Leonardo Conde, economista y abogado, es el responsable de escribir y leer los comentarios que a manera de editorial escuchamos antes y después de cada programa de opinión de la popular emisora Z‑101, del empresario Bienvenido Rodríguez, residente desde hace algunos años en Miami.
presentarse como un "independiente" o un "imparcial", porque sabe que sería un acto de irresponsabilidad y de ética profesional. Generalmente los "independientes" no son más que unos sinvergüenzas oportunistas. Y Conde no pertenece a esa especie.
Como no está contaminado por las posiciones partidarias, el doctor Conde no puede darse el lujo de ser implacable con todos. Además, sus juicios tienen que estar acorde con los intereses del dueño de la emisora. Se supone que así debe ser, porque como bien han establecido los teóricos, los "medios de comunicación juegan el papel que le asignan sus dueños". Aquí y en todas partes del mundo, incluyendo en los países socialistas. El comentario de la Z‑101 del pasado lunes, me pareció tan certero, tan cierto, que lo reproduzco con mucho agrado porque comparto plenamente cada palabra. El título es "La Crisis Gerencial del Estado Dominicano":
"La empresa más grande de la media isla que habitamos es el Estado Dominicano.
Aunque la empresa le pertenece en principio a la ciudadanía, históricamente ha sido dirigida por gobernantes que han obrado como si hubiera sido exclusivamente suya.
No sabemos si éste es el caso del actual gobernante y de los ejecutivos que escogió para ayudarlo a manejar la empresa".
"Pero lo que sí resulta harto evidente, es que, en la actualidad, la empresa atraviesa por una seria crisis gerencial".
"Hace meses que la ciudadanía ha estado sufriendo diferentes problemas a los que el gerente de la empresa, el Jefe del Estado, ni les encuentra nuevas soluciones ni les aplica las soluciones conocidas que él prometió adoptar. Entre esos problemas, se encuentran algunos como el de la energía eléctrica, la educación, el agua potable y el gasto público, que se han agravado considerablemente durante su gerencia".
"Recientemente, el gerente de la empresa se vio en serios apuros por su práctica muy cuestionable de firmar o autorizar a firmar contratos que, luego de someter a la aprobación del Consejo de Directores de la empresa ‑el Congreso Nacional‑, tiene que retirar cuando se le enrostra públicamente las manifiestas irregularidades en esos contratos. Esto no sucedió con uno o dos contratos, sino con nada menos de cinco contratos que involucraban enormes sumas de dinero y graves compromisos sobre asuntos muy diferentes en un período relativamente corto".
"La semana pasada se puso de relieve otra manifestación de la crisis gerencial por la que atraviesa el Estado Dominicano. Esta fue la escasez de combustibles que amenaza con paralizar las actividades económicas del país y que, a pesar de su gravedad, aún no ha sido resuelta, puesto que a la escasez de gasolina se ha sumado ahora la de gasoil y gas.
Y, como es típico de las crisis gerenciales, la reacción a la escasez de combustibles ha sido igual a la de la mayoría de los demás problemas que el gerente de la empresa ha debido encarar. No se ofrecen explicaciones satisfactorias, ni se establecen responsabilidades, ni se imponen sanciones; el gerente simplemente espera el próximo avión para participar en una de sus tantas reuniones en el extranjero o nos habla de reformas que no tienen nada que ver con los problemas apremiantes que hemos estado padeciendo y él está llamado a atender".
Pocas veces tiene uno la oportunidad de leer o escuchar posiciones tan claras y oportunas.
La falta de gerencia, digo yo, está vinculada a la corrupción en una proporción tan grande que se confunden. A lo mejor la incapacidad gerencial no sea tal. A lo mejor es una excusa. Porque no es posible tanta torpeza, tanta ignorancia de gente que durante más de 23 años le predicó al pueblo que tan pronto llegara al poder resolvería todos los males de la nación. ¿Y qué ha pasado? Lejos de resolver los grandes y graves problemas nacionales, se han agravado enormemente. Lejos de defender y garantizar el interés nacional, han vendido a precio vil las empresas estatales después de haberlas hundido más de lo inimaginable.
Y ahora los genios del gobierno, con el presidente de la República a la cabeza, quieren que nos aboquemos a la discusión de una nueva reforma Constitucional. Como si ése fuera el problema fundamental, y no la falta de energía eléctrica, de agua potable, de empleos, de alimentación, de ecuación y salud. El problema haitiano, digo yo, es más trascendente que la reforma constitucional. Otro punto es el déficit cuasi fiscal del Banco Central, el déficit del gobierno que este año será de unos 23 mil millones de pesos. Este país tiene demasiados problemas para abocarse a discutir otra maldita reforma constitucional. ¡Digo yo!