Las bocinas del gobierno, tan gordas, tan mimosas, tan bien sustentadas, tan protegidas y bien pagadas, se han dividido en dos bloques o tendencias: el primer grupo apoya la reelección del presidente Leonel Fernández, mientras que el segundo grupo se opone porque entiende que el candidato del PLD para las elecciones del 2008 debe ser Danilo Medina, quien, según versiones, anunciará sus aspiraciones en enero próximo y renunciará al cargo de secretario de la Presidencia. El gobierno controla, a través de la publicidad y la payola, muchos medios, incluyendo los intervenidos del Baninter, emisoras, cables, canales de televisión y periódicos.
Ningún gobierno anterior había tenido en sus manos tantos medios, ni tantos periodistas a su favor.
Las bocinas han recibido, en dos años de gobierno, más de diez mil millones de pesos. Para justificar tal inversión, las instituciones del Estado han sido dotadas de una imagen corporativa, como si fueran negocios personales ubicados en un enorme "mall" de la Quinta Avenida de Nueva York o de la 27 de Febrero. Cada secretaría de Estado es una isla de poder. El Estado no es una estructural global, con un dueño que es el pueblo, y un gerente que es el presidente de la República.
En este gobierno los funcionarios tienen sus propias políticas, sus negocios. Manejan sus leyes, sus finanzas.
Cada secretaría tiene su propia campaña publicitaria, su periódico o boletín informativo, sus bocinas para que los promuevan como los mejores vendedores, los que más barato venden, los que tienen buenos especiales, los megaministros que "resuelven", los mejores, los merecedores de elogios, los que pagan la cuenta, los que hacen regalos millonarios.
La división de las bocinas es la división del partido y del gobierno. Es la división de los intereses, de los negocios personales que la impunidad política y social protege. La inversión publicitaria del gobierno es bochornosa, vergonzante. Pero la mayoría de los medios y una parte de los "líderes" de opinión callan porque son los grandes beneficiarios.
Un país que se cae a pedazos, con más de 6 millones de pobres, sin energía y sin agua potable, sin asistencia médica, sin viviendas, sin educación, con un déficit fiscal que supera los 20 mil millones y un déficit cuasifiscal que ronda los 180 mil millones de pesos, se da el lujo de gastar más de diez mil millones de pesos en publicidad y payola, y más de 5 mil millones en la compra de dirigentes opositores, sin que pase nada, es un país en disolución ética y moral.
Las bocinas leonelistas y danilistas se encuentran enfrentadas en estos momentos en la radio y la televisión.
Los danilistas pierden de vista que el jefe de la administración pública no es su jefe, sino el presidente de la República, según establece la Constitución.
El poder es para poder. El presidente de la República maneja demasiados recursos que no dudará en ponerlos a sus servicios, como hizo recientemente para obtener mayoría en el Congreso y los Ayuntamientos.
Para el presidente, el fin justifica los medios. Cuando llegue el caso enfrentará a Danilo Medina con todos los recursos disponibles. Si busca reelegirse, nada ni nadie en el PLD lo detendrá. De hecho ya da pasos en esa dirección.
El secretario de la Presidencia cree tener la fuerza para imponerse. Y de momento parece tenerlas. Pero sólo de momento. Habría que ver si la correlación de fuerzas internas y externas les es favorables durante el primer trimestre del año que viene cuando todos los analistas consideran que la crisis se agudizará, poniendo en juego la gobernabilidad. Si es así, es posible que el presidente Fernández otra vez deje el campo abierto a Danilo Medina para que vuelva a perder. De lo contrario, buscará la reelección.
Y en cuanto a las bocinas de Danilo, no olvidemos que "peso mató a menudo y que morocota se alzó con tó". Hay bocinas que "facturan" más de un millón de pesos mensuales en programas y en asesorías fantasmas. Y que el que paga es Leonel, no Danilo. De todos modos, el pleito de las bocinas es el de Leonel y Danilo. ¡No se vaya nadie, que esto, se pone bueno!