros, mallorquines, castellanos, etc.
Menos lecciones desde España, y más amor y comprensión a los que nos
permiten celebrar el Día de la Hispanidad, aunque no contemos con ellos, o
nos planteemos que celebramos. Hagamos más para que los millones de
latinoamericanos que ven en esta tierra el Dorado de hoy, puedan realizar
los sueños que le permitieron realizar a nuestros emigrantes.
Para terminar, quiero recalcar que he vuelto a residir en Madrid, desde hace
dos años, y nunca dudaría, ni dudo en la posibilidad de volver a la tierra
que me hizo suyo, porque soy y me siento parte de ella, de ese pedazo de
Hispanidad, que yo entiendo, respeto y admiro.
Viva el dia de la Hispanidad de todos los que lo somos
Es mas lo que nos
une, que lo que pretendemos que nos separa ¡
Alberto F. del Pino